Capítulo 1; Acusación

726 66 12
                                    

Entre las filas más cercanas de Voldemort nadie podría adivinar lo que sucede.

Malo o bueno nunca saldría de las cuatro paredes de lo que alguna vez fue el Gran Comedor.

Pero ni por más precavido, inigualable mago tenebroso no podía adivinar que pasaba dentro de las mazmorras, el lugar al cual llamaban Ratonera.

Los esclavos de sangre sucia, como yo, éramos destinados a estar ahí, entre telarañas, polvo y mo. Nuestro secreto era un tema tabú del cual no se hacía mención desde hace doce lunas. Hoy era la noche en que se tendría que volver a tocar.

- ¿Algo nuevo?

- Las criaturas del lago me dieron su respuesta; se unirán.

- Perfecto. - Un suspiro de excitación salió de entre mis labios, todo marchaba en buen rumbo.

- ¿Las serpientes de Voldy...?

- Se unieron a nuestro movimiento. - contestó una voz femenina.

Asentí. Toda la conversación era monótona. Planes, ataques, alianzas, venganza.

- ¿Cómo se lo están tomando los pequeños?

- Les cuesta, pero lo estan tomando con calma. - El tono de voz era suave, como una caricia, lleno de ternura.

Entre todos los planes que teníamos que llevar a cabo uno de ellos era contar el legado de sangre que poseían los nuevos vasallos. Niños y niñas que en el mundo muggle eran diferentes, mágicos. Eran rastreados, secuestrados y llevados ante Voldemort quien decidiría el lugar de cada uno.

Los Anónimos generalmente eran los que les explicaban como funciona todo el sistema y que podía confiar en él. Era una regla básica; el instructor que te era asignado como guía era tú persona de confianza de la Sociedad.

Todo era calculado con precisión, no se podían permitir errores.

Ahora mismo me encontraba de camino a la mazmorra de los Malfoy, con un cesto lleno de frutas, verduras y carne para el medio día. Mi mente rondaba la reunión de ayer, distraída de mí. De un segundo pase de caminar a estar estampada contra la pared y el contenido del cesto desparramado.

- Hola, amor ¿Me extrañaste? - susurro antes de lamer mi lóbulo.

- ¡Quítate, Weasley! - trate de apartarlo con mis manos, pero desgraciadamente él tenía más fuerza que yo.

Inmobilizo mis brazos y se pego más a mi.

- ¿Que formas son esas de tratar a tu señor, Hermione? - susurro contra mi cuello.

- ¡Tú no eres mi señor! ¡Yo sirvo a los Malfoy!

Los esclavos una vez que sirvieran a una familia eran de su propiedad. Las demás familias no podían hablar, mandar y mucho menos tocar a la adquisición de otro Mortio a menos que esté los dejase. Gracias a Molly por no permitir que los pelirrojos la tomarán.

De cualquier forma eso no importaría mucho en esta situación, si alguien pasaba por ahí daría la vuelta fingiendo no haber visto nada.

Desgraciados mortales.

- Sueltame....por favor.- Era lo único que tenía de mi parte, esas dichosas palabras que sabía que de nada servirían.

- Sólo relájate...- poco a poco sus manos fueron bajando al borde de mi peto y su aliento, asqueroso a whisky, hasta mi escote-...Hermione.

La verdad de los sangre suciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora