UNO

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Es sorprendente la manera en que alguien enamorado puede llegar a ser tan dependiente de la otra persona, que cuando se aparta de ella, su vida no cobra sentido, sus piernas parecen no funcionar, su mente no es capaz de dejar de lado la imagen del rosotro al que tanto amó. Amó ciegamente que ahora no sabe que hacer sin el, su pecho se desgarra por el dolor de su ausencia.

Su dependencia emocional había caído en manos de una persona que ya no estaba con el. Ahora sentía temor, se sentía solo, era un dolor que carcomia su pecho y acababa con su poca estabilidad emocional.

"Lamento haberte dañado de esa manera, incluso lamento haberte conocido" su mente estaba llena de lamentaciones dónde el era el culpable de todo, dónde desea nunca haberlo conocido para no acabar con su vida.

Se levantó del duro piso aunque el efecto de las drogas poco le permitía. Caminó hacia el baño de ese lugar que conocía como hogar y miró su reflejo en el espejo.

Su piel morena y brillante ahora era pálida, los pómulos de su rostro se marcaban con intensidad al igual que sus clavículas. Bajo sus ojos se asomaban la prueba de sus noches y días de dolor. Lavó sus delgadas manos y después pasó a su rostro.

Escuchó el intenso golpeteo de la puerta y el grito furioso del dueño del edificio.

- ¡Drogadicto de mierda! ¡Abre la estúpida puerta!

El chico ignoró al mayor y salió por la ventana, pues después de todo vivía en el primer piso, lo que le daba facilidad de escapar por la ventana.

- ¡No intentes huir!

Ignoró el grito y siguió su camino.

Las personas en la calle lo miraban con aborrecimiento, y no era para menos pues sus prendas sucias, al igual que su cabello, y su rostro de mala muerte no daban una buena impresión, pero poco le importaba pues estaba acostumbrado a cargar con esas miradas acusadora.

Llegó a su destino y miró el lugar como un niño que miraba un parque de diversiones y lograría encontrar golosinas y diversión. Sería feliz por unos minutos.

Entro pero rápidamente fue tumbado al piso con brusquedad. Miró al causante de eso, pero sus ojos no reflejaban nada más que necesidad.

- Realmente te gusta sufrir.

- Lo necesito, porfavor, solo esta vez. - sus palabras eran torpes y su voz débil.

- Nos debes bastantes Namjoon, deja de ser un vago, ¿no te bastó con que tu novio se muriera por una sobredosis? ¿Quieres ser tu el siguiente?

Realmente no estaba muy alejado de ese pensamiento. Sentía que su vida ya no tenía ni un propósito, que había arruinado todo de lo que una vez tuvo oportunidad, pero ahora ni siquiera podía soltar las drogas porque lo hacían feliz por minutos, le hacían sentir fuerte, confiado, euforico y esos minutos eran la gloria en su máximo esplendor.

- Solo esta vez, prometo que te pagaré todo.

- Lo siento, pero tengo que pagar todo yo cuándo no me das el dinero. - habló seriamente.

Namjoon sabía que esta vez no estaría dispuesto a darle lo que buscaba, por lo que decidió salir de ese lugar pensando en lo que debería de hacer.

Su mente era un lío, necesitaba dinero, y lo necesitaba con urgencia. Sus movimientos eran torpes pero acelerados; rascaba su cabeza y rostro con frustración, sentía como si insectos caminaran por su cuerpo.

"Mis padres deben de tener dinero" claro que esa sería una opción si estos no lo hubieran corrido de casa en cuanto se enteraron de que consumía drogas.

"Buscar un trabajo" pensó, pero de inmediato eliminó esa idea pues no había forma de que lo contrataran, no había oportunidad.

"Robar" esa palabra comenzó a dar vueltas por su cabeza comenzando a atormentarlo. El siempre había buscado la forma de conseguir dinero, pero el perjudicar a otros nunca estaba dentro de sus planes.

El junto con su novio habían puesto una regla y es que nunca dañes a otros sin importar que tanto lo necesites, pero está vez su cuerpo gritaba por obtener lo que quería.

Inconscientemente encajó sus uñas en su brazo sin ser consciente del daño que comenzaba a hacerse.

Faltaba poco para que diera la madrugada, sería el momento adecuado para atacar a las personas indefensas que caminaban por las calles.

Si bien, las calles eran poco transitadas a tales horas, pero no descartaba el hecho de que hubieran ciertas personas que buscaban la diversión nocturna como los bares, antros o sexo fácil.

Su mirada se topó con un chico que apenas podía mantenerse de pie, pero decidió no irse contra el, pues parecía no ser muy diferente a su caso.

Buscó a otra persona y vio a una mujer con un vestido muy pegado a su cuerpo, lo que suponía que estaba ahí para conseguir dinero.

Su mirada dio con un sujeto más bajo que el, su forma de vestir era costosa y parecía estar solo, pues miraba su celular tranquilamente. No podía dejar a alguien con mucho dinero sin dinero, solo le quitaría lo necesario.

Sacó su navaja y la abrió para acercarse a el lentamente, sin que se diera cuenta de sus intenciones con facilidad. Una vez que estuvo lo suficientemente cercas de el, en un rápido movimiento puso el cuchillo cercas de su cuello.

Su mano apenas podía mantenerse estable por los nervios que sentía, además de que se combinaba con la ansiedad de su cuerpo.

- Dame todo lo que sea de valor.

No supo en que momento tomaron su brazo con fuerza doblando su muñeca para que soltara la navaja. Cerró los ojos con fuerza debido al dolor e intentó zafarse, pero el chico tenía mucha fuerza a pesar de ser más bajo.

Sintió una patada en sus piernas que lo hizo caer.

- Estos chicos de ahora buscan lo más fácil, mientras que yo me tuve que partir diez años estudiando una carrera. Tendré que llamar a la policía.

Namjoon abrió los ojos con la intención de rogarle que no lo hiciera, porque no tenía ni un poco de dinero para la multa, no podría salir.

Pero en cuanto quiso hablar miles de recuerdos vinieron a su mente al ver al chico frente a el. Ahí estaba el, su novio, esa persona que creyó perder lo miraba enojado.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y su cabeza comenzó a doler con intensidad lo que le hizo soltar un quejido. Todo su cuerpo temblaba, sentía que ese era su fin y todo, de un momento a otro, se torno obscuro.

Valiente [YOONNAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora