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Taeyong sonríe, sonríe como no lo ha hecho en mucho tiempo. Su hermana que se encuentra preparando en desayuno en la cocina, le pregunta que a qué se debe su buen humor y él le responde algo tan simple cómo.

— la nieve está comenzando a caer.— ella se da cuenta del mensaje oculto tras esas palabras y con una linda sonrisa decorada por su labial rojo, deja el desayuno sobre la mesa.

— ¿cuando llegará?

— mañana temprano, pero saldré de madrugada para recibirlo.

Ella no dice nada al respecto, porque no es nadie para juzgar el amor ajeno, sabe que dicho se puede manifestar de muchas formas y al parecer el romance de su hermano es así, después de una larga espera pueden volver a encontrarse en los brazos del otro, tiene que reconocer que después de la segunda visita de Doyoung pensó en ponerle un alto a su hermano, porque el joven se había enamorado y por si no fuera poco vivía recordando al peculiar pintor que a veces ni si quiera respondía sus llamadas, sin embargo cuando él chico volvió se dio cuenta que este amor era mutuo.

Taeyong como nunca aprendió a ser paciente por Doyoung y Doyoung hacia que valiera la pena cada vez que estaban juntos.

Eso no quita el hecho que le duela ver el rostro de Taeyong una vez este se va, y en estas fechas siempre se le viene la misma pregunta "¿por qué tiene que migrar?"

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Ambos chicos se tomaban de las manos, el de cabellos azul metálico de vez en cuando no podía controlar sus impulsos y dejaba un beso sobre las mejillas o labios de Doyoung, este le comprendía perfectamente, después de todo pasaron mucho tiempo sin verse.

— te extrañé. —dice el pelinegro mientras recarga su cabeza en la ventana del auto de taeyong.

— yo también, pero ya estás aquí y tengo cuatro meses para disfrutarte lo más que pueda.

En el pecho de Doyoung se instala aquel sentimiento propio del apego a Londres, intenta despejar su mente con cualquier otra cosa que no sea el sabor del té amargo en las mañanas y en eso sus ojos se encuentran con los azulejos del chico.

Taeyong toma su mano con delicadeza sin miedo al contacto y besa el dorso de su mano con aquella ternura llena de amor que soló él tiene la fortuna de conocer. Una sonrisa se curvo en sus cerezos al recordar la vez que se conocieron, no puede evitar comparar el antes con el después.

Sus ojos se encontraban llenos de lágrimas, estaba tan ansioso por su primera exposición y tenía miedo de no cumplir las expectativas que los demás tenían sobre él, aún más tenía miedo que aquél viaje haya sido una completa pérdida de tiempo.

Pero ese es el Kim Doyoung inseguro que se oculta en las cuatro paredes de un baño, no el joven artista ambicioso que dará todo de si mismo estos cuatro meses para darle al público más de lo que esperan ver. Seca sus lágrimas y sale del baño con la frente en alto, no hay ningún rastro de su colapso.

— maldita sea. — dice cuando ve el rayón en el pórtico del auto que pidió prestado a alguien cercano, debería buscar un lugar más seguro para quedarse que un departamento de mala muerte.

Suelta un profundo suspiro cargado de frustración mientras apreta las llaves contra su mano, será mejor caminar que ir a cualquier parte. Cabizbajo camina por las oscuras calles sumergido en un manto de oscuridad apenas alumbrado por la tenue luz de los faroles, le enferma.

ㄔ  winter love  𐚁  taedo ! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora