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12 de diciembre de 2020Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos

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12 de diciembre de 2020
Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos

—¡Corre, hija de puta, ya comenzó la clasificación! —me grita Alexa corriendo por la entrada del circuito—. ¡Beebs, ponte la credencial o no te van a dejar entrar!

No puedo hacer dos cosas a la vez, por lo que me detengo dos segundos para hacer lo que la rubia me pide y por eso casi la pierdo de vista. Tiene un cohete en el culo será. Nos detenemos donde hay varios de seguridad y la verdad es que no entiendo que pasaba o que les decía Alexa, pero hay mucha gente gritando y un calor de puta madre.

—¡Vamos a llamar la atención de todo el mundo, Raeken! —exclamo cuando la veo corriendo de nuevo luego de que nos dejaran pasar.

—¡No es mi culpa que ni siquiera mis gritos podían levantarte de tu sueño y estuviéramos diez minutos en eso!

Me rio a carcajadas antes de seguirle el paso a la modelo, aunque mis pulmones ya estaban empezando a sufrir por la falta de aire. La rubia por fin se detiene cuando llegamos a esta especie de garage y varias personas se acercan a saludarla. No sé que sucede o lo que hago, pero termino sentada en un silla con unos audífonos en mis oídos y tomándome de un solo tirón una botella de agua que alguien me había pasado al verme medio desmayada.

Sabía que Lando ya estaba en la pista por los continuo quejidos de Alexa, pero es que no podía ni levantar la cabeza sin marearme. Odio tanto a esta chica por hacerme esto y no sé que tiene en el cuerpo para estar como si nada. Creo que es el amor.

—Lando está tercero en la Q2, le anularon la vuelta a Albon y Ocon —dice Lex sentándose a mi lado y frunzo el ceño, sin entender nadita de nada—. Que está muy bien, Bella, eso significa eso.

—Leclerc está usando el neumático medio y va a tratar hacerse un hueco en la Q3 con esas gomas —escucho como dicen en la TV y levanto la mirada de golpe.

—Apa, tu noviecito se la juega —canturrea la rubia a mi lado y le mando un golpe en la costillas que la deja loca—. No vuelvo a hablarte, idiota.

No sé muy bien que pasa en los siguientes minutos, solo que sé que nadie en ese lugar estaba tranquilo y eso me ponía más que nerviosa a mí, porque seguía sin entender mucho. Había escuchado a Raeken decir que McLaren se jugaba el Constructors Championship con otros equipos y querían que Lando y Carlos tuvieran buenas posiciones para la carrera de mañana. Eso era lo único que recordaba de todo lo que habló Alexa en el viaje, mientras yo dormía plácidamente. No pregunten cómo la escuché.

—¡Lando quedó cuarto! —chilla, sacudiéndome como si su plan fuera desnucarme. Esta hija de puta es única—. ¡Estuvo a tres décimas de la pole, Beebs!

—¡No sé de que coño me hablas! —respondo sonriente—. ¡Pero, sí, bravo, vamos Lando!

Alexa se va emocionada a otro lado y me deja sola unos minutos mientras habla con sabrá dios qué y yo observo todo a mi alrededor, apreciando cada detalle del lugar. Que cansino debe ser tener que estar pendiente de cada mínimo detalle o error. Raeken vuelve a mí con un refresco en mano y quiero besarla por eso, porque ya sentía mi alma dejar mi cuerpo.

Lando entra al lugar y la gente lo recibe con abrazos, pero cuando ve a mi amiga, su rostro se ilumina mucho más de lo normal. Aló, ¿cuándo consigo un novio que no sea una mierda o tenga que dejarlo porque yo soy una mierda?

—¡Viniste! —grita abrazándome y me quejo porque estaba todo sudado—. Lo siento, lo siento, es que estoy muy feliz.

—¡Lando, las entrevistas!

Alguien se lleva de la mano al piloto que le dice algo rápido a la rubia, que me saca del garage por la parte trasera, donde hay mucha gente yendo y viniendo para todos lados. Aprieto la mano de mi amiga para no perderme e intento caminar con la mirada baja, pero descubro que eso es una mala idea cuando me llevo por delante a alguien y mis lentes salen volando.

—Mira por dónde vas —dice este chico de raro acento y voz familiar, agarrando mis gafas del suelo. Alzo la cabeza de una para putearlo, pero me convierto en una estatua al verlo.

—Mira tú por dónde vas, Carlitos —suelta Alexa—. Buen trabajo en tu tortuga, amigo.

—Que graciosa, Alex, muy graciosa —dice rodando los ojos—. ¿Y tú quién eres?

Me cruzo de brazos y me quejo sonoramente, provocando que ahora si me mirara por más que unos segundos. Su expresión cambia por completo y una sonrisa falsa se posa en mi rostro. ¿Cómo que quién soy? ¿Acaso sabe que soy más famosa que él?

—Bella Donovan, ¿tú eres?

—La chica de la voz linda —susurra para si mismo, pero medio mundo lo escuchó.

—O la chica que te va a romper la cara si no aprendes modales, como prefieras.

Tomo por el brazo a mi amiga y la jalo lejos del gentío, hasta que ella misma se detiene en este edificio y nos mete en él. Nos sentamos en una de las mesas de la planta baja y le pide a una de las chicas que estaban ahí unas botellas de agua.

—Y... conociste a Charles en su máxima expresión —suelta riéndose y ruedo los ojos al instante.

—¿Por qué me pareció lindo? Lo peor es que querías que fuera su novia, ni de coña.

—A ver, Beebs, ese es su mecanismo de defensa, el pobre ha pasado por mucho esta temporada —me explica, pero vuelvo a poner los ojos en blanco.

—No me importa, eso no se hace —suelto buscando mis lentes que estaban colgados en mi camiseta, pero estos brillan por su ausencia. Me toco la cabeza, pero nada de nada—. Me cago en todo.

—¿Qué pasó ahora? —pregunta desganada.

—Charles se quedó con mis lentes.


•••


en la noche hay otro capítulo ❤️

love, bella | charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora