Capítulo I - Muerte By Orlando Gil

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_ 28 de septiembre del 2019 me diagnosticaron cáncer, no puedo respirar y mis ojos están llenos de lágrimas al igual que mi madre, lo sorprendente es que esto me sucede a mis 18 años, tengo miedo...
Todo empezó un 14 de junio del año 2017,yo practicaba deportes entre ellos, béisbol y fútbol, ese día me tocaba ir a un partido de de fútbol y mientras transcurría el juego estaba emocionado por ganar, nunca creí que ese día iba a marcar el resto de mi vida, un jugador del equipo contrario se va acercando a mí corriendo y en una mala jugada recibí una patada en mi pierna derecha accidentalmente, el dolor era intenso, al final del partido me voy a casa y cojeando, mamá está en la puerta y me dice :
_¿Pero, por qué vienes cojeando Orlando?, ¿qué pasó?
_no es nada mamá, sucedió en el juego, un chico del equipo contrario me dió una patada en mi pierna, pero estoy bien
_deberías revisarte
_sí mamá, lo haré después.
Yo no debí decir que ese día estaba bien.
Mi cuerpo empezaba a marchitarse lentamente y mi vida se iba con el.
El dolor del cáncer no es comparado con nada y esto solo lo toleran algunas personas que lo padecen.
Tengo ganas de seguir, entré a la universidad en el 2018, todavía no sabía que estaba enfermo, estudié un año la carrera de Ingeniería Agropecuaria en una de las mejores universidades de Córdoba, estoy muy feliz por mi gran logro;lastimosamente llega septiembre del 2019 y me dan la mala noticia en uno de los hospitales de Córdoba, pues también se encuentran los mejores.
Voy a contar mi infancia, esta fue la mejor etapa de mi vida y la disfruté;me gustaba tanto montar a caballo que tenía mi propia yegüita, era muy bella, siempre iba a las montañas a traer cítricos, acompañado a veces de mis primos, recuerdo muy bien una anécdota de mi primo Adimar y yo, un día me dirigía a la montaña pues un señor llamado Maximiliano me invitó a traer fruta, me monté en mi yegua, me puse una mochila y me fui, me encontré a Adimar y lo invité a ir conmigo, se montó y nos fuimos, después de que bajamos del árbol algunas frutas, nos regresamos a casa, y mientras veníamos, Adimar se resbaló de la yegua, y gritó ¡auxilio!, afortunadamente no se lastimó, yo me reía sin parar y le pregunto:
_¿cómo es Adimar, ¡auxilio!?
_¡jajaja, sí!- responde él
Lo que más me dió risa fue que gritó esa expresión.
Yo guardo ese recuerdo en mi mente y me iré con él. Mientras estoy muy enfermo, está aquí mi primo Adimar que me viene a acompañar, estoy sentado en una amahaca y papá me recuerda otra de mis anécdotas con mi primo y me dice:
_Orlando¿te acuerdas cuando venía Adimar aquí, y tú te escondías detrás de una puerta para asustarlo y darle bromas?
_me quedé pensando y sonreí...es verdad.
Mi primo sabía que solo eran bromas de niños infantiles y pequeños, donde expresabamos amor y felicidad. Pero, no solamente con Adimar tuve mis experiencias, también las tuve con mis otros primos Valentín, Fabián, Alex y Mauricio, todos ellos son oara mí como unos hermanos. Con decir que Alex, Mauri y yo le decimos también abuelos a Don Eleazar, quién es abuelo biológicamente de Valentín y Fabián, pues ellos dos son hermanos. Todos ellos me han demostrado que me quieren a pesar de nuestras diferencias. Bueno...tengo 18 años y yo estoy en quinto de secundaria y hay una chica que me gusta mucho, ella tiene 16 años y es bella, muy bella. Se llama Irlanda, sonrío y me emociono al pensar en como sonarían los dos nombres juntos, Orlando e Irlanda.
14 de septiembre del 2017, ya voy para el colegio y voy muy nervioso porque hoy me le voy a declarar a Irlanda, también voy con miedo, miedo al rechazo y miedo a que me diga que no. La cité con syuda de mi primo Alex, pues resulta que es primo de ella, estoy anonadado; pero no importa, la llevo cerca de unos árboles en donde nadie nos vea, siento pena y vergüenza, la tomo de la mano y le digo:
_¿Irlanda?
_¡sí!- responde ella
_desde hace mucho tiempo, tú me atraes, eres muy bonita, eres linda y yo quisiera que nosotros, que tú... ¿quieres ser mi novia?
_Ella responde: mira Orlando, desde hace tiempo yo también noté que tú pones algo de interés en mí, he notado esas sonrisas coquetas que me lanzas, y bueno tú también eres lindo y atractivo, y...sí, si quiero ser tu novia.
Estoy internamente feliz, la adrenalina corre rápidamente por mis venas y mi corazón palpita veloz y fuerte, las manos me sudan y ella me toma del cuello y se acerca lenta y sigilosa hacia mis labios y en un instante me besa, tiene un sabor y olor muy agradable y yo solo siento mis labios junto a los de ella, la tomo de la cintura mientras ella se sostiene de mis hombros y sus brazos rodean mi cuello en la parte de atrás, nuestros cuerpos están pegados, eso fue excitante y romántico, no olvido ese día.
A pesar de mi enfermedad llego a comprender que mi fin no es morir, bueno, en realidad no tengo un fin porque sé que viviré en algunos de los muchos corazones que me aman.
En las noches lloro de dolor, estoy en mi cama, y yo muerdo mi almohada, grito y soporto ese terrible dolor sin que mi madre se de cuenta, las lágrimas empapan mi sábana y yo sólo le pido a Dios que me de la fuerza para resistir. Muchas de las veces que asistí al hospital y antes de que me trataran con las quimioterapias rezo al Señor para que pueda seguir, antes de ese tratamiento me realizaron tres cirugías en la pierna, porque mi cáncer empieza con la formación de un bulto que me provoca dolor en mi pierna derecha, soy valiente y fuerte, cuando me aplican la quimioterapia pierdo el cabello y eso me pone en duda mi físico, ¡qué bien, esto es lo último que me esperaba!, mamá dice que todavía soy lindo y que me veo bien con mis hermosos y grandes dientes y más cuando yo sonrío;ahora uso una gorra para tapar mi cabeza, ya no quiero las quimio, me dan asco y yo ya no las tolero.
El doctor me propone realizar radioterapias en mi zona más afectada y me agrada la idea, voy a acceder a esa opción porque no tengo tiempo para desperdiciarlas.
Octubre del 2019,estoy recibiendo las radioterapias, me meten a una sala especial, voy muy nervioso, es mi primera vez y siento pánico, le pido en mi mente al Señor que me auxilie en este momento...ya pasó una hora y siento un espantoso ardor que se extiende desde mi rodilla hasta mi ingle, pues mi pierna está lastimosamente quemada por las radiaciones. Bueno he cumplido con el tratamiento y es tiempo de volver a Mérida, a casa, a descansar. Toda mi familia me espera, llegan mis primos y amigos a verme, uno de mis mejores amigos se llama Dylan, él vive en Avenida Esparza, un barrio cerca de Mérida, con Dylan estudié toda mi primera y algunos grados de secundaria, ¡claro!, también entro con él a la universidad, lastimosamente él se ha ido hacia otro país y yo me comunico raras veces con él ;yo no recuerdo cuando fue el último día que lo miré.
En el mismo barrio donde Dylan vivía hay otro chico que es muy amigo mío, tenemos algo en común él y yo, nos gusta el campo, estoy ahora en una amahaca porque yo ya no puedo seguir más, estoy débil y flaco, lo único que me alienta es ver como los demás se preocupan por mí aunque a veces siento que yo soy un atraso para ellos, una tarde inesperada André me lleva un obsequio que me dejó sorprendido, sonrío al verlo y quisiera saltar de alegría, pero no puedo porque estoy mal de mi salud, lo abro y veo que es un mini tractor, es ¡bellísimo!; parece que fuese de porcelana, le digo a mamá:
_mamá, ¿lo quieres poner en esa ventana?
_ella dice: ¿por qué ahí Orlando?
_bueno, cuando todos vengan a verme quiero que al entrar lo vean y se enamoren de él tanto como yo me he enamorado. Quiero que mis primos, sobretodo Valentín y Fabián, me lo pidan y yo irónicamente responderles ¡no!. Le respondí a ella.
12 de enero 2020, hoy hay una competencia de motos y mis primos Valentín y Fabián participan, siempre me llevan a los diferentes concursos en donde ellos participan, es tan emocionante, ganan los dos primeros lugares, no importa cual de los dos se lleva el primer o segundo lugar.
Ese 12 de enero ellos decidieron realizar esa competencia con el fin de ayudar a la iglesia de Mérida, y bueno se preguntarán que edades tienen, Valentín tiene 23 años y Fabián 25 años, yo todavía no estaba en cama, me sentía un poco regular de salud y yo fui a ver la competencia porque empezó a las 9 am de ese domingo;Valentín decidió que yo eligiera el número para su camiseta, elegí el número 15,la carrera empieza y está lleno de personas gritando ¡rápido, gana!, se lo gritan a Valentín y a Fabián, al final de la carrera solamente ganó Fabián y fue el tercer lugar, Valentín no ganó ningún lugar, ¡ok! el Señor dice que nadie es profeta en su tierra, será hasta la próxima. Ya pasaron 8 días y hoy es lunes 20 de ese mes, hoy es mi cumpleaños número 19,estoy agradecido con la vida y Dios por darme tanto tiempo, me despierto y voy hacia la cocina y veo que la sala está ordenada y arreglada como para una fiesta de cumpleaños, y estoy desconcertado, miro a mi madre y le pregunto:
_mamá, ¿qué pasa?
_hijo, hoy es tu cumpleaños mi amor, tu familia te ha organizado una fiesta sorpresa
_pero, ¿cómo?
_bueno, anoche mientras dormías, vinieron a casa sin que tú te dieras cuenta y dejaron arreglado.
Estoy alegre, es un muy lindo detalle. Ya son las 4 de la tarde, estoy vestido, todos están llegando; invité a Irlanda, ella no podía faltar, estamos tan felices, riendo y tomando fotos, es el mejor cumpleaños de mi vida, talvez este sea el último. Me han dado una rebanada de pastel, está tan delicioso, le digo a mamá que le guarde una rebanada a Irlanda, ella ya se había ido y no le he quedado tiempo para comer, ¡ojalá que venga a comerse esa rebanada!.
Mis padres, mis padres son tan fuertes y lo que Dios les ha puesto a prueba es tan difícil, soy hijo único y estoy enfermo, mi abuelo paterno está anciano y sufre de alzheimer, la cruz de mis dos padres, es tan, pero tan pesada, ellos ya no pueden más, sin embargo, ellos son prueba de fortaleza. Un día le digo a mi madre:
_oye mamá, cuando muera y me vaya de aquí, quiero que todos mis carritos, los tractores se vayan conmigo, quiero que me los eches junto a mí en el ataúd; ese es mi deseo.
_ella me respondió con una sonrisa en su rostro: claro mi perrito, ahí te los voy a echar.
Estoy agradecido con alguien más, mi padre, con lágrimas y sonrisas puedo decir que él me ayudó hasta el último día de mi vida, con mi padre estuve presente en el hospital, en mis cirugías, quimios y radioterapias, fue también él, mi pilar en este duro trayecto. Ahora yo, Orlando Gil estoy triste y desolado, ¿recuerdan la rebanada de pastel para Irlanda?, mi novia nunca vino a comérsela, aquí junto a mí, me he quedado esperándola; ahora ¿qué me queda?, ¿que me espera?, yo sé, la muerte y el despido.
Quisiera estar bien, levantarme de la amahaca y tomar mis tractores para jugar en el jardín, llenarlos de piedras y correr, eso le dije a mi madre que haría cuando me recuperara.
Antes de que yo fallezca me quiero despedir de todos los que me aman, van a llorar; pero no es mi fin, este es mi encuentro más cercano con Dios, esperaré a mis padres allá en el cielo, donde apartaré un lugar para ellos, donde viviremos eternamente; me hubiese gustado terminar la universidad, estar sano para mi madre, mi padre; mi novia, quisiera no llevarme conmigo la idea de que mi novia no volvió, no la culpo, estoy agradecido con ella por ser mi chica el resto de mi vida; Dios no me castigó, Él me eligió, Él sabe la razón. Pienso que cualquier persona que padece cáncer de cualquier tipo, sufre de una u otra manera, solamente nosotros sabemos lo que soportamos en las noches, del coraje y la furia culpamos al Señor por ponernos eso, pero en realidad, tener cáncer no te hace una persona débil, te hace una persona fuerte, te reconstruye con una coraza mucho más dura, comprendes el valor de la vida y piensas en regocijos, en volver a correr para jugar con tractores, sería hermoso, mis padres mantuvieron vivo algo desde el principio, la fé, eso nunca debe de morir, la fé desde que nace en tu alma vivirá sin desistir. Y siempre, nunca se debe pensar que la vida es miserable porque no sabes quién quiere tu vida.

A la edad de 19 años fallece Orlando Gil, un 13 de julio del año 2020 y el reloj marcaba 9:15 am. Las amistades de la universidad en donde Orlando estudió, se enteraron de su muerte y asistieron al velorio ese día 13, le regalaron una camiseta personalizada de la universidad y todos sus compañeros firmaron su nombre en ella, le hicieron honor a Orlando, él dijo que un día se pondría esa camiseta, se fue con ese deseo de verla y ponérsela.
Después de su sepulcro, se realizó un novenario, y para el noveno día, la familia de Orlando mandó a hacer camisas con una foto impresa de él para commemorarlo. Después de tres días de su novenario; falleció el abuelo de Orlando, Don Eleazar, él era abuelo de crianza, murió debido a la diabetes.

Un chico delgado de Mérida, ha escrito su vida en homenaje a él y su lucha contra el cáncer. Esta historia puede ser para llorar o reír, pero, sobretodo es para no renunciar.

En el Corazón de Cada Quién Donde viven las historias. Descúbrelo ahora