Capítulo 13

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Demonios.

¿Como no se me ocurre usar mi "vitalidad"? como yo lo llamo,  mi poder de ver la, obviamente, la vitalidad de las personas cercanas a mí.

O tal vez controlar la fuerza que ejercí al querer golpear la puerta.

Al notar como un líquido un poco espeso y rojizo se resbalaba por su nariz como una gota de agua en un día lluvioso, tome su mano y jale de ella buscando la que sería la cocina.

Al llegar el chico se sentó mientras buscaba pedazos de papel.

Me senté a su lado en la barra de la cocina, agarrando lo más delicado que pude su rostro por su le dolía, o que se yo.

Fui enrollando el papel con el que limpiaba su sangre intentando detener la hemorragia y mirar mejor su nariz, necesitaba saber si le rompí el tabique.

El chico del cual no me moleste en lo absoluto verlo soltó un leve quejido de dolor.

No pude haberle dado tan fuerte, solo iba a golpear la puerta ¿Verdad? No se para que me hago esas tontas preguntas, seguramente le rompí el tabique, es obvio que le golpee muy fuerte.

Cuando dejo de salir tanta sangre observe su nariz, no era la nariz más hermosa que haya visto pero tampoco era tan horripilantes, escusaría que es por mi golpe, pero solo pude haberle causado alguna inflamación y un espléndido color morado en su nariz por algunas semanas.

Su nariz estaba muy inflada al punto de casi no percibir una nariz, sin retenerme más abrí el refrigerador en busca de un condenado hielo para que le desinflame su horrible nariz, al encontrarlo lo envolví en un paño para evitar rozaduras y se lo puse en la nariz.

-Oye, eso duele-Le oí quejarse haciendo un pequeño puchero. Su voz era gruesa, con un pequeño tono de haberse levantado hace poco.

-Deja de quejarte como un bebe, no duele- Le reñí rodando los ojos, no necesitaba sus quejas ahora.

-Eso lo dices porque a ti no te dieron un puñetazo- Murmuro ya más calmado, pero sin ningún todo de resentimiento.

Suspire, en parte tenía razón, le acabo de dar un puñetazo y aun así no quiere devolvérmelo o ni siquiera parece molesto.

-Bien, lamento que te haya golpeado, no fue mi intención golpearte yo solo quería hablar con Charlie y tal vez deje salir un poco de mis emociones golpeando la puerta, o golpeándote a ti... Pero no es escusa, igual lo lamento. ¿Te duele mucho? Creo que debería llevarte a un hospital- comencé a divagar en voz alta, diciendo lo último en un susurro para mí misma al ver su hueso ligeramente movido de lugar.

-A-al hospital? N-no yo estoy bien- Comenzó a balbucear intentando convencerme de estar bien, pero sé que no lo estaba y tampoco lo voy a dejar aquí solo cuando puede que tenga una fractura.

Sin importarme mucho lo que dijese o haga agarre su mano y con la otra mi bolso de mano que descansaba en la encimera, jalándolo fuera de la casa en dirección al hospital.

Puede que no tenga un auto o licencia, pero puedo caminar, por algo nos dieron piernas, y puede que por mi determinación no le di mucha importancia a que el chico que jalaba sin descanso emanaba un calor abrumante, que comenzaba pasándome por la mano mientras que pasábamos por las calles llenas de habitantes que nos miraban curiosos, ese calor se expandía por mi brazo dándome un poco de incomodidad, odio el calor, creo que debería ser evidente por mi guardarropa poco abrigarle.

Puede que por eso la gente me miraba por eso, por llevar una simple falda azul oscuro con toques blancos, una simple camisa de lana gris, un gorro igualmente de lana con un pompón en la parte superior y unas botines de diseñador altas con un tacón lo suficiente altos para pelear con ellos y sin descalabrarme un pie, y mi infaltable collar de una calavera con flores alrededor como regalo de mi padre y madrastra.

Pero sigo creyendo que es porque tengo a un chico más alto que yo aun con los botines arrastrándolo mientras suelta de vez en cuando gimoteos o quejas de que lo jalo muy fuerte o que voy muy rápido, si creo que es eso.

Casi sin ningún inconveniente llegamos al hospital donde hice que lo atendieran de inmediato, mientras que el doctor llegaba las enfermedades intentaban inspeccionar que tan mal estaba.

Ahí fui cuando detallé al joven chico frente a mí por primera vez, es de tez rojiza y de ojos marrones, con complexión alta y desgarbada, con un rostro juvenil y de cabello negro.

Cualquier hija de afrodita ya se hubiera tirado tras él, mientras que yo apenas pienso que es guapo, si lo es, pero no debo de pensar esas cosas ahora, aunque sería un poco gracioso decir que nos conocimos porque lo lleve al hospital, claro que unos años después.

El chico no quito la mirada de mi en ningún momento, tenía el ceño fruncido como si supiera o creyese algo que yo no.

De un momento a otro Carlisle Cullen atravesó las puertas del hospital, y el deseo de que la tierra me tragase apareció, pero tan pronto como apareció se fue al recordar que si bajo allá estará mi padre y me dirá lo que no quiero escuchar "Te lo dije", no sé si lo saque de él, desearía que fuera así, todos mis momentos de él pasaron como flashes por mi mente.

No, desgraciadamente no lo saque de él.

El señor Cullen se extrañó de verme aquí, pero su cara detono más sorpresa al ver al joven en la camilla, al parecer se conocen.

No necesito ningún poder para saber que este se encontraba nervioso, de que ya es otro tema.

Una enfermera me pidió que saliera amablemente, que digo, no me lo pedía, me lo ordenaba y no había ni una pisca de amabilidad en sus palabras.

Me había quedado para ver lo que las enfermedades le hacían, cuando gire a verlo este ya me estaba mirando, asintió al ver que me estaban echando.

Me indigne un poco por eso, ¡nunca me habían echado de ningún lugar! No es que me queje, pero pudo hacerlo con más empatía.

¡Oh no, me estoy convirtiendo en esa niña mimada y sin respeto alguno de la escuela de ricos en la que mi padre me inscribió!

Los Cullen ocultan un secreto, que yo conozco desde antes de si quiera conocerlos, pero el chico parecía una estufa, era más moreno que todas las personas en Forks, no sé ni como si en este pueblo casi nunca sale el sol.

Y puede que suene loca, pero puedo jurar que Carlisle palideció al verlo aquí, conmigo.

Él es algo, solo hace falta recolectar un poco más de información y buscar en los montones de libros que traje conmigo.

Con mirada decidida me acerque a la enfermera que antes me saco, si me molesta no saber que es, pero eso no significa que me preocupe por él, además por mi está aquí.

-Eres familiar? -Pregunto soez con una mueca en el rostro y una mirada de superioridad, intentando hacerme sentir menos.

No es ninguna sorpresa para los del campamento que los hijos de Ares me tenían en la mira y que con fácilidad lograba que me dejaran en paz hasta que quisieran tomar venganza, por ende, recibo toda clase de insulto y golpes, a lo que en una cabaña tan estridentes y asquerosos como ellos ya estoy acostumbrada.

Pero los de Forks no, creen por mi físico que no necesitan mucho para hacerme llorar o intimidarme, Forks no es exactamente el pueblo más amable.

Así que, ignorando las quejas de la señora entre a la habitación encontrándome al chico y a Carlisle hablando entre ellos, lo que solo confirmaba otra de mis sospechas, ya se conocían.

El chico tenía la nariz con matices azules y morados que se extendían ligeramente hasta las bolsas bajo sus ojos, tenía un pequeña hoja de apariencia delgada como el papel pero dura, parecía un soporte amigable para que el hueso se vaya moviendo hasta el lugar en el que estaba.

Perfecta forma de pedir perdón. No solo no me disculpe, ni lo encontré, sino que también dañe a alguien que debe estarme odiando, definitivamente hoy era mi día de suerte.










Would you come to the dark side with me? - TwilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora