Capítulo 3

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Los días pasaban con rapidez y Taehyung sentía que cada noche se enamoraba aún más de su desconocido esposo. Sí, no podía verlo, pero podía sentirlo y escucharlo, su sola presencia lo hacia sentir tranquilo y muy cálido. Ya se estaba acostumbrando a esa extraña relación suya con su esposo, aun que aún le daba curiosidad de cómo era su rostro.

A pesar de la curiosidad, el príncipe intentaba ignorar aquello y disfrutar de su nueva vida. Cuando Jungkook no se encontraba en la casa, Taehyung se la pasaba leyendo, dibujando o dando paseos por el jardín de la hermosa casa que poseía. Era algo aburrido y solitario, pero era recompensado en las noches que pasaba en los brazos de su amado.

Eran cerca de las ocho de la noche, Taehyung se encontraba dándose un baño. Nunca podría cansarse de decir que las duchas en ese lujoso baño eran los mejores que pudo haber tenido en sus años de vida. Como era de costumbre, al acabar de bañarse salió de debajo del agua, secó su cuerpo y cabello para luego envolver su anatomía con una de las batas.

Salió del baño, el cual se encontraba dentro de su recamara, y se acercó al armario para buscar la ropa que utilizaría para dormir. Al estar oscureciendo, no le quedaba más que esperar a la llegada de su esposo. Tan concentrado estaba en su labor que fue muy fácil para Jungkook entrar sin ser descubierto.

Con cautela Jungkook se acercó con pasos sigilosos al bello príncipe que no había notado aún su presencia. Con una de sus manos cubrió los ojos de su esposo, causando que este pegara un pequeño salto en su lugar por el susto, mientras su otro brazo rodeo la esbelta cintura del castaño. Taehyung sonrió ligeramente al sentir el abrazo de su amado.

-Te demoraste en llegar hoy -comentó el castaño posando sus manos sobre la del contrario.

-Lo siento, querido. Me entretuve allá fuera que perdí la noción del tiempo -dijo Jungkook para luego dejar pequeños besos en el cuello del contrario.

Taehyung ladeó ligeramente su cabeza, recibiendo gustoso los besos del dios. Jungkook retiró su brazo de la cintura del príncipe y la estiró para alcanzar uno de los pañuelos que Taehyung usaba al rededor de su cuello. Lo tomó y reemplazó su mano con la tela, cubriendo los ojos de Tae. Cuando la tela estuvo bien atada, hizo que se volteara para así poder dejar un pequeño beso en sus suaves labios, haciendo sonreír a Taehyung.

Kim posó sus dedos en las mejillas de Jungkook, sintiendo la suavidad de su piel. Acercó su rostro al contrario y plantó otro beso en los labios de su amado. Sus belfos se movían con lentitud, un suave roce entre los dos, un toque tan delicado y dulce, un beso lleno del más puro e inocente sentimiento.

Al separarse del beso, Jungkook juntó sus frentes y cerró los ojos, disfrutando del momento. Por otro lado, Taehyung bajó sus manos los hombros de su esposo, no queriendo separarse de él en ese momento.

-Querido -llamó Taehyung con un tono de voz suave-, ¿cuándo podrás decirme tu nombre? No sé cómo puedo llamarte.

-No puedo revelar mi nombre -contestó Jungkook abriendo sus ojos. Taehyung abultó sus labios en un adorable puchero-. No hagas eso, es trampa.

-Pero quiero saber tu nombre -reclamó cruzándose de brazos-. Es injusto que no lo sepa. Soy tu esposo.

-Lo sé, cariño, pero es algo... difícil de cumplir.

-¿Por qué?

Jungkook se quedó callado, no sabía qué responder. Él sabía que si revelaba su nombre Taehyung sabría su verdadera identidad, pues su nombre era reconocido a nivel mundial al ser un dios. Tenía miedo de que al revelar su nombre, su curiosidad aumentara y quebrantara su ruego de no verlo para descubrir si realmente era ese dios o no.

Por otra parte, Taehyung se sentía más frustrado que antes. Estaba bien con solo desconocer su apariencia, pero el que ni siquiera pudiera saber su nombre era más molesto aún. ¿Qué tanto debía esconder? ¿Por qué estaba prohibido? ¿Por qué había aceptado el ser esposo de alguien a quien desconocía completamente? No lo entendía, pero tampoco quería alejarse. Era extraño, no lo iba a negar, pero no podía evitarlo. Cada vez que estaba con aquel desconocido sentía ese algo que lo hacia querer quedarse a su lado.

Soltando un suspiro y al no recibir una respuesta, Taehyung se alejó de Jungkook y se volteó para tomar su ropa. Aún se encontraba con la bata puesta sin nada abajo.

-Ya regreso -avisó el castaño con un tono de voz bajo. Comenzó a caminar, rozando sus dedos en la pared y así saber hacia donde iba.

Cuando Taehyung entró al baño dejando solo a Jungkook, este soltó un ligero suspiro. Se sentía molesto por la reacción de su esposo, pero también lo entendía. Para los humanos era algo importante conocer bien a su pareja antes de ser su cónyuge, al menos para la mayoría así era, menos para esos padres que arreglaban matrimonios para unificar sus tierras.

Jungkook se acercó a la cama y se recostó en ella, queriendo descansar por un momento. Contemplando el techo de la habitación, tenuemente iluminada por las velas, comenzó a pensar alguna forma de disculparse con su esposo. No era muy común, por favor, ¡era un dios! Él jamás se disculpaba por nada.

Minutos después, Taehyung salió del baño ya vestido y se acercó a la cama para luego acostarse en ella, dándole la espalda a Jungkook.

-Buenas noches -dijo Taehyung en voz baja.

Jungkook suspiró ligeramente mirando al castaño. Se acercó a él y lo abrazó por la cintura.

-Cariño, no te enojes por favor -suplicó Jungkook con tono suave de voz-. ¿Sabes? No puedo decirte mi verdadero nombre, pero puedes llamarme Kookie.

-¿Kookie? -repitió el castaño algo extrañado.

-Sí. Así me llama mi madre y unos amigos.

-Supongo... que es un avance.

El azabache soltó una pequeña risita al oírlo e hizo que se volteara. Nuevamente compartieron otro beso lleno de amor, tan suave y dulce como todos aquellos que compartieron. Se separaron ligeramente y Jungkook acarició la mejilla de su hermoso esposo con total suavidad.

-Te amo, Taehyung -susurró el dios contra los labios ajenos.

-Te amo, Kookie. -Sonrió levemente al igual que el nombrado.




El Amor y el Alma •ᴷᵒᵒᵏᵛ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora