Mi primera novia

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Cabe aclarar que la primera novia no quiere decir que sea la primera vez que tuve sexo. Para nada. Así que guarden esas mentes calenturientas para otro momento. Eso que quieren saber, ya va a llegar.

Esta historia es bien naif... Bueno, casi. Tienen que pensar que era muy chiquito y absolutamente inexperto y aunque ya comenzaba a picar, me rascaba solo. Ustedes me entienden... Por ese entonces no cabía la posibilidad de pensar siquiera que podía llegar a ponerle una mano encima a alguna chica, me resultaba, diría, asqueroso. Sí, era un salame. Lo que me estaba perdiendo...

Bueno, volvamos a lo que quieren saber...

Paulita, así se llamaba o mejor dicho se llama la chica que me saco el sueño por primera vez. En ese momento, creí estar perdidamente enamorado. Pero la realidad es que simplemente tuve un metejón.

La conocí apenas empezamos primer año del secundario. Teníamos trece años más o menos; unos bebés.

Me acuerdo que estábamos en el recreo con Damián y Marcos, obviamente estábamos haciendo estupideces. Si ustedes piensan que somos estúpidos ahora, no tienen idea lo que éramos de chicos. Todo eso que se están imaginando en este momento, no es nada con lo que éramos capaces de hacer en aquel entonces.

Aunque ustedes no lo crean, ser estúpido tiene sus beneficios; por ejemplo, atrae a una gran cantidad de chicas curiosas. Y así fue como conocí a Paula.

Los recreos se habían convertido en una especie de exhibición. Hoy viéndolo de muy lejos, no sé bien exhibición de qué, pero en aquel momento fue productivo.

Así que, estaba tratando de derribar a Damián cuando la vi. Era un ángel. Me miraba con esos ojos azules, mientras sonreía y jugaba con un mechón de cabello dorado. Me detuve para poder mirarla embobado. Jamás había visto una chica tan hermosa como ella. ¿Vieron cuando dicen que "todo a mí alrededor se detuvo"? Bueno, fue exactamente lo que sentí. El mundo se detuvo. Y sí que se detuvo... Un momento la estaba mirando y unos segundos después todo se puso negro.

Lo próximo que recuerdo es estar recostado en una camilla de una ambulancia. Con un cuello ortopédico, rumbo a la clínica para que me revisen. Resulto ser, que el idiota de Marcos, cuando me vio distraído, me tacleo e hizo que me dé la cabeza contra el suelo, haciéndome desmayar. Un verdadero idiota.

La teoría de mis amigos es que ese golpe fue el que me dejó más estúpido de lo que era. ¿Ustedes que creen?

La cuestión es que, ese juego de estúpidos, terminó con Marcos y Damián, sancionados y yo con tres puntos en la cabeza y perdidamente enamorado o algo así.

Cuando volví al colegio, lo primero que hice fue ir a buscar a Paula y tratar de ganármela. Y así fue que en menos de diez días, estábamos de novios...

—Perdón que interrumpa este relato de ciencia ficción. Pero yo no diría que estaban de novios...

—¿Qué haces acá Damián? ¿No tenés nada mejor que hacer? No sé, ¿ponerle la correa a tu mujer y sacarla a pasear?

—Si te llega a escuchar te va a castrar.

—Si me agarra...

—No te quieras salir del tema. Hasta donde me acuerdo, las cosas no fueron tan fácil. La tuviste que convencer para que te de bola.

—Eso no es verdad.

—Sí que es verdad. ¿Te acordás que te dijo que ella no salía con idiotas?

Ustedes no lo escuchen. Está delirando.

—Estuviste meses detrás de ella. Te corto más veces el rostro de lo que te gustaría admitir.

—Bueno, no fue tan fácil. Pero al final cayó.

—Le ganaste por cansancio.

—Pero le gané. Bueno, andate. Este proyecto es mío. No tenés nada que hacer acá.

—Me voy porque Gaby me está esperando. Pero voy a volver... Chau hermosas. Si quieren saber de mí, solo tienen que preguntar...

—Eso no va a pasar... Chau.

Bueno, volviendo. Es verdad, con Paula no fue tan fácil. Se hizo rogar. Pero termino cayendo en mis redes.

Si hubiese tenido mi mirada seductora disponible, las cosas hubiesen sido diferentes.

Así que después de perseguirla y arrastrarme, como un gusano por su atención, por fin me dijo que sí.

Mientras estábamos dentro del colegio, no me daba ni cinco de bola. Me tenía como un perro faldero detrás de ella moviéndole la cola. Nuestro "noviazgo" era fuera del colegio y durante diez minutos, después se iba para su casa.

Llevábamos unos dos meses de "novios", cuando me anime a darle un beso.

Había visto en una película, que el chico besaba a la novia mientras le tocaba el culo. Y no tuve la mejor idea que reproducir la escena...

Nos encontramos como todos los días a la vuelta del colegio, recuerdo que estaba nervioso, había tomado una decisión y ese era el día para llevarla a cabo. Así que me acerque y sin decir palabra alguna, despacito apoye mis labios sobre los de ella. En esa misma película él abría la boca, y yo hice lo mismo; aunque no creo que haya hecho exactamente lo mismo. La verdad es que no sabía qué hacer. Jamás había besado a nadie.

Me parece que ella tenía más experiencia que yo, porque enseguida me devolvió el beso. Eso me animó y despacio coloque mi mano sobre su culo y lo apreté. No fue una buena decisión... Y lo supe, prácticamente en el momento.

No más comenzar a apretar, sin ningún tipo de aviso, me dio una trompada que me hizo caer de culo y después de putearme, se fue. Terminé con el ojo negro y la autoestima por el piso.

No se rían. En aquel momento me pareció que estaba bien, lo hacían en esa película, y sobre todo, pensé que era buena idea.

Ese fue el último día que salí con ella. A partir de ahí cada vez que me la cruzaba en algún pasillo, me puteaba.

Obviamente que los chicos me cargaron un muy largo tiempo. Es más ahora que Damián la recordó, seguro que me va a volver a cargar.

Así que esa es la historia de mi primera novia. No eran lo que esperaban ¿no?

Bueno lindas, háblenme. Me gusta mucho leer sus comentarios calenturientos. Miren que son chanchitas, todas ustedes...

¿Con qué pregunta vamos a seguir?

Besos cachondos...

Tal para cual... A.M. (Antes de Mara)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora