~CAPÍTULO 11~Los sentimientos de todos parte 2~

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Josuke se despidió de Rohan, un ligero sonrojo adornaba sus mejillas. Decidió sentarse en los escalones de la entrada.

-Hola, señor Zeppeli. El moreno estaba nervioso por hablar con el hombre que amaba su padre. 

-No tienes que ser formal Josuke, puedes llamarme Caesar. Habrán pasado muchos años desde mi muerte, pero sigo siendo un joven de 20 años. El rubio tenía una voz tranquila y suave, no sabía si esa era su verdadera voz o si le estaba hablando así por ser él. 

-¿Fue doloroso? Josuke se refería al dolor de morir sabiendo que podías haber sido feliz con el amor de tu vida. 

-No sabes cuanto, todavía me siento frustrado porque no pude despedirme. Fui un idiota.

Caesar tenía la mirada hacia el horizonte, sus cabellos dorados se mecían con el viento.

-Mi padre no me ha contado en detalles sobre eso ¿Qué pasó? El italiano giró la cabeza y miró fijamente a los ojos azules de Josuke.

-El día que morí, Joseph y yo tuvimos una pelea. No le hice caso y me avalance sin pensar en las consecuencias. Todos estos años el arrepentimiento me ha estado consumiendo, si solo hubiera escuchado.... Caesar miró hacia arriba.

-Me mato mi cabezonería y la irracionalidad. Mi castigo fue no poder estar con el ser que amo, un castigo peor que la muerte.... Pero, a pesar de todo, con mi muerte salve al amor de mi vida y pudo derrotar a sus enemigos.

-Según lo que he escuchado mi padre ha sobrevivido a muchas cosas.

-La diosa de la suerte amaba a Joseph, siempre le salía todo bien. Iba a lo loco, se arriesgaba y aún así pudo con todo. Pero con lo que no pudo fue contra el poder de la naturaleza. Alomejor la suerte se apiado de él y le concedió el deseo de ver a su amado, solo que algo peor se ha avecinado y le ha prohibido reunirse conmigo. El hombre volvió a mirar a Josuke y le dio una sonrisa confiada.

-Sin embargo, se que lograremos encontrarlo porque es Joseph y el nunca se rinde.

-Lo se, solo que tengo miedo. Viví toda mi vida sin saber quien era mi padre y cuando lo conozco me lo quitan de las manos ¿Y si por mínima que sea la posibilidad no lo puedo volver a ver?

-Si te sirve de consuelo, quiero que sepas que yo y Joseph hemos vivido sin padres. Además, se que hay gente a tu alrededor que tampoco tienen, puedes hablar con ellos, seguro que te entienden y apoyan. Caesar lo miró seriamente.

-Lo se....Pero es complicado. No quiero que otros carguen con mis problemas.
Josuke bajó la mirada.

-Sabes, me recuerdas mucho a Joseph. No solo en el físico, sino en muchos aspectos.

-¿En serio? Josuke volvió a levantar la mirada.

-Joseph era un hombre alegre la mayor parte del tiempo, aunque en los momentos serios sabía comportarse. Siempre hacia locuras y a veces no pensaba con claridad algunas cosas o le cegaba el enfado. A pesar de estar contento, él cargaba con mucho en su interior. Nunca contaba sus problemas y fingía no tener ninguno. Cuando la realidad era otra. La realidad de un joven que apenas siendo bebé perdió a sus padres y que no tenía abuelo. Un joven cuyo destino estaba sellado e influenciado por un poder que desconocía en esos momentos.

-Debió de ser duro, ahora entiendo cuanto tuvo que llevar dentro. No se que haré cuando lo vea o si debo estar preparado para llevarme una sorpresa, ¿Hay alguna cosa importante que deba saber?

-Pues Joseph se comportaba como un tonto en las batallas para distraer a sus enemigos, también hacía disparates como hacerse el muerto o huir directamente para alejar al enemigo de los civiles. Se sacaba cosas de vete tú a saber donde y también adoraba hacer trucos mentales y de magia para distraer a sus enemigos. Su truco favorito era el de adivinar la frase que ibas a decir.

-No puedo relacionar a mi padre con esa figura. Al joven de ojos azules y cabellos negros le dieron ganas de reírse porque no imaginaba a su padre así.

-Era demasiado ridículo. A veces los enemigos estaban viendo lo que hacía y quedaba como un payaso. Ambos chicos estaban riéndose.

-Pero a pesar de todo, Joseph era como un sol. Te alumbraba los días nublados con una sonrisa y no podías apartar la mirada de él. Cualquier cosa que hiciera era digna de mirar.
Tuve la suerte de ser uno de esos espectadores. Aunque no estuvimos juntos mucho tiempo, me enamoré de él y su sonrisa, sus tonterías y defectos, sus ingenios y engaños. Todo me caló por completo, pero no pudo ser. Las lágrimas amenazaban con salir de los ojos de Caesar.

-Si solo hubiera entendido que estaba preocupado por mí....Como se cerraba todo para él no sabía que estaba harto de perder gente, no sabía que no quería perderme. No me di cuenta a tiempo y fue demasiado tarde.

Josuke estaba sin palabras, pero ahora comprendía porque no debía callarse sus problemas y cargar con ellos solo.

-Caesar-san, lo siento mucho por todo, se que ni existía pero cualquier persona que estuviera ahí incluido yo hubiera sabido que os amabais. Pude notar en la mirada de mi padre cuando hablaba de ti un gran cariño. Josuke le puso la mano en el hombro y le dio una sonrisa.

-Gracias por hacerme entender que no debo callarme lo que me tiene preocupado. Como has dicho antes, seguro lo encontramos y en ese momento le podrás decir todo lo que llevas dentro. Hablar contigo me ha calmado y me ha hecho darme cuenta que eres muy importante para mí padre y viceversa. Espero que a pesar del tiempo podáis reuniros y ser felices juntos. Caesar respondío a esas palabras con una sonrisa.

-Voy a hablar con mis amigos y decirles todo lo que me preocupa. Josuke se levantó de los escalones y, con paso decidido y una mirada determinada, se dispuso a terminar de subir la escalera y entrar en la casa.

-Joseph...Has tenido un hijo, una hija y un nieto maravillosos, me alegro mucho por ti. Fue muy raro enterarme que te habías casado con Suzie Q pero el pasado es pasado. Caesar le hablaba el cielo esperando que sus palabras llegarán a cierto hombre que ocupaba sus pensamientos.

-No le he dicho todo a tu hijo porque se que no quieres que te vean como un llorón. Pero aunque pensaras que no te escuchaban, yo todas las noches podía oír los sollozos que provenían de tu cuarto en las noches que estabas harto de todo. Escuche los fuertes llantos junto a la llamada de mi nombre aquel día...

Caesar volvió a mirar al frente.

-Sabía que estabas preocupado y la situación te estaba sobrepasando, pero aún así yo me hice oídos sordos y te traje más dolor. Has estado esperando años y décadas para volver a verme, pero algo ha fallado y el destino se ha cortado. Caesar se limpio las pequeñas lágrimas que caían por sus mejillas.

-Pero no te preocupes, te voy a encontrar y jamás soltarte. El cariño se veía reflejado en los verdes ojos del rubio.

-Il mio bel ragazzo.


Reencuentro Con La Sangre Joestar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora