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El aire acondicionado de la oficina del doctor Lee siempre estaba a temperatura perfecta, el lugar era limpio, y el respirar allí olía a paz y tranquilidad, sin contar que el doctor tenía un aura hermosa que te hacía saber que todo estaría bien, o bueno, eso pensaba Jisung.

—Hola Jisung—saludo alegre Minho al entrar a su oficina y ver a su paciente allí.— lo siento si te hice esperar mucho, llegó una niña con un ataque de asma, ya sabes, todos los días es algo nuevo.—sonrio y redacto al sentarse en su luga

—No se preocupe doctor, acabo de llegar.— su sonrisa hacia que sus ojitos parezcan dos medialunas — de todas formas, esa niña tiene más posibilidades que yo.

—Jisung, ya te he dicho que no hables de esa forma...—advirtio— tú también tienes posibilidades, y muchas, ya te lo he dicho, empieza con la quimioterapia.—hablo angustiado.—¿Que es lo que te detiene a hacerlo?

Jisung lo pensó, respiro, y hablo.

—Yo... Estoy muy asustado de lidiar con el sufrimiento, estoy solo y no tendría a nadie que me ayudase, no creo poder soportarlo.— sinceró.

—Jisung, escuchame, eres mi paciente, si tomas la quimioterapia, estare a tu lado, si no tienes quien te cuide, lo haré yo. Se lo que conlleva el tratamiento y no soy tan idiota como para dejar solo a algún paciente, todos debemos tener esperanzas en nuestras vidas, ¿No?—. Insistió Lee

—Yo, lo pensaré.—mintió.

—Esta bien Jisung, está bien —suspiro pesado el de hebreas naranjas.—Y dime, ¿cómo vas con tu estado físico?

—Siendo honesto, últimamente los dolores son más intensos, y los sangrados nasales son casi diarios, pero por otra parte la fiebre alta ya no es tan continúa.— explico Han.

—Lo suponía, tendré que aumentar tu medicina entonces.— tomo el block recetario para escribir la orden de medicinas que Jisung necesitaría.—Toma.— Jisung tomo la receta en sus manos y se levantó para amagar a irse, pero Lee lo detuvo.—Ah, espera, espera—saco una hermosa planta desde detrás de su escritorio para extendersela al más bajo.— Toma esto, no dejes que tu mente deambule sola, busca un nuevo pasatiempo, algo que te distraiga y te guste,ya sabes, como cuidar plantas por ejemplo.

—Gracias doctor.— agradeció algo sorprendido y feliz, Minho siempre trataba de ayudarlo, en todos sentidos—pero no soy bueno cuidando plantas, menos unas orquídeas tan hermosas y delicadas como estás. — le regaló una sonrisa nerviosa.

—No es tan difícil, espero que consideres mi consejo y empieces las quimioterapias lo antes posible, las flores podrían tener un mejor cuidado con un Jisung curado— la ternura en su sonrisa desbordaba en azúcar. Y sin más Jisung se despidió y dirigió a su casa, no sin antes comprar sus nuevas medicinas en la farmacia, claro.

....

Las flores eran lindas.

Estaba de cuclillas admirando la bella planta que Minho le había obsequiado, realmente se sentía bonito que alguien se preocupase por el, aunque le gustaría que ese interés realmente viniera de la persona con la que compartía anillos anulares.

Una fuerte punzada en el centro de su cuerpo empezó a esparcirse por tal. Se abrazó el estómago con fuerza intentando detener el dolor. Se paró con mucha dificultad, y se arrastró a medias hasta llegar a la mesada de la cocina y tomar el frasco con esas rojas pastillas.

Se tragó tres de ellas, no debería de ser así pero llegaba a pensar que el calmante ya solo era psicológico. Sus lágrimas describían su dolor, y hacia lo imposible por no tirarse al suelo y gritar por ayuda, por esa ayuda que nunca llegaría claramente.

Recorría su mirada en varios puntos de la casa con la intención de olvidarse del dolor, y fue efectivo cuando ese libro llamo su atención.
Se dirigió hacia el, lo tomo en manos y se lo llevó consigo al sillón. Efectivamente era el libro que pensaba.
"El alquimista" de Paulo Coelho. Uno de sus libros favoritos provenientes de su escritor favorito.

Jisung nunca fue muy sociable en la secundaria, o al menos no lo veía necesario, pero siempre estuvo abierto a aquellos que se le acercaban a hablar, y siempre mantenía una sonrisa cálida en su rostro.
Pero simplemente su personalidad ya era así, y como no tenía muchos amigos, solo le quedaba escapar de su mundo, inundandose así en los libros.

“—Escuche que eras fan de Paulo Coelho, así que te compre su libro para ti! Espero que te guste el libro, ¡Y-y que te guste yo también!”

Esa había sido la más torpe y linda confesión que le habían hecho a Jisung.
No lo iba a negar, extrañaba esos tiempos en los que Chris y el eran dos torpes adolescentes enamorados.

No lograba asimilar como todo termino así.

—Hace diecinueve días que no vienes a casa...— hablo para si mismo, ahogando su voz en el desgarro de su llanto.

♪ 𝐓𝐞𝐧 𝐲𝐞𝐚𝐫𝐬 . . .\\ 𝗛𝗮𝗻 𝗝𝗶𝘀𝘂𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora