Cuando las hermanas volvieron a visitar a Taehyung, estas le dijeron que ese apuesto joven que él tenía por esposo no era más que un engaño. Ellas decían creer que su esposo era el monstruo repugnante que el oráculo había descrito, que esa era la razón por la cual no se dejaba ver y que esperaba tener un hijo con él para luego devorarlo.
-¡Es la verdad, Taehyung! ¿Por qué te niegas a creerlo? -espetó Irene con molestia.
-Porque es mi esposo. Él jamás me mentiría y tampoco es ese horrible ser del que hablan -defendió él con molestia. Le irritaba que sus hermanas aún tuviesen esa idea hacia su amado.
-¿Acaso lo viste? -habló esta vez Seulgi.
-No, pero lo siento. Yo sé que mi esposo no es esa criatura. Puedo sentir su calor, su cuerpo, su amor... lo siento en mi corazón.
-¡Tonterías! -exclamó Irene molesta-. La serpiente es astuta y tú eres un pobre ingenuo de quien él se aprovecha. Si tanto te ama, ¿por qué no te deja verlo? ¿Qué es eso que impide que puedas apreciarlo?
Taehyung mordió ligeramente su labio inferior, mirando sus manos unidad sobre sus piernas. Él también se había planteado esa pregunta miles de veces, pero aún no ha recibido una respuesta a su incógnita.
-No lo sé... pero debe haber una razón válida para ello. -Levantó el rostro, mirando con seriedad a sus hermanas.- No voy a dudar de mi esposo.
-Taehyung, entiende que lo hacemos por tu bien -dijo Seulgi sentándose a su lado, tomando una de sus manos, que al lado de las suyas eran mucho más varoniles, pero sin dejar de ser delicadas-. No queremos perderte y tu esposo no es de fiar. Ni nuestros padres ni nosotras lo conocemos, y por lo visto él no tiene intensiones de ello tampoco. Te amamos, hermano, pero tu felicidad puede ser una simple ilusión creada por un mounstruo horrendo.
-Por todos los dioses, Taehyung, entiende que tu corazón está siendo engañado -agregó Irene sentándose del otro lado.
Taehyung las miró en silencio. La duda se había encarnado tan adentro en su ser que ya no sabía qué pensar. Él amaba a su esposo, él sabía que todo lo que sentía era real. Todo lo que había vivido hasta ese momento era real y genuino.
Pero... ¿y sus hermanas tenían razón?
Nunca lo había visto. No sabía cómo era. Su cabello, su piel, su rostro... podía sentirlos con claridad, más no verlo. Quizá podría ser ese monstruo que el oráculo había descrito. Quizá esa era su apariencia para engañarlo.
-Tal vez... tal vez tengan razón... -dijo con pesar el menor de los tres, mirando con tristeza sus manos. Las hermanas compartieron miradas cómplices y una malévola sonrisa adornando sus labios.
Las hermanas, finalmente, lo convencieron de creer los planes de su esposo, y que en la noche cuando él viniera a visitarlo como era de costumbre, debía llevar una vela para verle el rostro y le cortara la cabeza. Ellas habían preparado ya una daga de plata que le entregaron y tristemente Kim aceptó.
En la oscuridad de la noche, mientras Jungkook dormía, Taehyung se deslizaba de la cama y se apoderaba de la vela más cercana y de la daga que había escondido con anticipación lejos de su habitación, en los pasillos del palacio una débil luz de una vela se movía lentamente. De regreso a la cama, Taehyung levantó lentamente la vela sobre el rostro de Jungkook, y descubrió el resplandeciente y ruboroso rostro del hijo de Hyuna, parecía que hasta luz de vela era opacada por el brillo de su amado.
¡Oh, su corazón sintió un profundo alivio y el más sublime éxtasis! La luz no le hizo ver un monstruo, sino la más bella de las criaturas. Taehyung se hincó de rodillas y si el cuchillo no hubiera caído de sus manos temblorosas lo habría clavado en el propio pecho. Pero mientras se hallaba reclinado sobre él, contemplando tan gran belleza, una gota de cera cayó de la vela en la espalda de aquel bello joven. El dios se despertó sobresaltado, vio la luz y luego a Taehyung, junto a la daga que momentos antes estaba entre sus manos.
-Amor mío, ¿tenías miedo que fuera un monstruo horrible? -indagó el dios con gran pesar, pues su amado había faltado a su promesa-. No puede haber amor si no hay confianza. Me haz traicionado. Jamás volveré a ti.
El dios desplegó sus alas y se marchó antes de que Taehyung pudiese acotar algo en su defensa. En medio de la soledad de la fría noche, deseó morir. Se lamentó entre amargo llanto el no haber confiado en su esposo.
-El dios del amor -se dijo él a sí mismo-, era mi esposo, y yo, miserable, no tuve fe en su palabra -se lamentó con gran tristeza-. ¿Se ha marchado para siempre? -Pesó con temor.- De todas maneras puedo pasar el resto de mi vida buscándolo. Si él no quiere ya amarme, yo sabré demostrarle mi amor.
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El Amor y el Alma •ᴷᵒᵒᵏᵛ•
FanfictionDicen que el amor puede sobrevivir a cualquier prueba si este es verdadero, pero nunca nadie se imaginó que alguien lo tomase de una forma tan literal. Taehyung es puesto a prueba luego de cometer un gran error, el cual fue quebrantar una de las reg...