(Capitulo 4)

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Definitivamente, estos cinco años que han transcurrido al mando del Séptimo Hokage han sido desagradables en muchos aspectos, ocasionando que a veces uno quisiera que las cosas no fueran como son, pero para bien o mal, eso está fuera de nuestro alcance, y solo nosotros decidimos como continuar nuestro camino.

Tras haber ido al cementerio de Konoha, Ino Yamanaka regresaba a casa acompañada por su hijo, que le había ofrecido un camino invadido por el silencio y la incomodidad, pues acababa de revelarle la identidad de su verdadero padre al joven Yamanaka.

La llegada al santuario Yamanaka siguió en silencio, pero para los demás pertenecientes al clan que los miraban, era notable la incomodidad que había entre madre e hijo.

Al hallarse en su casa, Ino miro de reojo a su hijo, encontrando una mirada perdida, pero con rastros de molestia y confusión, que apenaron a la Yamanaka haciendo que se dirigiese a la cocina en silencio.

Al ver a su madre cabizbaja, Inojin suspiro arrepentido y siguió a su madre hasta la cocina, mirando como se preparaba un café en total silencio, parecía que su madre no se atrevía ni a mirarlo.

Con temblor sobre su voz, el joven Yamanaka dijo — Mama, lo siento... no quise hacerte sentir mal, pero es solo que todo en lo que creía ahora resulta ser erróneo.

Ante sus palabras, Ino miro a su hijo y negó con la cabeza diciendo — No hijo, quien lo lamenta soy yo... no quise contártelo por miedo a herirte, pero sobre todo por el respeto a tu padre Sai.

— Lo entiendo, pero... ¿Cómo sucedió? ¿Cómo Hokage-Sama y tú sucedieron...?

Por un momento, Inojin pensó que no le respondería, pues el silencio de su madre poco a poco se extendió, dejando una sensación nuevamente incómoda en el ambiente, pero se vio sorprendido cuando vio a su madre decir con una leve sonrisa.

— Era una joven de 21 años en aquel momento, le había pedido a tu padre Sai un tiempo para reconsiderar nuestra relación, porque en ese entonces, él no era muy expresivo, de hecho, era muy frío y depresivo... me agotaba el trato que tenía conmigo y quise apartarme un poco.

Antes de seguir narrando, Ino miro directamente a su hijo, hallándolo cerca de ella para escuchar su historia en total silencio, lo que la hizo sonreír mientras continuaba — Al finalizar la Cuarta Guerra Ninja, él se incorporó al círculo de mis amigos más cercanos, ya que nos empezamos a tratar debido a una confrontación con el Consejo y el clan Hyuga. Ellos deseaban casarlo con la heredera del clan Hyuga, embestirlo como Hokage y mantenerlo bajo su control, para tener acceso a la herencia y poder de los Uzumaki, de los cuales, hoy en día aún se dicen maravillas.

— ¿Y qué ocurrió? — Pregunto Inojin.

La Yamanaka suspiro sonriente antes de decir — Naruto los descubrió y se negó rotundamente a sus planes, comenzando así la confrontación. Se extendió demasiado la situación, y Hiashi Hyuga, la cabecilla del clan, amenazó con marcharse y llevarse a su gente para formar parte de otra aldea donde fueran respetados, lo que agravó aún más la situación.

Impresionado, el joven Yamanaka dijo interesado — ¿Entonces, que fue lo que Naruto-Sama hizo?

— El no permitiría que lo casaran a la fuerza, y mucho menos que obtuvieran la herencia de su madre, así que, aprovechando la amenaza de los Hyuga, Naruto se ofreció a dar un entrenamiento para las líneas de Konoha, el cual permitiría a cualquier ninja realizar todas las habilidades del clan Hyuga sin la necesidad del Byakugan. Básicamente, los hizo quedar como inútiles e innecesarios.

Ante las declaraciones de su madre, Inojin se mostró sorprendido, pues según los estudios que había realizado, solamente alguien con posesión del Byakugan, podía acceder y desarrollar completamente las habilidades del clan Hyuga.

La verdad de mi MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora