assassin's creed oneshots

𝒜𝓈𝓈𝒶𝓈𝓈𝒾𝓃𝑜 𝑒𝓉 𝒜𝓇𝓉𝒾𝓈𝓉𝒶[ezioleo]

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׺°"˜'"°º×
Uno está enamorado
cuando se da cuenta
de que otra persona
es única.
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Leonardo miró al lienzo que tenía frente a él, este se encontraba vacío, no había dibujado nada en todo el tiempo que estuvo frente al pedazo de tela y para empeorar las cosas, el cuadro tenía que haber estado listo desde hace dos días.

Por suerte, su cliente no reprochó, ni se enfureció cuando el artista le pidió mas días para terminarlo.

Odiaba algunas veces ser tan él.

Su curiosidad podía llegar a ser una espada de doble filo, pues guiada por esta, seguía a algunas aves intentando dibujarlas o incluso arriesgando su vida en un intento por subir a sus nidos; por otro lado también se retrasaba debido a que ayudaba a su amigo, para ser mas específicos a Ezio Auditore; cuando se entero de lo que sucedido a su familia, no dudo en prestar sus servicios al joven.

Sobre todo porque se lo debía a María, aunque tenía sus beneficios ayudarlo, pues descifrar las paginas del antiguo códice que el joven asesino le traía siempre eran un deleite intelectual para él. Pero después de las primeras tres paginas, las que le siguieron fueron mas sencillas de decodificar debido a que el autor utilizaba un sistema de codificación similar en cada una, variando únicamente cierta cantidad de caracteres que no fueron problema para Leonardo.

Por lo que podía disfrutar de la presencia de su amigo en sus repentinas visitas, además de las paginas del códices, claro esta; en ciertas ocasiones, el Auditore se quedaba a dormir en su taller, le acompañaba a comer y tenían charlas agradables mientras él pintaba o fingía tardarse en resolver las paginas del códice.

Y aunque Leonardo no lo admitiera, se sentía atraído por Ezio, no solo como una relación amistosa o de hermanos, Leonardo quería mas; sin embargo, sabia que el corazón del joven Auditore era para y con las mujeres, pero sobre todo le pertenecía a Cristina Vespucio, y quien podría culparlo, ella era una hermosura, su cuerpo perfectamente esculpido que hacía que cualquier vestido que usase luciera como las prendas de una reina, sus hermosos ojos cafés que reflejaban una mirada seductora y decidida además de su boca que iba acompañada de los labios mas rojos y carnosos que el artista jamas haya visto y eso que el trabaja con beldades.

Él no podía vencer a una mujer como ella y quizá ni debería, ya que, en las contadas ocaciones que la vio, él podía ver que los ojos de la joven reflejaban una intensa pasión y amor al ver a Ezio.

Leonardo volvió a resoplar poniendo el pincel sobre la mesa de madera que tenía al lado; aun no podía terminar de decidirse que es lo que pintaría para su cliente, este solo le pidió que pintara un hermoso paisaje, pero no le especifico de que o donde. 

-Leonardo, amico mio! No trabajes muy duro.

Él pintor se gira y ve que Ezio estaba parado al lado de él mordiendo una manzana, que probablemente tomo de su cocina, el pelirrubio sonríe y pone su mano sobre el hombro de su compañero dando unas cuantas palmadas.

-Grazie per la tua preoccupazione, caro amico. [Gracias por su preocupación, querido amigo.]

Ezio sonrió amigablemente, Leonardo giro su rostro intentando no ver la inocente expresión de su amigo.

-Así que dime, ¿en que puedo ayudarte?

-Oh, es cierto, toma, he encontrado otra.

Ezio saco de entre sus ropajes la vieja pagina que hizo que el artista rápidamente levantara su rostro para verla; Leonardo sin esperar mas toma la pagina y la pone sobre el mismo escritorio donde había puesto el pincel antes. El Auditore sonríe y da otro mordisco a su manzana mientras buscaba un lugar en donde sentarse, ya que Leonardo se perdía de todo a su alrededor al estar descifrando las páginas del códice.