Caballo de Espuma

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El caballo de espuma se queda a mirar.

La herida de tu desprecio sin parar.

Tus mentiras son un juego de azar.

Amor propio la calve para ganar.


Mi cielo se convierte en tonos violetas y morados.

He llegado a odiarlo a él y a sus dibujados.

Sus ojos lo saben, no miran avergonzados.


Me robaste las caricias de mi caja invisible.

Te marchaste sin decir un adiós audible.

Envolviéndome en una melancolía terrible.

Y una yaga profunda e intransferible.


Él ha buscado otra flor en el jardín.

Tal vez una suave de color carmín.

Dejando en claro, él ha puesto fin.


Olvidaste los nerviosos latidos.

Suprimiste el aire por los dos.

Robaste sueños enterrados.

Para dejarlos a un camino de perdidos.


Me botaste como un vil jugador.

El sol ya no se notaba abrazador.

Fui una presa más de un cazador.


La razón escuchada en oídos sordos.

Lo había visto venir en diferentes tonos.

Cubriendo la realidad en distintos rollos.

Sabía andaba por caminos peligrosos.


Mi caballo de espuma llora a mi lado.

Mientras el caso se dictamina como cerrado.

No hay vuelta atrás el corazón esta decepcionado.


Me quiero ir a ese cielo de mi caballo de espuma

Donde el recuerdo del dolor se esfuma.

Para evitar que la llama interna se consuma.

Y me pierda entre un mar de penumbra.


La situación fue prolongada a enero.

Odiándome por perderme como un cordero.

Agarre valor y por fin me puse primero.



Este pedazo es lo último que dedico.

A aquel viejo conocido, explico.

Ni una palabra de suplico.

Para no convertirlo en circo.


Porque por fin encontré ese pedazo faltante.

Lo encontré dentro de mí flameante.

Dispuesto a ser mi mejor amante.


Es maravilloso liberarte y que sea notorio.

Es divino descubrirte profundo y no lo obvio.

Pero es más cuando lo revelas... tengo amor propio.


El amor propio no es difícil de descifrar.

Porque esto se nota hasta al andar.

Debe ser esta la verdadera forma de amar.

Como mi caballo de espuma en el mar.



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