El chico del Café

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Disclaimer:
Bungō Stray Dogs|文豪ストレイドッグス
y sus personajes, son propiedad intelectual de Kafka Asagiri, ilustrado por Sango Harukawa.

Géneros:
| Angst  | Omegaverse | AU |
| Hurt | Romance | Songfic |

Tema de Fondo:
"Death Bed" de Powfu.

El trabajo en la cafetería era sencillo y cómodo

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El trabajo en la cafetería era sencillo y cómodo. No era muy ruidoso, siempre había gente yendo y viniendo, y aparte de las horas pico en la mañana y el almuerzo, el sitio era tranquilo. Era; porque últimamente se convirtió en un dolor de cabeza.

Todo empezó a finales del verano pasado. Era pasado de medio día, el sol estaba en lo alto y aún así, la brisa era muy fresca por la proximidad del otoño y la gente se aglomeraba en la fila para pedir un especial del día. Debido a que la época es de las más bajas de consumo, ponen ofertas especiales para atraer a sus clientes regulares y algunos nuevos, por supuesto. Como ese era el último día de la promoción de verano, habían un poco más de personas.

Todo ese alboroto por un café personalizado y un croissant de queso y jamón.

La fila se iba acortando para eso de la una y Chuuya Nakahara casi podía saborear lo que le esperaba para el invierno. Se pasó un mechón de su cabello tras su oreja y se dispuso a atender al siguiente cliente. El chico tras el mostrador tenía un aspecto peculiar y resaltaba casi de forma involuntaria. Chuuya pensó que tenía un 'algo' que invitaba a observarlo, quizás era culpa de un par de vendas que se veían apenas por el borde del cuello de su camisa celeste con esbeltas líneas azules.

Obviamente tenía curiosidad de saber la razón de ser de éstas, pero no era su asunto y si el cliente quería, acababa contándole todo su día, sus problemas y su vida entera sin que él pudiera detenerlo realmente. Era algo tan común como los borrachos que van al bar y se confiesan con el cantinero.

Volviendo al chico en cuestión, posó el codo sobre el mostrador y observó a Chuuya unos segundos largos, logrando poner nervioso al pelirrojo de ojos azules. Su penetrante mirada marrón era intensa y asemejaba un par de pocillos de chocolate caliente, donde los malvaviscos se han derretido por completo. En su cara, enmarcada por mechones castaños desordenados, relucía una sonrisa que para Chuuya, desbordaba de confianza.


—    Eh, bienvenido señor, ¿qué desea ordenar? —preguntó al fin, un poco descolocado.

—    ¿Señor? Todavía estoy muy joven para que me digan señor, aunque bueno, supongo que es normal que los niños lo hagan —respondió con una risa sutil. Chuuya estaba por disculparse y poner en claro que es el saludo estándar, cuando el hombre continuó en su soliloquio—. Soy Osamu Dazai, pero tú puedes llamarme Osamu.

—    Bueno, "señor Dazai", ¿listo para ordenar? —soltó Chuuya, con todo el sarcasmo que delataba su incomodidad y rechazo por la innecesaria presentación.

𝗢𝗇𝖾-𝗦𝗁𝗈𝗍𝗌 𝗦𝗈𝗎𝗄𝗈𝗄𝗎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora