🐾SEIS🐾

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Jungkook estaba ardiendo. Se sentía mareado, sudado y ansioso, su lobo aullaba dentro de él y lo rasguñaba para que fuera en búsqueda de algún alfa que pudiera ayudarlo con el calor que lo abrasaba, lo cual resultaba inconveniente si recordaba que toda el área estaba rodeada de cientos de ellos  y que no deseaba ser marcado por cualquier idiota. Además de que se encontraba en medio de una sangrienta guerra.

El lugar literalmente se estaba incendiando y sus compañeros luchaban a muerte con el enemigo vestido de verde grisáceo. Bendita suerte la suya que lo mantenía jadeando y aturdido mientras caminaba desesperado tratando de encontrar un arma con el cual defenderse.  Recorrió el sitio evitando cualquier enfrentamiento, encogiéndose cuando alguna detonación sonaba demasiado fuerte, y se detuvo justo cuando un cuerpo se atravesó en su camino haciéndolo caer.

Se reincorporó como pudo y se fijó en el rostro del hombre debajo de él. Era uno de los suyos, a juzgar por el uniforme, y yacía con el rostro mutilado en el suelo sin ningún atisbo de luz. Jungkook cerró los ojos respirando alteradamente. Había visto al sujeto en la cafetería, bromeando y pasando el rato con sus demás compañeros. Le había parecido agradable a pesar de nunca haber cruzado palabra con él. No merecía morir así. Aún así, Jungkook decidió que no sentiría más pena por los muertos y, haciendo una pequeña reverencia, le quitó el arma al hombre junto a su tira de supresores que no dudó en tomarse de inmediato. Tres de un golpe, aunque fueran para alfas.

Se levantó abruptamente en el momento en que un sujeto se le abalanzó directo al cuello y lo esquivó para después golpearlo en la espalda y huir despavorido  del sitio. Asustado y temblando, corrió hasta una pequeña colina y subió ágilmente a un árbol cuando quedó claro que otro alfa lo seguía.

—¿Por qué no bajas a jugar un ratito, lobito?

El hombre brincó llegando hasta la mitad del tronco y comenzó a subir lentamente. Jungkook miró a las copas de los árboles vecinos tratando de descubrir si podría brincar sin morir en el intento. No, era obvio que no podría.

—Púdrete, animal—. El chico tragó saliva y apuntó directo al hombro del sujeto donde disparó  sin titubear. Éste cayó de inmediato retorciéndose en el suelo y, aprovechándose de ello, Jungkook brincó hacia abajo  aún sin un plan en mente. Si lo pensaba a fondo, no tenía una jodida idea de lo que estaba haciendo en aquel lugar. Sabía que defendían su territorio, pero ¿de verdad tenía sentido toda esa masacre?

Se recompuso de la caída y se levantó de prisa dispuesto a irse, pero antes de lograrlo un jalón en su tobillo lo hizo retroceder y cayó al perder estabilidad. Se movió desesperado tratando de salirse del agarre pesado y gruñó ansioso. El sujeto, a pesar de estar malherido, se negaba a soltarlo. Batallaron por unos segundos hasta que un hombre castaño se interpuso entre ellos llevándose al soldado enemigo.

Jungkook, todavía en el piso, movió su cabeza a un lado tratando de ver lo que ocurría y descubrió para su sorpresa al teniente Park parado a su lado. Lucía cansado y jadeante, el brazo izquierdo le goteaba en sangre, pero aún así retenía al otro alfa apretándole el pecho con un pie y apuntándole en la cabeza con su brazo bueno.

—Te dije que si vas a hacerlo lo hagas bien—. Le gruñó a Jungkook viéndolo seriamente para después dispararle al sujeto que murió al instante. La sangre salió disparada y  cayó en la mitad del rostro del omega quien brincó al sentir la humedad.

—Ya-ya no quiero...—Tartamudeó asustado y se tambaleó al levantarse, Jimin caminó hacia él y lo ayudó a pesar de que él mismo se veía fatal, con ojeras rojas y hematomas por todo el cuello, como si alguien hubiera intentado asfixiarlo.

—No delires ahorita, criatura, tenemos que sacarte de aquí, estás en celo—. El teniente lo tomó de la muñeca y se abrió paso entre los árboles buscando algo que Jungkook desconocía. En la cercanía la lucha comenzaba a oírse con menos intensidad.

—Gra-gracias por ayudarme, pero la guerra está allá, no aquí conmigo, no por ser omega necesito protección extra.

Jimin sonrió sin gracia.

—Tu aroma está enloqueciéndome, a pesar de que es muy tenue puedo darme cuenta de que estás en celo, así como el idiota de hace rato lo hizo, y habrá más que te descubran, esto no lo hago sólo porque seas omega, lo hago por Taehyung.

—¿Qué? —Jungkook se soltó del agarre. Estaba enojado y no entendía nada, cada vez estaba más confundido.

—¿Qué ustedes dos son idiotas? Es obvio que son pareja predest-

El sonido de otra explosión retumbó en el sitio seguido de un aullido grave y furioso. Jungkook levantó su cabeza al percatarse de que se trataba del lobo de Taehyung y miró a los lados muy desesperado. Ignorando los llamados de Jimin, tomó impulso y salió disparado hacia donde su lobo lo guiaba. Al cabo de unos momentos llegó al centro de batalla.

Ahí, en medio del caos, el coronel Kim peleaba contra otros tres sujetos más corpulentos que él. Él daba una digna lucha, esquivando los ataques directos de dos de ellos, pero algo indudablemente lo detenía. Jungkook movió sus ojos buscando la razón y fue cuando notó que el último hombre sostenía el cuerpo desmayado de Yugyeom mientras lo apresaba con un cuchillo sobre su garganta.

El corazón de Jungkook se estrujó dolorosamente.  Su lobo lo arañaba desesperado al ver que aquellos dos alfas que tanto quería sufrían ante sus ojos. Levantó temeroso su arma y apuntó al sujeto que estaba hasta atrás.

—Perdóname...—Dijo en un hilo de voz y disparó directo al cuello del hombre. Éste cayó de inmediato junto al cuerpo inerte de Yugyeom . El coronel Kim y los otros dos se giraron para verlo—. ¿No quieren venir por una mordida? — Jungkook sonrió arrancando parte de su uniforme y mostró su cuello.

Los dos alfas enemigos olfatearon el ambiente y perdiendo el control se apartaron del peliplateado corriendo en su dirección. Jungkook se mantuvo en su sitio, con las manos levantadas sin dejar de apuntarlo. Detrás podía observar al coronel Kim transformándose en un hermoso lobo plateado. Una vez que los sujetos estuvieron lo suficientemente cerca, volvió a jalar el gatillo disparando esta vez en la pierna de uno de ellos. El otro, sin embargo, logró acorralarlo en el piso.

—Tu cuello—. Le ordenó con su voz de mando y Jungkook obedeció entre lágrimas moviendo su cabeza hacia un lado. Su lobo se sentía derrotado y humillado, por lo que no se quejó cuando una mordida sangrienta le abrió la herida que Yoongi le había suturado en el pasado.

—¡Vete al carajo!— Gruñó decidiendo no dejarse morir y empujó al sujeto que cayó justo entre los colmillos de Taehyung quien recién llegaba. El lobo con los pelos crispados lo mordió sin cansancio hasta asegurarse de haber acabado con el enemigo y cuando lo logró se apartó para caminar hacia Jungkook—. Gracias... —Dijo el omega antes de sentir una lamida sobre su cuello.

Se levantó tambaléandose seguido del animal y caminó hacia Yugyeom a quien cargó de inmediato. Debía ponerlo en un lugar seguro, por lo que sin importarle el resto lo llevó lo más lejos que pudo donde lo mantuvo oculto por un par de horas. El lobo plateado había desaparecido una vez que se aseguró que estaban en un sitio seguro.

—Me duele todo... —Yugyeom abrió los ojos poco a poco cuando el atardecer comenzaba a oscurecerse viendo en primera instancia a Jungkook quien lo sostenía sobre su regazo— ¿Qué rayos pasó?

Jungkook se agachó para verlo y le acarició la mejilla con suavidad. Su rostro era un collage de emociones, pero mantenía la mirada dulce.

—Me alegro de que estés bien, Yugye... Creí que iba a perderte, pero al parecer sólo recibiste un fuerte golpe. 

El joven alfa se sentó como pudo y miró a la luna.

—¿Por qué hueles  a tantos alfas? ¿Y el combate?

—Terminó hace un rato, no sé quien salió victorioso.

Jungkook le explicó como pudo los hechos, aún cuando su cuerpo entero temblaba salvajemente, desde lo que había ocurrido en la tienda de campaña hasta el momento en que llegaron a ese escondite provisional. Yugyeom lo había escuchado en silencio para terminar por decidir que debían volver, ya fuera para morir en batalla contra el enemigo o para unirse a su equipo antes de que se fueran del sitio. Jungkook, como siempre, lo siguió en silencio, llorando quedito y sufriendo un par de espasmos en su vientre que se negaba a admitir.

Por suerte para ellos, justo al llegar notaron que su ejército caminaba entre los escombros tratando de salvar todo lo que pudieran junto a un pequeño grupo de omegas enfermeros que ayudaban a los heridos. Pequeñas tiendas se encontraban levantadas mientras algunos soldados entraban y salían ya fuera caminando o cubiertos por una tela.

—Ve a buscarlo, sé que es lo que quieres hacer... pero por favor vuelve—. Habló Yugyeom muy bajito debatiéndose internamente si aquello era lo correcto. Jungkook sonrió tímido y se acercó a él para besarle las comisuras de los labios.

—Gracias... por favor, no mueras—. Ambos se sonrieron con cariño y rozaron sus narices como una despedida incierta.










Taehyung se encontraba aún en su forma lobuna dando vueltas en el interior de su tienda de campaña. Una omega anciana le había sugerido mantenerse en ese estado para que sus heridas sanaran más rápido y después  lo había encerrado en el sitio para que no se atreviera a desobedecerla. Por supuesto que él fácil podría convertirse en hombre de nuevo y romper la tela, pero su testarudo lobo se negaba a colaborar y lo mantenía en cuatro patas dentro de aquel sitio, casi como si esperara algo.

Taehyung realmente no lograba entenderlo, pero algo sospechaba. Debía ser por el aroma dulzón que notaba en el ambiente y que lo estaba volviendo loco. Un omega debía estar en celo y el llamado era evidente, así que podía comprender si su lobo se negaba a salir. No estaba entre sus planes marcar a nadie simplemente por un error en sus instintos.

Aún así, estaba desesperado. Como líder de la manada debía estar afuera apoyando a sus soldados, no ahí encerrado sólo por una pata sangrada, un hombro dislocado y una nariz golpeada. Lo único que lo tranquilizaba, si eso era posible, era saber que Jimin había sobrevivido, y que en ese instante estaba siendo atendido por el omega torpe del que tanto hablaba. Además, también estaba seguro de que el cabo Jeon se encontraba vivo y eso, aunque le costara admitirlo, le daba mil años de vida.

¿Pero por qué aquellos dos alfas habían corrido desesperados cuando el chico le había mostrado el cuello? ¿Acaso tenía un poder extraño que enloquecía alfas y los ponía a su merced? Porque sino mal recordaba, él mismo había estado a punto de ceder ante él antes de que todo ese desastre ocurriera.

—¿Señor, se encuentra ahí? —El cierre de la tienda de campaña comenzó a bajar lentamente y el lobo se erizó de inmediato. Poco después Jungkook se encontraba adentro junto a él—. Algo me decía que estaría aquí.

Taehyung, como lobo,  inhaló el olor a mirra, pero no pudo descifrar lo que ocurría debido a su nariz malherida. Con cautela se fue acercando al chico quien se había sentado con las piernas abiertas, como invitándole a que fuera con él, y se acomodó de frente comenzando  a olfatearlo medias poniendo especial énfasis en su cuello.

—Él me mordió...—Confesó Jungkook con un tono triste  y giró su cabeza dejando al descubierto la porción de piel lastimada— pero no me marcó, lo sabe ¿no? Eso sería equivocado...

El lobo siguió olfateando con dificultad la zona y gruñó quedito sintiendo por fin el aroma del otro sujeto. Lentamente comenzó a lamer encima de la sangre en un intento de hacer sentir mejor a Jungkook quien comenzó a acariciarle detrás de las orejas.

>>—Me preguntó si podía sentirlo...—Retomó el omega cerrando los ojos y disfrutando de las lamidas cariñosas del animal— y fui tan tonto por no darme cuenta, y más que sentirlo ahora lo sé... mi lugar es con usted, ¿cierto, lobito?

Jungkook cerró los ojos y pasó sus brazos por la espalda del hombre que recién se había transformado. El coronel lucía hermoso a pesar de lo magullado que estaba y se mantenía entre sus piernas con el rostro escondido en su cuello sin dejar de lamer su piel. El chico gimió quedito.

—¿Puede explicarme lo que sucede, cabo?—Dijo Taehyung con sus labios sobre la piel del menor y suspiró ahí mismo. A pesar de saber que era incorrecto se negaba a apartarse.

—Quisiera poder, yo tampoco lo entiendo...

—No está bien. Esto no está bien.

—Es verdad, no lo está—. Jungkook alzó las manos llevándolas hasta el rostro de Taehyung y lo acercó a él para besarlo muy lentamente. El alfa se quejó un poco por lo adolorido que se sentía, pero jadeó gustoso por los movimientos, acercándose un poco más hasta sentir su pecho pegado al de su subordinado. 

Ambos continuaron besándose por un lapso indefinido, dejando que sus lobos disfrutaron del tacto y de las caricias. Con suavidad, Taehyung acostó a Jungkook en el suelo y comenzó a lamer su cuello del lado que no estaba herido, descendiendo y olfateando cariñosamente. El chico se derritió bajo su boca y gimió intranquilo cuando su celo apareció de nuevo.
Sin embargo, Jungkook notó que algo no andaba bien con él, a pesar de lo excitado que se encontraba no podía lubricar, casi como si su cuerpo lo estuviera ayudando con la mentira que había estado llevando. Sin duda debía culpar a  los supresores para alfa que había consumido horas antes. 

Y de pronto el peso de la mentira cayó sobre sus hombros.

—¿Cabo, está bien? —Taehyung levantó su cabeza y se encontró con los ojos llorosos de Jungkook. Preocupado, lo volvió a levantar y lo acunó entre sus brazos. El chico lloró casi en el momento en que sintió el calor de alfa.

—Nada está bien...—Exclamó aferrándose a su uniforme y llorando con más fuerza.

Un conjunto de emociones mezcladas se habían arremolinado en su pecho y lo habían derrumbado por completo, así que Jungkook lloró por muchas cosas esa noche. Lloró porque no quería estar más en esa guerra, lloró porque aún no lograba asimilar la crudeza en la que estaba. Lloró por su familia, por Yugyeom, por la prometida de Taehyung.

Pero sobre todo, lloró porque su lobo quería estar al lado del Coronel más que a otra cosa en el mundo. Taehyung lo había escuchado: "mío, mío, mío", mientras el hombre lamía su herida. Lloró por sentirse mentiroso. Por haber traicionado la confianza del alfa con el que suponía que debía estar. Lloró por mentirle a su cuerpo y hacerle daño.

No entendía que estaba pasando. Su celo tampoco lo estaba ayudando. Así que se deshizo en un mar de lágrimas mientras Taehyung lo abrazaba con fuerza y le acariciaba la espalda con cariño.

—Todo estará bien—le susurró el Coronel en el oído y después le besó las mejillas.

Muestrame la pancita [Taekook] [Adap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora