_Tus valores son los que te hacen la persona más preciada por los demás, no el dinero, hijo mío, ¡¿sabes?!, nunca dejes que los demás te hagan sentir menos por lo que eres, cuáles son tus raíces, y tampoco por tus recursos, lo importante es que le demuestres al mundo que el dinero no compra la felicidad, el dinero no pagará la salud para tu enfermedad, mientras seas agradecido y tengas vida, el dinero, es lo de menos, y cuando lo tengas en mano, úsalo sabiamente, y verás que lo que dijo papá un día, te servirá para formarte como ser humano.
Soy Alejandro Da'Mattos, un hombre de treinta años, pues no nací con las posibilidades de tener riqueza a mi lado, ni nací en cuna de oro, y probablemente hubiese sido el profesional que quería ser, ¿saben?, yo cuando era pequeño quería ser alguien en la vida, estudiar, pero, papá me llevaba al campo, a cosechar, y cuando yo no quería ir pues, era una paliza la que recibía, y solo iba al colegio una vez a la semana, y yo no iba de todas formas, no tenía ansias, él me decía que trabajara junto a él, pues yo soy el hermano mayor de cinco hijos que somos, en ese entonces pues éramos pobres, mamá limpiaba la casa cada mañana, y papá se preparaba para ir al campo y llevarme a mí, deseaba tanto estudiar, nosotros asistíamos a la iglesia cada domingo, y el lunes nuevamente a trabajar con papá, él también me dijo que, yo trabajaba con él, no por su gusto, sino porque, quería que yo ayudara con los gastos del hogar, y pues nunca comprendí eso, quería estudiar, disfrutar mi infancia como lo hacían otros niños, como no asistía a clases, apenas y sé leer, y despacio, escribir pues, se me dificulta, y ahora que soy un adulto comprendo que, mi papá no quería mal para mí, solo quería que yo lo apoyara en esa forma, y yo nunca le he preguntado si, está decepcionado de esto, ¡no creo!, él vió en mí, algo que nadie más ha visto,...esperanza, ¡sí!, él vió la esperanza en mí para la familia en aquel tiempo, y se lo agradezco. Empezando a crecer pues seguía igual todo, ya no solo iba yo al campo con papá, también iban mis otros hermanos, nunca me rendí, y prácticamente yo también les enseñaba a trabajar, no sé si quería eso para ellos, al sufrir eso pues me hace sentir incapaz de muchas cosas, y ahora solo estoy aquí, y tampoco quiero hacerlos sentir lo mismo a ellos, y mejor les digo que vayan al colegio, que aun tienen la oportunidad.
Y ahora contaré una de mis anécdotas más felices y más tristes, recuerdo muy bien ese día, 24 de marzo 2005, yo tenía 15 años, esa tarde conocí a mi persona favorita, a mi amiga, y después, un día se fue.
Ese día había salido muy temprano de trabajar, y yo iba camino al campo por la tarde, y durante mi trayecto, me encontré a una niña con cabello lacio y castaño, me sonrió y yo igual, era linda, se acercó a mí y me dijo:
_¡hola!
_¡hola! - respondí
_mucho gusto, me llamo Abigail, ¿tú cómo te llamas?
_mi nombre es Alejandro, ¡tienes un lindo nombre Abigail!
_¡oh gracias, tú también Alejandro! - respondió ella
_¿y hacia dónde vas? - pregunta
_voy al campo, está un poco cerca, ya llegaré
_¿puedo ir contigo? - me dice
_¡claro, vamos!.
Así que nos fuimos, al llegar allá, sonreía y decía que la vista era maravillosa, pues en las tardes el sol se oculta entre las montañas hasta que el cielo queda completamente vestido de azul y blanco, en eso me dice:
_¿conoces las libélulas?
_no, ¿cuáles son?
_¿hay un río aquí cerca? - pregunta
_sí, ¿para qué quieres saber dónde está el río?
_eh, llévame ahí
_¡está bien vamos!
Pues nos fuimos al río, estaba crecido y en ese momento me llama y me dice:
_¡Alejandro, ven rápido!
_¿qué pasó? - le dijo
_¡shhhh, mira!
_¿un caballito? - pregunté
_no, esa es una libélula o, ¿así le llamas tú?
_¡sí!, bueno los conozco con ese nombre, pero, ahora ya sé que se llaman así - dije
_sea libélula o caballito, los dos son lindos nombres, ¿no crees? - me dice
_tienes razón, son hermosos...subamos al campo ya está oscureciendo
_bueno, ¡oh!, pero, antes veremos otra cosa en el campo - responde.
Y volvimos al campo, ya eran las 6 de la tarde, un poco oscuro y pues Abigail me dijo que veríamos algo en el campo, y al llegar allá me dice nuevamente:
_ya conociste las libélulas, o caballitos o como le quieras llamar, y ahora veremos las luciérnagas
_¡está bien, quiero verlas!
_cierra tus ojos, y espérame un momento, no tardaré - me dijo
_no tardes por favor
_Alejandro, abre tus ojos y mira
_¿qué?
_¿no ves?, mira esa pequeña luz amarilla sobre esa hoja, es una luciérnaga, la fui a buscar para ti, ¡es hermosa!, ¿verdad?
_mis ojos se iluminaron y le respondí - es preciosa y brillante
_puedes solo verlas en las noches, Alejandro, ¿podemos ser amigos, no crees?
_¿enserio?
_sí, ¿por qué no?
_está bien, amigos.
Y nos fuimos, cada quién a casa, en eso pasa un auto y se detiene, y llaman a Abigail diciéndole: "sube al auto Abigail, ¡no te acerques a ese chico!". Pensé, ¡no puede ser!, Abigail es de clase alta y yo..., ella se despidió de mí diciendo adiós, me agrada y espero que nuestra amistad no se corte.
Tres años después, Abigail y yo seguimos siendo muy amigos, mejores amigos, desde que nos conocimos siempre íbamos al campo, ya sea a ver libélulas o luciérnagas, y gracias a Dios nuestra amistad es linda, tengo un recuerdo muy bello con ella:
_¡hola Alejandro!, sé que hoy estás cumpliendo años, y te tengo una sorpresa, así que te veo en la tarde en el campo, allá te espero
_está bien Abigail, ahí estaré...
_¡hola, feliz cumpleaños, ábrelo! - me dijo
_¿qué es?, Abigail
_¡ábrelo!...¿por qué lloras Alejandro?, ¿no te gustó? - me dice
_¡no, es solo que nunca he tenido uno de estos, nadie me ha regalado algo parecido!
_¿enserio?, pues, ¡me siento feliz de ser la primera persona en dártelo, te quiero mucho, eres mi mejor amigo y te amo!
_¡gracias Abigail, esto es valioso para mí, gracias por este auto de juguete, yo también te amo!.
Sí, era un sencillo regalo de un auto de juguete que me hizo llorar, jamás había tenido uno, por mis recursos no lo compraba, solo veía jugar a los otros niños de mi edad, y yo era feliz solo viéndolos.
Ya tenemos 18 años y estos últimos tiempos han sido muy buenos junto a ella, y hoy nos veremos en la tarde en el campo.
_Mira Alejandro, traje esta sábana para acostarnos sobre ella y ver el cielo
_¡qué bien Abigail!
_oye Alejandro, nunca me has platicado cómo fue tu infancia
_bueno, no hay mucho de qué hablar, solo pues, nunca fui a la escuela, me cuesta mucho escribir aunque si sé leer, y pues toda mi vida he trabajado en el campo, y también soy de clase media, no como tú, que eres de clase alta
_pues que bueno Alejandro, eres la primera persona que me cae bien, sin importar su nivel económico o clase social, por lo general los de mi clase son unos estúpidos, así que prefiero no hablarles, y tú pues, te has convertido en mi persona favorita mira empezará a llover
_¡se ve lindo el cielo así! - dije
_¿qué es lo lindo que le ves al cielo cuando está nublado?, sí lo que predice es que va a llover, Alejandro
_lo lindo que le veo al cielo cuando está nublado, es que parece una hoja de papel, ahí quiero escribir mis sueños
_¡eso suena metafóricamente hermoso y poético, eres especial al ver lo bello de la sencillez de las cosas, Alejandro!.
Ese día fue igual de hermoso que los otros, era mágico, pero llegó un día en donde mi vida se lastimó.
10 de abril 2008, me vería con Abigail como siempre en el campo, me citó ahí, y yo nunca llegué, y ese día corría la noticia de que alguien cayó al río y murió ahogado, yo no sabía quién era todavía hasta que, me avisaron que, esa persona que murió, fue Abigail, ¿qué creen que pasó después de la historia?, solamente me quedaba llorar, ver aquel primer regalo que ella me dió, con ella aprendí a conocer, libélulas y luciérnagas, creo que ese día ella las estaba viendo mientras me esperaba, y siempre voy al campo a ver lo que una vez ella me mostró, y voy pidiendo perdón, perdón a ella, por no llegar esa vez, ella se hizo amiga de mí, sin importar mi pobreza, mi sencillez, vive en mi mente cada día y la recuerdo al ver el auto de juguete, pero aún más la recuerdo cuando cuento luciérnagas y libélulas.
Y no conté una conversación que tuve ella y yo hace unos años, recuerdo que me dijo:
_Alejandro, ¿por qué te pones tímido conmigo?
_discúlpame Abigail, es que no puedo ser tu amigo
_¿por qué?, me caes muy bien
_es que, yo soy pobre, y no quiero que te avergüences de mí, ya he sufrido mucho por lo que tengo, me humillaban por esa razón, decían que no iba a lograr nada, solo era un peón más, me duele y tengo miedo
_¿y crees que yo seré igual que esas personas?, pues no Alejandro, conóceme y verás que soy diferente - me dijo - te diré algo, cuando tú tengas un hijo, dile que la felicidad y la salud no lo compra el dinero, por mucho que tengas no es el abogado de la vida, solo es algo que hoy está en tus manos, mañana quién sabe, lo que tú sufriste es algo que no podemos evitar, cada quién sufre diferente, y cada quién conoce su propio dolor, te quiero como mi amigo no por tu riqueza o tu pobreza, sino por tu calidad, eres mejor que muchas personas
_sonreí y dije - ¿enserio lo crees?
_lo creo tanto, Alejandro.
A mis 23 años, conocí a Verónica, la que hoy es mi esposa, y está embarazada, con ella logré muchas cosas, construí mi propia casa, y mi hijo ya nacerá.
17 de octubre 2020, el día de hoy sufrí un accidente en motocicleta, y me fracturé el tobillo, así que mi esposa y yo venimos al hospital de Mérida..., y ya tengo casi un mes de estar hospitalizado, y en este tiempo de estancia, veo que llegan muchos estudiantes de enfermería, quién iba a pensar que las personas buenas aún existen, ¡sí!, conocí a un muchacho delgado y de buen parecer, se acercó a mí para que lo ayudara con un trabajo universitario, y pues creamos una relación de dos buenos amigos, siempre estaba ahí conmigo en el hospital, me ayudó con la cirugía, y lástima que cuando me fui a casa no pude despedirme de él, y en la noche de ese día recibimos una llamada mi esposa y yo, era él, llamó para decir que le hubiese gustado vernos a nosotros, despedirse y nos dijo que hasta se sintió triste, al punto de llorar, llorar cuando vió aquella cama vacía de aquel hospital, pues ese muchacho creó una relación en donde se encariñó conmigo, es una agradable persona, tan sencilla y carismática, que me hizo recordar a Abigail, recordar que ella me dijo que la sencillez vale más que el egocentrismo y la riqueza envidiosa y egoísta que puede llevar al dolor, ese muchacho es como yo, sencillo y agradecido, mi hijo tiene siete años, y quiero hablar con él.
Y al llegar a casa me abraza y le digo:
_ven campeón, quiero que hablemos, ¿sabes?, cuando tu papá era pequeño, él no tenía juguete, ni dinero, y conoció a una amiga que le demostró la felicidad de las cosas, me dijo, dile a tu hijo, que el dinero no comprará la felicidad, y tenía razón, mi amiga murió, pero sé que, estaría alegre por conocerte
_¿cómo se llamaba?
_su nombre era Abigail, la chica que me enseñó las libélulas y las luciérnagas
_¿qué es eso papá?
_¡ah!, ¿quieres saber?
_¡sí, llévame!
_¡ok, vamos!.
Mi vida, trata como fue una lucha contra un estereotipo, en donde si no eres rico, no eres aceptable, pero yo digo, si no eres feliz con lo que tienes, ¿a quién le agradeces?, mi amiga Abigail, es mi persona favorita, la recuerdo, cuando corríamos al campo a ver las libélulas al río y luciérnagas en la noche, creo que yo le enseñé a ella a apreciar los detalles de un momento simple, y ella me demostró que mi manera de ser es especial y afortunada, la extraño, con ella supe que hay personas con fortunas inmensas y no pierden su humildad, al ser amigos de clases distintas, nos mostramos mutuamente que somos iguales, ella me amó, sin importar mi pobreza, y ahora mi hijo tendrá que aprender y comprender lo que es el dinero, lo que es una persona cuando tiene dinero, si humilde o mediocre, y papá, pues él está feliz de lo que logró en mí, talvez no me convertí en lo que quería ser, pero, si en la persona que debía ser, porque muchos no hacen, solo deshacen, y yo no quiero eso para alguien de escasos recursos, que al igual que yo, vea que en el cielo pueden escribir sus sueños.1 de diciembre 2020, el mismo muchacho del hospital, llama de nuevo, preguntando cómo estoy y con una propuesta, me dice que si quiero ser entrevistado para un libro que él hace, y pues como dije, me gusta hacer, aquí voy.
Me llamo Alejandro Da'Mattos, un hombre que lo ayudaron a ver en él, lo especial que era al ver la belleza de la sencillez.
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En el Corazón de Cada Quién
Teen FictionDoce capítulos, doce historias las cuales te llevarán a vivir la realidad, te harán sentir sensible, y a conocer la superación.