Capítulo 1: Lejos de casa

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La vegetación estaba presente alrededor de un claro del bosque, flora que consistía en arbustos de bayas y/o árboles frutales, manzanos y naranjos, algunos de limones y duraznos, aunque lo curioso era que las cuatro especies de árboles estaban presentes y formaban un pequeño recinto teniendo en cuenta que se formaron en relativa cercanía, demasiada para ser coincidencia.

Parecía que los arboles fueron plantados y cultivados por alguien más, algo que parecía tener sentido teniendo en cuenta que había una serie de construcciones alrededor de la vegetación.

Cerca de los árboles frutales una especie de estante hecho de ramas y madera donde diversas herramientas se hallaban, dichas herramientas siendo primitivas teniendo en cuenta que era de madera y piedra.

Las herramientas consistían en una pala hecha totalmente de madera, un martillo con filo de hacha que tenía un mango de madera con la hoja de piedra la cual estaba sujetada y afirmada por tendones como cuerdas, un azadón de madera y piedra que era sujetado por ramas y hojas que actuaban como cuerdas y por ultimo una lanza de piedra afilada que también utilizaba como cuerda el tendón de los animales.

Al lado del estante una pared de plantas se hallaba un curioso refugio se hallaba, casi parecía ser un tipi indio pero estaba cubierto con vegetación natural además de que su entrada era pequeña y la abertura en el techo era un poco más grande de lo normal, si se viera el interior también se podría ver cómo era un refugio subterráneo, en el centro habiendo una fogata.

Era de noche y las llamas ofrecían calor al único ocupante del "tipi", este estando abrigado con una gran piel de oso que era sencillamente enorme, incluso para un adolescente como él.

Era un joven tal vez comenzaba la adultez, seguramente dieciocho años con cabello rubio dorado en un estilo largo y despeinado, sus hebras llegándole hasta los omoplatos, ojos azules brillantes que observaban las llamas con cierto grado aburrimiento, piel con un bronceado natural pero su rasgo distintivo y sin duda único eran las tres marcas que llevaba en cada mejilla.

Bajo la piel de oso, la ropa que llevaba consistía en una túnica de piel marrón que mostraba parte de su pecho y cuyos bordes llegaban hasta las rodillas, parecía que la prenda fue hecha a través de las pieles de animales y en su muslo había una bolsa atada, una pequeña bolsa que no fue hecha por las manos del rubio.

Estando sentado en la tierra, el joven rubio llevaba algo curioso en su mano derecha, era especial porque el objeto sostenido por su mano no primitivo ni hecho por rocas y madera, su brillo metálico revelaba que era una herramienta avanzada.

Era un pequeño cuchillo aunque extraño, siendo enteramente metálico con un agujero en el extremo además de ser un arma de doble filo para cortar y punta para apuñalar.

Con su cuchillo en mano, el joven dibujaba en el suelo, sus orbes cerúleo permaneciendo en las llamas, su mirada posándose leves segundos en una roca de buen tamaño que estaba alejada de su lado, parecía ser destinada para usarse de asiento, sin embargo en su sólida superficie la piedra tenía unas líneas dibujadas, siendo siete líneas tachadas, bajo estas otras siete que estaban tachadas y continuando abajo con cinco líneas, una especie de conteo de semanas.

Un suave suspiro escapo de la boca del adolescente, este levantándose para caminar unos pasos dentro de su tienda, llegando a la salida para mirar por la oscuridad de la noche, afilando sus ojos en un intento de ver más lejos.

No había nada, ni animales ni vida, solo noche tranquila y apacible que demostraba que no habría mucho ruido o algo que despertara a los seres durmientes.

Volviendo frente a la fogata, el rubio de ojos azules continúo dibujando en el suelo con la punta de su cuchillo, lo que estaba dibujando pareciendo ser una serie de líneas conectadas que daban como resultado un extraño dibujo, tal vez podrían ser palabras en un extraño idioma.

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