al fin había llegado, odiaba que la atrasaran y más por una pequeñez como esa, que hasta un cierto punto no era algo pequeño, pero que más quedaba, ella dio su palabra y eso para ella es algo más que sagrado; además de que era lo menos que podía hacer, toda acción tiene un costo y a veces alguien más las tiene que pagar.
Cerró la puerta con seguro dejando sus llaves en la mesita de a lado, vio con sorpresa lo que había ahí, un ramo de flores, rosas, sus favoritas. Con cuidado las tomo llevándolas a la cocina, busco en un estante algo en donde ponerlas. Termino dejándolas en un florero de cristal en el centro de la mesa, se veía bien.
Salió de la cocina hacia la sala dejo su abrigo y suéter en el perchero que tenía ahí, quedando con un chaleco de tela negra; gran parte de su uniforme era de ese color, pues al ser parte de la "ss" ese color le correspondía a ella y su equipo, subió las escaleras, tenía que hablar con la mexicana, más bien, tenía que preguntarle algo de suma importancia para ella. Cuando llegó al segundo piso vio una puerta abierta, era la de su estudio.
"esa puerta tiene seguro" pensó la fascista viendo rara la escena,
" ese maldito me las va a pagar".
Tal parecía que el soldado que envió le entregó la llave equivocada. Mañana habría un horrible accidente sin duda.
Camino tratando de hacer el menor ruido, se asomó un poco para ver de quien se tratase, pues nunca se sabía, vio a la latina de rodilla buscando algo en un cajón, se sorprendió al ver la escena, ¿traidora?, no estaba segura.
Acomodo un poco su chaleco y entró.
-Guten Tag Mexiko-
La latina dio un brinco del susto provocando que cayera de espaldas.
- Miss Third sorry, ich war nur auf der Suche nach einem.... Bleistift? (señorita Third perdón, solo buscaba un... ¿Lápiz?-
-Ich verstehe (ya veo) - dijo la fascista, se acercó a donde estaba México, la latina por instinto se alejó un poco pegando en la pared.
La fascista se puso de cuchillas frente a ella, tomó su mano ayudándola a quedar de rodillas frente a ella. La latina alzó un poco la vista buscando una respuesta a esa acción.
La fascista tomó el mentón de la latina apenas la volteo a ver.
-Ein Bleistift, huh? (¿un lápiz eh?) -pregunto con burla la europea
-Tut mir Leid.. Es ist nur-
Sus palabras quedaron flotando en el aire, unos suaves labios hacían presión sobre los suyos, la europea la estaba besando. sus manos llegaron al pecho de la mayor intentando quitarla de enzima. la fascista soltó con suavidad su mentón, bajando a los hombros de la mexicana, haciendo algo de presión para evitar que se fuera y haciendo ese beso más profundo. México intentando gritar abrió su boca, dando una señal indirecta para que ese beso fuera de algo tranquilo a algo fogoso.
Sentía como la lengua de Reich invadía cada espacio de su boca, empezaba a aceptarlo, después de tanto luchar, se rindió, hasta el punto de que torpemente intentaba seguirla.
Su torpe lengua intentaba seguir ese gran vaivén; sentía sus mejillas arder, sus pensamientos eran pasados, tenía toda su atención en esos ojos tan rojos que la veían con deseo y lujuria, parecían un mar de sangre, no había brillo, lo que los hacía verse sombríos y tentadores.
Sentía que algo le empezaba a faltar, volvió a poner sus manos en su pecho, intentando separarla. La fascista se detuvo, se separó lentamente de la mexicana.
Estaban a milímetros de volver a unir sus labios, la respiración entre cortada de la latina llenaba de sonido el lugar, la alemana tomó el labio bajo de la latina con sus dientes, jalándolo un poco encajando la punta de sus dientes hasta que la sangre corrió de su labio, México dio un jadeo de dolor, la europea soltó su labio, alejándose al fin de ella. Con su mano enguantada volvió a él rostro de la latina limpiando la sangre que caía en su barbilla.
-Danke für die Blumen (gracias por las flores)-
La latina la volteo a ver confundida, está solo le dio una sonrisa y salió de la habitación. México se quedó ahí sentada, intentando recuperar su respiración normal; escuchando como los pasos guardaban silencio cuando una puerta fue abierta.
La latina se quedó ahí sentada. Veía fijamente el techo, se sentía rara, ida, su corazón seguía latiendo rápido.
"me beso"
Seguía en ese pensamiento, no lograba aceptarlo, parecía ajeno a todo, como si sólo fuera un sueño.
Ya ni siquiera recordaba porque estaba ahí, simples recuerdos, estaba confundida, vaya que quería respuestas, pero la fascista se fue hace ya un buen rato, y aún peor ni siquiera trato de alcanzarla.
Se levantó sujetándose de la pared, dejó todo como estaba y salió cerrando la puerta tras de ella. Bajo a la cocina, pero no había nadie, ni siquiera en el jardín, tal vez si salió, pero no le dio tanta importancia, regresó a su alcoba. El atardecer empezaba, la luz era de un tono naranja, junto a una suave briza que entraba por su ventana, sacó su maleta tomando su ropa para dormir. Salió del baño ya cambiada, dejó su ropa dentro del ropero.
La luz del ocaso empezaba a desaparecer, trayendo una noche tranquila, pasaban alrededor de las diez, estuvo su demás tarde acomodando un poco sus cosas; antes de dormir escribió una carta a su presidente avisando que había llegado y todo lo que pasó en el día, bueno casi todo, sello la carta dejándola ahí en el escritorio. Por la mañana intentaría ir al centro para enviarla.
Dejo eso de lado, dandoun bostezo, cerró su puerta con seguro, apago su luz para al fin dormir, puesparecía que mañana sería un día mucho más ocupado.