El bosque estaba completamente oscuro. A lo largo del camino, que Taehyung y Jungkook estaban recorriendo, apenas y se visualizaban tétricas siluetas de lo que se suponía eran árboles, además, entre ellas había una ligera niebla. Los sonidos de insectos y ranas aumentaban conforme a la hora y el cielo se mantenía limpio, sin estrellas que iluminaran la noche.
Era un ambiente frío y siniestro, con la sola compañía de la Luna que se ocultaba tras las únicas dos nubes. Jungkook la observaba de vez en cuando, buscando un poco de confort para su corazón confundido, rogando por no cometer errores en la misión que aún desconocía.
—¿Tiene frío, cabo? —la áspera voz del Coronel retumbó en sus oídos a pesar de tratarse de un susurro, haciendo que su cuerpo reaccionara de inmediato mandando una onda de electricidad a través de su espina dorsal y levantando todos sus vellos. Era una verdadera fortuna que el hombre no se girara para verlo.
—Sí, bastante—. Mintió. No quería revelar que en realidad su interior era una llama viviente que deseaba ser apaciguada con mimos y besos.
El alfa no contestó, pero se mantuvo pensativo respecto a la respuesta de Jungkook. Quizá era necesario improvisar una madriguera para que pudiera descansar y recuperara un poco de color. El menor se veía cansado y dolorido y, por alguna razón que odiaba y no entendía, su lobo se sentía molesto y herido por verlo así. Quizá descansar por una noche no los retrasaría en su objetivo.
—Jeon, creo que deberíamos… ¿Jeon?— el coronel Kim se volteó para observar a su menor al no escuchar respuesta y se sorprendió al encontrarlo alejado de él, sentado en el suelo y sobándose un pie. Al parecer se había caído. Con cautela se fue acercando y se hincó a su lado— ¿Por qué es tan torpe?
Jungkook suspiró irritado. Él no podía ver en la oscuridad, a diferencia del Coronel, quien tenía las habilidades nocturnas de un cambia formas.
—No presuma de algo con lo que nació—. Respondió molesto, tratando de levantarse sin patear el montículo de piedras que lo había hecho caer. Sabía que el peliplateado sonreía, a pesar de no poder verlo sabía que lo hacía. Debía tener esa horrible y sensual mueca arrogante en su rostro.
—No lo hice— Dijo con sorna—, pero me queda claro que se siente opacado con mis dotes. Al menos fue discreto en su caída, buen chico—. Sonriendo, le dio unas palmaditas en la cabeza al joven quien pronto le apartó la mano con brusquedad.
—Aghh… ¿Qué quería? ¿Qué me pusiera a llorar por su ayuda?
Taehyung se relamió los labios con la idea. No le parecía nada desagradable sentirse necesitado por ese alfa extraño que se encontraba abultando sus mordibles labios.
—Tengo una linterna en mi mochila, pero si no quiere mi ayuda… —El hombre volvió a su dirección, seguro de que Jungkook lo rechazaría, pero se detuvo cuando una pequeña mano lo tomó del codo y lo volteó con suavidad.
—Umh… ¿podría prestármela? Por favor, señor…
Y diablo que sí. Era demasiado adictivo complacerlo, aunque fuera en pequeñas cosas. Ya sin burlarse, sacó de su mochila negra el aparato y se lo cedió a su compañero, rozando intencionalmente sus regordetes dedos y disfrutando del tacto.
—¿Recuerda cómo disminuir la intensidad? — Jungkook negó sin quitar los ojos de los dedos que aún lo acariciaban— Sólo tienes que girar el cuello y… Jalas así… — El coronel Kim tomó la mano del chico y la guio de arriba hacia abajo a través del mango de la linterna, repitiendo la acción un par de veces con suma delicadeza, como si con aquello tratara de insinuar algo.
Jungkook, por supuesto, no lo pasó desapercibido y pronto sintió a su sangre bajar hasta su entrepierna y liberando poco a poco feromonas incontrolables. Suspiró profundo y alejó su mano de inmediato. Al menos era el primer día, podía resistir, se dijo, el problema era que el segundo era el peor en su celo.
—Gracias, Coronel, es usted un hombre muy atento.
—Y podría serlo más…
El Omega tragó saliva. Debía ser culpa de sus hormonas el que su Coronel pareciera así de provocativo y antojable.
—¿No-nos vamos ya? La noche se hace más espesa…
El peliplateado se carcajeó quedito, pero asintió sin más y volvieron a su camino. Tan solo escuchando a los animales nocturnos y sus suaves pisadas.
Caminaron tranquilamente por un lapso de dos horas. Ambos se encontraban absortos en sus pensamientos, andando dentro de un silencio cómplice. El coronel había desistido de la idea de hacer una madriguera, decidiendo que era mejor aprovechar ese tiempo para futuros problemas; además, el cabo Jungkook parecía estar mejor. No tiritaba por las altas temperaturas ni se quejaba de nada, si le dolía algo, parecía ocultarlo bastante bien.
Jungkook, en cambio, procuraba mantener la calma ante el remolino de hormonas que revoloteaba en su interior. Daba gracias a todos los seres místicos el que su aroma se mantuviera estable, quizá por seguir tomándose los supresores para alfa o tal vez por el miedo que su lobo sentía por estar ahí afuera. Lo único que sabía era que no olía como de costumbre.
El problema radicaba en que sus ansias por ser tocado aumentaban con los minutos. Su cuerpo entero picaba por algún roce, por pequeño que fuera, y el calor no hacía otra cosa que aumentar. Pronto comenzaría a lubricar y eso sin duda lo metería en un gran problema.
Al amanecer los dos estaban agotados. Habían pasado toda la noche caminando bajo el espesor del bosque, descansando por minutos tan solo para beber agua. Ahora, con la luz del sol, estaban de acuerdo en que debían darse un tiempo para buscar de comer.
Jungkook había sugerido comerse las raciones de galletas saladas que habían llevado, pero el coronel Kim se negó a la idea argumentando que podrían comer mejor si se daban a la tarea de cazar. Algo que por supuesto el Omega no sabía hacer.
Finalmente, tras unos momentos de discusión, decidieron que el alfa tomaría su forma de lobo para salir a buscar conejos, mientras Jungkook levantaba una pequeña hoguera. Sintiéndose satisfechos con el trato y por comportarse como un verdadero equipo ambos comenzaron con sus labores.
Al cabo de veinte minutos, Taehyung llegó con dos pobres animales muertos entre sus dientes. Jungkook los había tomado y de inmediato se había puesto a cocinarlos tras desollarlos.
—Usted es un estuche de monerías—. Comentó el coronel con una sonrisa. Descansaba sentado sobre un viejo tronco y afilaba la navaja que había recibido tras graduarse del colegio militar. Jungkook suspiró orgulloso.
—Mi tío me enseñó a cocinar—. Dijo tras darle la vuelta al conejo y arrancó un trocito para probar— ¿Quiere?
El peliplateado asintió y se acercó con una mueca divertida. El menor pronto le acercó la carne para que pudiera morder. Ambos estuvieron de acuerdo en que estaba listo para comer.
—Los omegas siempre han sido buenos cocineros, es como una habilidad que tienen al nacer.
Jungkook nervioso tragó saliva, pero se las ingenió para fingir molestia.
—Mi tío es alfa. El padre de Yugyeom siempre ha sido un excelente cocinero, no sea anticuado.
—Espera… ¿El soldado Jeon? ¿Me estás diciendo que estás enamorado de tu primo? No sé por qué no me sorprende lo anormal que suena…
Los dos se miraron fijamente sin saber muy bien que decir. Se notaba la tensión en el aire.
—No es mi tío de sangre, le llamo así porque vivimos en el mismo búnker, pero es algo que a usted no le interesa y si Jeon me folla es nuestro maldito problema, en serio, ¿qué diablos tiene contra nosotros?
Jungkook se mordió la lengua cuando cayó en cuenta de lo que había dicho. Sin querer había aceptado su lado sumiso, aunque era algo de lo que no se retractaría. Debía fingir. Meterse en su papel.
—¿Follarte? ¿Me estás diciendo que él te ha tocado antes? —La voz del hombre sonaba gutural, con un ligero deje hambriento. El Omega desvió la mirada sintiéndose repentinamente intimidado.
—¿Y usted qué cree? No pensará que a nuestra edad nos mantenemos castos y virginales, ¿Cierto?
Lo cierto era que Jungkook no podía considerarse un santo, pero tampoco un experto en el tema. A pesar de estar en contra de las normas establecidas, su lobo se mantenía firme con la idea de guardarse para su futuro alfa.
El coronel gruñó por lo bajo y apartó la navaja de sus manos, acercándose más al cuerpo de su subordinado.
—¿Así que te gusta que te follen…? —Preguntó comiéndoselo con los ojos. Su tono había pasado a ser sensual, usando su habilidad nata de conquista.
Jungkook tembló cediendo ante sus impulsos.
—¿Qué pasa si digo que sí? ¿Me castigará con más sentadillas?
El coronel Kim se levantó y se paró en frente del chico dejando la cadera a la altura de su rostro.
—¿Eso quiere? ¿Qué lo castigue? — preguntó llevando su mano hasta su cinturón — porque conozco más castigos que las sentadillas…
—¿Podría enseñarme, señor?
El coronel Kim asintió y enredó sus dedos entre los mechones castaños del chico, tomándose su tiempo para acariciar a lo largo. Jungkook gimió por las sensaciones que no hacían más que calentarlo más.
Sin embargo, antes de que pudieran consumar lo que ambos tenían en mente, el coronel Kim se alejó abruptamente. Su rostro reflejaba culpa y un poco de angustia. Quizá por haber recordado a su prometida de pronto.
—En otra ocasión, cabo… Debemos comer.
Y con eso último se había encerrado en su mundo de nuevo. El omega había decidido, para su decepción, que aquello era lo mejor, no podía ni debía caer siempre ante la tentación, le asustaba el impresionante poder que tenía el hombre sobre sus reacciones corporales, por lo que, decidiendo no tocar el tema, volvieron a retomar su camino apenas terminaron con la única comida del día.
(…)
El coronel Kim no había vuelto a hacer insinuaciones de ningún tipo durante el día, pero sí había intentado tranquilizar el ambiente contando pequeñas anécdotas de su pasado. Así, Jungkook había terminado por enterarse que un auto lo había atropellado cuando era niño y que odiaba la carne de armadillo, pero que tenía un especial gusto culposo por la carne de cerdo, aunque su prometida lo reprendiera.
Ah, porque para su desgracia había confirmado también que aquel imponente alfa tenía una prometida con la que llevaba años de relación y que su nombre era Dahyun.
Jungkook no lo había admitido en voz alta, pero su lobo lo rasguñó por dentro y aulló dolido, causándole a él una fiebre que iba aumentando preocupantemente. Su vientre, a la par, comenzaba a sentir el dolor agudo de cada tres meses.
—¿Está bien, Jeon? — Taehyung se detuvo cuando notó que su compañero sudaba. Pasaban de las cinco de la tarde por lo que la temperatura había comenzado a descender. Aquello sin duda no era culpa del clima.
—Lo estoy, usted siga adelante—. Respondió molesto. En ese momento sentía que lo odiaba más que a nadie en el mundo.
El hombre negó y rodó los ojos.
—¿A quien quiere engañar? —Con suavidad, llevó la palma de su mano hasta la frente del chico y lo tentó —Está ardiendo, debe descansar, cabo.
—¿Qué? No, ¿por qué? Quizá usted lo necesite por anciano, pero yo sigo siendo joven, vaya y siéntase y muérase por allá, pero déjeme en paz.
—¿Por qué está tan a la defensiva? La terquedad puede llevarle a la muerte, debemos buscar donde pasar la noche.
—¿Pasar la noche? ¿Para que intente aprovecharse de mi otra vez? No — Jungkook retomó su caminado y continuó subiendo la vereda. Taehyung lo siguió algo ofendido.
—Oh claro, como fui el único que se dejó llevar.
—Es verdad, es tan inepto que no pudo terminarlo, lo siento, supongo que al final le dio miedo no poder complacer a otro alfa.
Jungkook estaba celoso. Jamás se había sentido así por alguien a quien ni siquiera conocía, pero era tarde, su lobo tenía más fuerza y lo hacía decir más de la cuenta. Además, el dolor se hacía más y más insoportable.
—Claro, no tengo la experiencia que su adorado “ Yugyeom”, pero ¿sabe qué? Le aseguro que usted mordería las almohadas mucho más fuerte conmigo que con él.
—¿En serio…?
—Es un hecho.
Lo siguiente que Jungkook supo fue que todo se volvía oscuro y perdía sentido. Se había desmayado.
(…)
Cuando abrió los ojos descubrió que estaba en un lugar cálido. Aparentemente dentro de algo parecido a una pequeña cueva. Las paredes estaban un poco mohosas, pero el piso estaba seco.
Jungkook intentó levantarse, sintiendo todo su cuerpo ardiente. No tenía fiebre, pero aún así estaba caliente. Se empujó de nuevo hacia adelante buscando pararse, pero el gran cuerpo peludo de un lobo se lo impidió.
—Oh por Dios—. Susurró al sentir como su pecho se llenaba de ternura por ver al animal dormir y pasó sus manitas sobre su cabeza—. Eres tan lindo.
El lobo se estremeció de inmediato, alerta como de costumbre, y se removió bajo las caricias para finalmente convertirse en hombre de nuevo. Su cuerpo desnudo se mantenía caliente.
—Así que estás en celo…—Dijo apenas cruzó miradas con el menor y escondió su rostro en el cuello inhalando el fuerte aroma—. ¿Cómo no me di cuenta antes?
—Yo, cómo…— Jungkook trató de alejarse, podía sentir como la lubricación natural por fin llenaba su entrepierna, pero el alfa no lo dejó. Contrario a eso, lo abrazó con más fuerza y lamió detrás de su oreja con suma lentitud.
—Tú me ayudaste con mi celo, déjame regresarte el favor…
—¿Cómo sabe que estoy en… Qué estoy en celo?
El castaño gimió cuando sintió el duro miembro del hombre sobre su cadera. El alfa parecía perder lentamente la cordura.
—Yo no lo sé, es sólo que tu aroma es tan perfecto… Yo quiero…
Taehyung estrelló sus labios contra los de Jungkook y gimió al instante. Era perfecto volver a sentir su lengua sobre la suya en un baile desordenado, mezclando su saliva y otros fluidos corporales. Se restregó más rápido sobre su pequeño cuerpo, casi sintiendo la excitación del chico, quién había cedido ante la tentación abriéndose de piernas para darle mayor acceso.
Aprovechándose de eso, lo acorraló contra el piso y mordisqueó sus orejas, mentón y finalmente el cuello, queriendo impregnar su aroma por toda su piel. Jungkook pronto se deshizo en gemidos suaves.
Los siguientes besos estuvieron cargados de necesidad y deseo, moviéndose y jadeando con las nuevas y abrumadores sensaciones. Jungkook llevó sus manos hasta la espalda de su mayor y enterró sus uñas en ellas cuando su labio inferior fue jalado por los colmillos de Taehyung que parecía querer devorarlo completo.
Verlo así era casi adictivo, con una capa de sudor sobre su frente y emitiendo roncos sonidos de excitación.
—Alfa… Por favor—. Susurró acercándose a su oído, rasguñando sus omoplatos con la intención de dejar marcas de propiedad.
La coherencia de ambos huyó a partir de ahí dejándole el control a sus lobos quienes estaban satisfechos con lo que ocurriría.
Taehyung tenía las pupilas completamente dilatadas, cada vez más y más excitado. Su miembro estaba completamente erecto y exigía atención, pero él solo deseaba complacer al hombrecito debajo de él, por lo que comenzó a desnudarlo con prisa.
Jamás se hubiera imaginado estar en una situación similar, con otro alfa y engañando a su novia, pero ya no tenía el control sobre sus acciones. Deseaba más que nada en el mundo hacer suyo a ese muchacho de ojos preciosos. Dejarle marcas por todas partes, también su aroma y reclamarlo como suyo para que nadie dijera lo contrario.
—Dime cómo te lo hacía, Jungkook —Preguntó molesto. Deslizando su mano desde su vientre hasta su ingle donde apretó con saña. El chico se mordió el labio superior pegándose más al cuerpo del alfa dando más fricción a sus miembros.
Taehyung gimió quedito y llevó más abajo su mano, ejerciendo presión y volviendo a besar a Jungkook. Empezaba a adorar sus sonditos de placer. Continuó recorriendo su piel, sobre excitado y luchando por no tomarlo de golpe. Al tratarse de otro alfa debía prepararlo, por lo que necesitado se movió hasta llevar su mano entre los glúteos del chico.
No obstante, la humedad que encontró fue reveladora.
—Omega—. Gruñó separándose apenas un poco. Levantando sus ojos y encontrándose con los de Jungkook. Se veían asustados y vulnerables. Su interior, sin embargo, brincaba en éxtasis. Ahora muchas cosas comenzaban a tomar sentido a un ritmo abrumador.
—Y alfa… —Respondió Jungkook pegando sus dedos al pecho del hombre y suspiró cansado. Ningún supresor sería suficiente para calmar las ansias que ya tenía. Era una lástima que todo tuviera que terminar ahí.
—Por eso tu aroma era tan embriagador… Por eso todos te buscaban tan desesperadamente…--- Jungkook no respondió. El dolor en su vientre era casi insoportable— por eso Jeon te folla.
—Así es, él es mi alfa, señor.
El coronel kim gruñó molesto asustando a Jungkook quien se hubiera esperado cualquier cosa menos el agarre posesivo que estaba recibiendo.
—Oh no, él no es tu alfa, pequeño… No veo su marca en ti—. Taehyung retomó su actividad y llevó su mano hasta la entrada de Jungkook donde apretó con el pulgar. El chico se arqueó de inmediato, deseando más.
El alfa volvió a apretar con saña, empujando suavemente y moviendo su dedo en círculos.
—Apuesto incluso que no puedes recordar su nombre en estos momentos— Jungkook no contestó, en su lugar se aferró con fuerza al cuello del hombre y mordiendo su piel para tragarse sus gemidos—. Por supuesto que no, tú no necesitas a un chiquillo, me necesitas a mi.
El peliplateado lo penetró despacio hasta rozar su próstata, acariciando muy lentamente, pero con una fuerza placentera.
—Señor, por favor…
—No—. Taehyung lamió el lóbulo de su oreja e introdujo otro dedo—. Dime Taehyung , quiero que digas el nombre de quién te está follando.
Jungkook lloriqueó. Amaba escuchar su áspera voz y la forma en que lo ponía. Podía sentir sus pies arqueados por el placer que aumentaba más y más. Así que llevó sus manos hasta el trasero del alfa y lo apretó con fuerza.
— Taehyung …—Jadeó a propósito y se aventuró a acariciar más abajo. El peliplateado gimió y alejó sus dedos para decepción del menor.
—Voy a penetrarte—. Sentenció con un deje oscuro en su voz, volviendo a tomar sus labios con desesperación. No podía recordar la última vez que había disfrutado tanto estar con alguien.
Tomó la ropa que estaba alrededor y la acomodó con prisa debajo de la cadera del chico. Quería hacer que disfrutara cada maldito segundo. Se colocó entre sus piernas, alineándose con su entrada , y muy lentamente comenzó a penetrarlo.
El castaño gimió más alto sintiendo la plenitud, mientras ambos miraban como el miembro del alfa desaparecía dentro de él. Cada vez excitándose más y más.
Taehyung comenzó a moverse de una forma suave, empujando su cuerpo con delicadeza, pero sin perder su fuerza natural. Jungkook echó su cabeza hacia atrás, embriángandose con el aroma de vodka y enloquéciendo con él.
—Ah, Taehyung …—Volvió a exclamar cuando las embestidas aumentaron su intensidad. Parecía que no conocía otra palabra porque era lo único que podía decir.
Ambos perdieron la noción del tiempo. Empujando sus cuerpos a la par con una velocidad sorprendente. Los besos cada vez eran más húmedos, pero se sentían bien. Correctos. La pequeña cueva comenzó a convertirse en una madriguera llena de sus olores, aunque aún ninguno lo supiera, caliente por la temperatura de ambos.
Finalmente Jungkook eyaculó con un gemido fuerte mientras que Taehyung esperó unos empujes más hasta terminar, tan excitado que no pudo salirse antes de tiempo.
El omega suspiró sintiéndose caliente por dentro y sonrió satisfecho y aliviado. El coronel no lo había marcado.
—Tú y yo tenemos que hablar—. Dijo el mayor recuperándose de su orgasmo.
Jungkook asintió, sintiendo una oleada de algo parecido al amor cuando notó que Taehyung sangraba de su mano. Al parecer se había lastimado a él para evitar cualquier locura.
—Está bien— Respondió con cariño— pero después de esto.
Y lo jaló para besarlo una vez más.
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Muestrame la pancita [Taekook] [Adap]
FanficEl coronel Kim Taehyung no podía estar enamorado de otro alfa, por supuesto que no, él no se convertiría en un delta por culpa de uno de sus subordinados, mucho menos por Jeon Jungkook, pero, ¿Por qué demonios su lobo tenía tantas ganas de enseñarle...