Capítulo 3

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-¿Qué harías tú si estuvieras muriendo? - preguntó el pelirrojo a su amigo que apenas tomaba asiento a su lado.

-No lo sé, nunca lo he pensado... Pero creo que haría todo lo que he querido hacer. - Langa despegó su mirada del cielo estrellado para dirigirla al chico junto a él. - ¿Por qué lo preguntas?

-Solo tenía curiosidad...  - ninguno volvió a hablar por un buen rato, los ojos de Langa estaban llenos de tristeza mirando las incontables estrellas del cielo, mientras Reki miraba con nostalgia la patineta de Langa, le había hecho varios ajustes, antes era roja, ahora es azul con unos soportes para que el chico pudiera estar más cómodo y seguro de alguna manera mientras patinaba. Esa patineta que lo estuvo acompañando desde el principio terminó en manos de un chico especial, Langa Hasegawa, no era la persona más parlanchina del mundo, tampoco la más carismática, pero para Reki era la única persona que podría cumplir sus últimos deseos.

-Escuché que hay personas que tienen un alma gemela, ¿Crees que eso es posible?

-Supongo... Aunque no me agradaría estar enlazado con alguien que no sea de mi agrado.

-Yo digo que para ser almas gemelas los sentimientos deben ser recíprocos, ¿No lo crees?

-Tienes razón - Reki sonrió un poco apenado, pero con la tristeza persistente en su rostro y su voz.

-Mi madre me contó sobre eso... Sus padres decían que desde hace muchos años han existido personas con almas divididas, se les llama almas gemelas o divididas por que cuando se encuentran encajan perfectamente, sin necesidad de ser forzados. No importa si son el mismo sexo, si son almas gemelas estarán juntos hasta la muerte.

-Espero que tengas suerte encontrando la tuya...

-Reki, ¿Y si tú fueras esa persona?

-Eso sería imposible, no hay manera en la que una persona que se está muriendo sea alma gemela de otra que tiene una larga vida por delante ¿Lo entiendes?

-Solo pregunté, no afirme que lo fueras.

-Lo siento...

-No te preocupes - el silencio se hizo incómodo, Reki miraba hacia un punto perdido, mientras Langa lo miraba de reojo cada cierto tiempo. - Oye Reki... - el pelirrojo lo miró, su cara seria, sus ojos llenos de apatía con esas ojeras debajo hacían que Langa tuviera un impulso por querer protegerlo, sentía que si lo dejaba solo Reki desaparecería. El de ojos azules tomó el mentón de Reki suavemente y pasó su pulgar sobre los labios del contrario, Reki abrió los ojos y miró a Langa sorprendido sin poder pronunciar palabra alguna, Langa acortó la distancia entre ambos y lentamente sus labios se posaron sobre los de su amigo, los inexpertos labios de Reki apenas se movieron intentando seguir aquel suave e inocente beso; si bien no tardaron tanto en separarse cuando lo hicieron Langa lo abrazó.

-Langa... - susurró Reki al escuchar un sollozo de parte del más alto.

-Aún si no fueras tú... Me quedaría contigo el resto de mi vida... 

-¿Sabes? Yo pronto me iré... Así que solo debes quedarte a mi lado hasta el día en el que suceda lo inevitable.

-¿Por qué Reki? ¿Por qué hablas de tu muerte como si nada?

-Porque es algo que no puedo evitar, ni tú, ni yo, ni nadie puede evitarlo; al principio recé a cada dios pero ninguno me escuchó, tal vez porque no existen... Sé que tendrás una buena vida después de mí, sólo seré una pequeña parte de ella,  espero que conserves estos recuerdos por mucho tiempo.

-Lo haré, te recordaré siempre, es una promesa - Langa lo abrazó aún más fuerte, Reki no contuvo más sus lágrimas dejándolas caer sobre el suéter azul de su amigo. 

La gélida brisa de esa noche acarició la piel de ambos chicos,  después de unos minutos volvieron al hospital, de camino a la habitación de Reki, Langa se dio cuenta que algo lo molestaba, el olor a desinfectante impregnado en el aire, los sollozos de personas que perdían a sus familiares, era lo mismo desde que Reki había sido internado de manera definitiva, le molestaba, sabía que en algún momento él también estaría en el lugar de esas personas, pero mientras no sucediera estaría al lado de Reki y cumpliría sus deseos. El pelirrojo no tenía tantas fuerzas como para caminar por su cuenta, parecía como si el tratamiento estuviera haciendo que el cáncer se esparciera con más rápidez. Langa siguió empujando la silla de ruedas hasta llegar a la habitación de Reki.

-Mañana tienes una carrera contra Cherry en "S" ¿Cierto? - preguntó Reki sentado en la camilla.

-Sí, Miya lo grabará para ti.

-Me gustaría poder ir a verte, aún si no estoy ahí contigo debes dar lo mejor.

-Lo haré - respondió el oji-azul tomando la mano de su amigo. 

Reki acercó su rostro al de Langa y lo tomó entre sus manos, besó los labios de su amigo con suavidad, Langa poco a poco tomó el control sobre ese beso, subió a la cama quedando sobre el cuerpo del pelirrojo tratando de no aplastarlo, la lengua de Langa se abrió paso en la cavidad del chico debajo suyo, el beso que Reki había comenzado suave ahora era la concentración del deseo, ¿Amor? era posible y más que nada era el sello para su promesa. Langa se separó con lentitud, mientras miraba como las lágrimas de Reki resbalaban por sus pálidas mejillas, él se apartó sentándose a un lado del oji-ámbar, secó sus lágrimas con sus dedos y lo ayudó a acomodar la cánula que le ayudaba a respirar. - ¿Estás bien, Reki? - preguntó cuando el susodicho cerró sus ojos.

-Si, solo estoy un poco cansado. - Langa se levantó y ayudó a Reki para que se recostara.

-Debo irme - se despidió, pero su amigo tomó su mano.

-Quédate, al menos hasta que me duerma... - en el tiempo que Reki llevaba internado nunca le había pedido que se quedara, aún así no preguntó la razón, solo asintió y se recostó a su lado, pasó su brazo debajo del cuello de Reki haciendo que este se acomodara pegándose a su pecho.

-Buenas noches, Reki -  Langa acarició el suave cabello de Reki.

-Buenas noches, Langa...

"Estoy seguro que eres tú mi alma gemela"

|SOULMATES| RengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora