ᴀᴍᴏʀᴇ ᴍɪᴏ, ɴᴏɴ ᴛɪ ʟᴀꜱᴄᴇʀÒ ᴍᴀɪ. [ezioleo]

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Per favore sorridi per sempre.

▪︎☆▪︎
Quieres ser libre.
Pero también
quieres ser mío.
Desafortunadamente,
no puedes ser
ambas cosas..
▪︎☆▪︎

Todo empezó inocentemente.

Un día, Ezio llego a su taller trayendo consigo una página del códice; Leonardo, como siempre, le abrazaria con una sonrisa para después proceder a decodificar la página.

Definitivamente todo iba normal, como debería ser.

El asesino, con un sutil movimiento, coloca su mano sobre la nuca de Leonardo, esto asusto al artista, que rápidamente se gira para encarar al Auditore, quien solo sonrió inocentemente diciéndole que tenía un hermoso cuello. Leonardo confundido, pero no tomándole importancia, forma una pequeña sonrisa con sus labios volviendo a la página.

Ezio miro su mano por unos momentos antes de llevarla a su rostro, y respirar la poca fragancia que quedo impregnada en ella.

Pocos días después, el asesino llegó nuevamente a su taller pero con heridas graves, dándole un terrible susto al artista, quien rápidamente comenzó a limpiar y suturar las heridas que lo necesitaran. Estuvo con él joven Auditore hasta el amanecer, olvidándose por completo que había programado una cita con un hermoso modelo para pintar.

El joven llegó a la hora fijada al taller y tocó suavemente la puerta de madera, despertando al pintor, que lanzando un bostezo miro de reojo a su alrededor intentando recordar lo que había pasado.

Fue entonces que cuando vio a Ezio, y su expresión más relajada, recordó todo, el asesino había llegado a su taller herido de muerte, Leonardo asustado se quedó a su lado después de haber curado sus heridas.

Otros suaves toques se escucharon, esta vez se oían con algo de impaciencia, entonces en ese momento Leonardo también recordó su otra cita, rápidamente se cambia de ropa y busca un poco de agua para refrescarse, después comería, y conseguirá algo fresco para Ezio. Quizá debería llamar a Paola o la Volpe, lo decidiría después.

Antes de salir de la habitación, se acerca una última vez al joven hombre mientras colocaba su rostro frente al de él, estuvieron así por unos momentos, hasta que Leonardo se levanta a los pocos segundos, más relajado debido a que Ezio no tenía fiebre.

Al estar solo en la habitación, Ezio lleva sus manos a su rostro, sintiendo como su temperatura subía rápidamente. Se había despertado al escuchar los segundos toques sobre la puerta, aún no estaba del todo seguro de donde estaba, solo recordaba que algo salió mal en su misión y terminó tan herido que tuvo que huir. Quizá alguna de las chicas de Paola le encontró y le trajo al burdel o La Volpe le encontró y le ocultó en algún hostal.

Únicamente se dio cuenta de que ninguna de las ideas que tenía en mente eran correctas al ver la espalda pálida y llena de pecas de Leonardo, era una vista muy tentadora.

Leonardo parecía que iba con prisa y Ezio no podía moverse del todo bien como para tratar de pedirle alguna explicación. Ezio volvió a cerrar los ojos intentando mitigar el dolor en su espalda y costado izquierdo.

Leonardo, listo para salir, regresa a él mientras acercaba su rostro al suyo, Ezio estaba confundido, ¿qué significaba esto? Ciertamente, el asesino no lo sabia pero estaba muy tentado a acercar sus labios con los del artista.

El pelirrubio después de unos momentos, se levanta mostrándose más tranquilo y salió de la habitación dejando solo al Auditore, quien sentía como su corazón quería salir de su pecho. Estaba mal, algo tenía que estar mal con él, esto que sentía al estar con Leonardo no podía ser cierto.

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