Capítulo 4

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La mañana era fría, las corrientes de aire que despeinaban el cabello de Langa  lo que le traía algunos recuerdos sobre el snowboard, todas esas veces que salía con su padre a practicar y el día en que lo perdió para siempre, entonces de dio cuenta de que las personas que le han traído felicidad también se la han quitado al irse, si bien Reki seguía con él pero ¿Por cuánto tiempo más? Podrían ser meses, semanas, días o en el peor de los casos sería cuestión de horas, al paso que iba la enfermedad del pelirrojo sabía no tardaría mucho. Reki había perdido la sensibilidad en las piernas hacia ya una semana, Langa ahora pasaba más tiempo en el hospital que en casa, lo cual preocupaba a su madre, el hecho de que comenzaba a desatender sus deberes solo por estar al lado de su amigo, sin embargo lo comprendía, después de todo Langa no tenía más amigos.

Miya, por su parte, también se había vuelto más apegado a Reki de lo que ya era, había comenzado a llevar a su nuevo amigo con él, Takashi al ver a Reki no sabía como reaccionar, sin embargo lo ocultó con su expresión neutral, el chico castaño se había convertido en el apoyo de Chinen, muchas veces lo había visto llorar en los sanitarios de la escuela, hasta que un día se animó a hablarle, desde entonces se hicieron cada vez más cercanos. Sin embargo... Reki sentía que su vida se apagaba poco a poco, cuando fue internado en el hospital entró en depresión y ahora que ya no podría mover sus piernas todo empeoró, cada vez la luz de sus ojos se apagaba, no se le había visto sonreír en mucho tiempo, era verdaderamente preocupante especialmente para sus padres. 

Langa llegó al hospital después de clases, saludó a las enfermeras en la recepción del hospital y entró al elevador, cuando estaba por entrar a la habitación del pelirrojo se topó con una de las enfermeras.

-No está en condiciones - dijo la joven mujer, Langa clavó la mirada en el suelo.

-¿Qué sucede? no ha querido recibirme desde hace tres días.

-Es complicado para él ¿Sabes? 

-Lo entiendo pero... 

-No insistas, él necesita tiempo. - Tiempo... Tiempo era lo que menos les quedaba, quería ser positivo y pensar que todo estaría bien, pero en su interior sabía que no era verdad,en realidad Reki iba a morir y él volvería a estar solo, se sentía egoísta al pedir que se quedara con él, aún sabiendo el sufrimiento que Reki estaba soportando.

-Bien... Aún así me quedaré aquí.

-Como gustes, solo no hagas que se altere - la enfermera se retiró mientras Langa se sentaba en uno de los asientos de aquel frío pasillo. Lo meditó demasiado cuando miraba fijamente la puerta blanca frente a él, debía hablar con Reki, necesitaba hacerlo. Se levantó sin darle tantas vueltas al asunto, abrió la puerta y su mirada se posó sobre la figura de su amigo, se veía más demacrado que en los días anteriores, era cada vez más flaco y las ojeras también eran más notorias. Se acercó tratando de no hacer tanto ruido ya que el pelirrojo mantenía los ojos cerrados.

-¿Por qué estás aquí? - preguntó Reki sin abrir los ojos.

-Quería verte, me has estado ignorando...

-No tienes que seguir sintiendo lástima por mí, puedes dejar de venir, Langa, debes vivir tu vida al máximo como cualquier chico de nuestra edad lo haría - hablaba pausadamente.

-Reki yo no estoy aquí por lástima, en verdad te aprecio demasiado... Quiero estar contigo.

-¡¿Qué harás el día en el que yo me vaya?! ¡No puedes estar atado a mí por toda la vida!- de nuevo vio caer las lágrimas del pelirrojo, se acercó para secarlas, Reki no se movió, ni siquiera impidió que Langa se acercara, se quería obligar a reprimir sus sentimientos hasta el final pero sabía que era imposible. Langa se sentó en el borde de la camilla y lo abrazó, entonces el silenciosos llanto del pelirrojo hizo que sus lágrimas mojaran la camisa del más alto. - Lo siento Langa... Es solo que... Estoy asustado... No quiero morir... - el nudo en la garganta de Langa se hizo aún más grande casi cortando su respiración, lágrimas contenidas que comenzaron a recorrer sus mejillas y abrazó aún con más fuerza al chico entre sus brazos, como si al soltarlo se fuera a desvanecer en el aire.

-Reki... Ahora mismo tú lo eres todo para mí... Tal vez no nos conocimos en las mejores circunstancias, pero eres una persona especial... No te dejaría solo aún si me lo pidieras, aún si me pusieras una orden de restricción no me alejaría de ti, eres mi único amigo... Eres más que eso, siento que eres mi otra mitad... Es decir, de todas las persona que he conocido en mi vida solo contigo me siento completo.

-En verdad... Lamento no poder quedarme por tanto tiempo... Me hubiera gustado poder pasar más momentos contigo y me avergüenza que la mayoría de tus recuerdos sobre mi tengan lugar en una desolada habitación de hospital.

-Al menos tendré recuerdos de ti y no me importa si son en un hospital, en la escuela, en la calle, los atesoraré el resto de mi vida, te lo prometo Reki. - Lo mantuvo entre sus brazos por un largo tiempo, hasta que los ojos del pelirrojo cedieron ante el cansancio. Langa dejó un beso en la coronilla del chico y lo acomodó con cuidado en la camilla. - Tengo que irme Reki... - susurró y salió de la habitación.

Recorrió los pasillos del hospital hasta volver a la sala de espera principal, se despidió de las enfermeras con las que se topó, tomó su bicicleta y se dirigió a casa, donde solo recogió su patineta y se dirigió a "S" su contrincante de esta noche al parecer era fuerte, sabía que se ponía en peligro pero quería ganar por Reki, quería hacerlo feliz y tenía que lograrlo lo antes posible.

Al llegar se encontró con Miya, Takashi, Cherry y Joe que lo esperaban todos con un semblante preocupado.

-Suerte Langa, estás en la recta final - Dijo Cherry abrazándolo.

-Tienes que ganarle al idiota de Adam, sé que tú puedes - Animó Joe.

-Si ves que es demasiado peligroso no sigas, ese cerdo no tiene consideración... 

Chinen!- regañó Cherry.

-Lo siento, pero solo decía la verdad, Langa no te pongas en peligro, hazlo por Reki...

Daré lo mejor por ti... 

Quiero que seas feliz aún si son tus últimos días...

|SOULMATES| RengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora