あ 𝐀𝗣𝗛𝗢𝗡𝗜𝗔 ! ՞ ˖࣪
❛ I can't 𝘥𝘳𝘰𝘸𝘯 my demons, they know how to 𝘴𝘸𝘪𝘮 ❜
11 de febrero de 2014, 4:30 PM, Unidad 0-03, Fuerza Quds.
Se reporta la muerte del soldado identificado bajo el numeral 012587, Isak Thair, quien contribuyó a la vic...
Luego de un par de semanas que resultaron relativamente tranquilas en el instituto, “tranquilas” dentro de lo que entra en el margen de la vida de un hechicero, las cosas retomaron su curso natural con pequeñas misiones, clases y entrenamientos a lo largo del día. Isak algunas veces se encontraba a Gojo con sus estudiantes en uno de los salones, más que nada cuando debía ir a ver a Yaga con respecto a una misión o cuando regresaba de una, otras veces se juntaban a comer la merienda o entrenaban, aunque lo último se debía en su mayoría al hecho de que Satoru se escapaba luego de dejar a su pequeño trío bajo el cuidado del moreno.
En realidad, no podía quejarse. Los días habían sido cortos y las semanas tachadas en el calendario parecían aumentar más rápido de lo que le habría gustado admitir, adaptarse a ciertas cosas seguía siendo un proceso complicado y el encontrarse maldiciones más fuertes que él todavía lo dejaba helado, pero siempre iba en compañía de alguien, incluso aunque fuese Ijichi desde atrás de la cortina. Había hecho también un par de dibujos adicionales en su cuaderno, desde pequeños detalles como partes del cuerpo o cosas que veía desde el auto cuando iba en camino a sus misiones, y en los momentos en que sus propios sentimientos resultaban confusos, se refugiaba en repasar los bocetos terminados del inicio con el bolígrafo de tinta, sumiéndose en un estado de calma que lo ayudara a lidiar con el vacío que a veces se instalaba dentro de su pecho.
Para ese día, al igual que los demás, se levantó sobre las siete con treinta y se dio una ducha para no volver a quedarse dormido apenas colocó los pies en el suelo. Chaqueta, pantalones, botas y pasamontaña listos para la ocupación diaria, la pequeña mochila con su cuaderno, un lápiz, una goma y las cuatro latas de café que compró en las máquinas expendedoras, la quinta en su mano y llegando a sus labios de vez en cuando mientras caminaba con dirección a encontrarse con Ijichi para empezar sus labores. Se desvió un poco en camino a los salones donde Gojo siempre dictaba clases, y tomó el celular antes de asomarse por la puerta entreabierta.