quatre

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- ¿quién es él? - preguntó con sus ojos llenos de gruesas lágrimas cayendo por sus mejillas. - respondeme.

Él apretó sus labios en una fina línea incapaz de mirar el cuerpo indefenso en frente, temblando por el coraje y el mar de emociones que lo han estado atormentando en estos días, lo sabe porque se lo ha dicho y le ha preguntado, por si no fuera poco hasta lo ha consultado con Jhonny quién le ha dado un sermón que de nada sirvió después de que Doyoung lo encontrara entrando a un hotel con uno de los trabajadores de su empresa.

- conejito - tenía una pequeña pizca de esperanza al llamarlo por ese apodo con el que le juró amor eterno. Los ojos profundos como la esquina de una taberna no cambiaron su mirar,doloroso. - lo siento.

- "lo siento". - rió con veneno en la punta de su lengua. - te pregunté una y otra vez, ¿tanto se te complicaba responder?

- tú y tu forma de ser, quería evitar esto porque sé lo sensible que eres, no quería hacerte daño.

Ambos saben que es una mentira, porque mientras Doyoung escucha lo escucha mantiene un doloroso agarre en su antebrazo, seguramente expandiendo el dolor en la zona como una especie de mensaje para sí mismo en un intento de no bajar la guardia frente al hombre que lo ha hecho suspirar entre sus brazos en todo este tiempo, lugar en el que se sintió seguro y amado por lo menos el primer año hasta que las cosas fueron cambiando para peor. Exactamente por aquel regalo improvisado de Jaehyun gracias a la culpa que sentía después del primer encuentro con aquel secretario que pensó sería el primero y el último, si hubiera sabido que perdería el sentido común más de una vez, perdiéndose entre las sábanas junto al joven simplemente no le habría pedido a Doyoung irse a vivir juntos en una preciosa casa junto a nana.

- ya basta. - resbalando gruesas lágrimas por sus mejillas se encaminó por el pasillo hasta la habitación matrimonial.

Jaehyun se sintió más tranquilo de no enfrentarlo en ese momento, dándole tiempo para pensar en una reconciliación, le preguntaría a sus hermanos de cómo lo habrían hecho con sus esposos u esposas con la primera infidelidad, conocía los secretos de algunos tal vez eso sería suficiente o observando la luna frente a su ventana estaba consciente de que no quería perder a Doyoung.

Media hora y no había rastro del menor, sin embargo unos pasitos apresurados se hicieron presentes en la sala buscando con desesperación una presencia mayor.

- papá, papá. - llamó preocupado encontrándose con el cuerpo del hombre sobre el sofá.

- ¿qué pasó nana? - preguntó reincorporandose en el mueble para atender a su hijo.

- dodo está llorando. - dijo abultado sus labios amenazando con llorar. - y dice que se irá unos días pero no me quiere llevar con él.

El ceño fruncido de Jaehyun por el desconcierto llamó la atención de su hijo quién en su pequeña cabecita creyó que quizás su padre no tenía idea sobre el paradero de Doyoung.

A pasos pesados siguió el camino que con anterioridad el menor habría hecho hasta llegar a la habitación que ambos compartían todas las noches. Al entrar se encontró con el pelinegro guardando alguna de sus prendas en una mochila que nunca había visto.

- ¿qué mierda haces? - soltó tomando por sorpresa al esbelto chico que se sobre saltó al escuchar la voz proviniente de su novio.

- me voy. - dijo cargando la mochila a su espalda sin intenciones de mirar a Jaehyun.

- ¿a dónde crees que vas? - pero no alcanzó a responder antes de ser estampado contra la pared.

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