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ㅡ¿Bueno?ㅡla rubia estaba sentada en la silla de su escritorio trabajando, fue cuando le llegó una llamada de un número completamente desconocido

¡Preciosa! ¿Cómo estás? ¿Tienes resaca?ㅡaquella voz le sonaba tan familiar, rodeo los ojos y simplemente suspiró con pesadez.

ㅡ¿Que carajo quieres?ㅡpreguntó en un susurro, si su jefe la veía conversando por teléfono, tendría muchos problemas.

¡Hey! No me hables así, me lastimas.ㅡel boricua fingió tristezaㅡVen a mi casa después de que termines de trabajar. No acepto un no como respuestaㅡdijo el boricua

ㅡ¡Lo siento! Tengo cosas que hacer, tengo que estudiar para un examen el Lunes.

¿Y? ¿Acaso te lo pregunté?ㅡcontestóㅡEspero verte aquí a las 8.

ㅡ¿Y cómo estás tan seguro de que voy a ir?ㅡpreguntó la rubia, fingiendo rebeldía cuando lo único que sentía en ese momento era miedo.

El boricua rióㅡSé que vendrás preciosa. Te mando mi dirección por WhatsApp.ㅡy sin decir otra palabra, este colgó.

Ella miró su teléfono con su ceño fruncido, suspiró pesadamente. Su teléfono vibró, en sus ojos se hizo presente aquel mensaje que el mayor le había explicado por la llamada telefónica. Está hizo un reclamo y escondió su rostro entre sus brazos, sobrecargandose en el escritorio de su trabajo. 

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Se encontraba parada en la estación de autobuses, sus ojos estaban clavados en aquel mensaje que recibio antes de las 11 de la mañana, por un lado quería llegar a tiempo, pero por el otro su orgullo le estaba ganando.

Suspiró pesadamente, tenía una simple chaqueta puesta y su mochila colgando por su espalda. El autobus se acercaba a la parada y ella seguía sin tomar una decisión.

Ella podía simplemente caminar hasta la casa del boricua a pasos lentos, mientras se paseaba por diferentes calles fingiendo perderse. ¡Si! Eso haría.

ㅡBuenas tardesㅡsonrió, pagando su pasaje y sentándose en uno de los asientos del autobus.

"Soy una idiota"ㅡpensó.

El viaje se le hizo corto, vió aquellas casas completamente hermosas, lujosas, con coches estacionados que habían sido estrenados ese mismo año. Se levantó de su asiento y le avisó al conductor que la dejara en aquella parada.

Arrastraba sus pies sobre la aspera vereda del barrio, buscando con lentitud aquella casa. Sus nervios recorrieron por su cuerpo al suponer que estaba a solo unos cuantos pasos de llegar a su destino, se acercó lentamente hacía la hermosa casa con los nervios recorriendo por todo su cuerpo. La puerta estaba frente de ella, con pocas ganas de tocar el timbre.

Resignada, giró sobre sus talones para poder devolverse a la parada de autobuses y poder irse a su casa, algo que debió de haber hecho desde un principio. La detuvo un hermoso auto de color negro que se había estacionado frente de la casa.

Del auto salió el mayor, miró a la rubia con aquellos ojos que estaban llenos de frialdad y sensualidad.

ㅡ¿A dónde ibas pequeña?ㅡpreguntó, miraba solo unos centímetros hacía abajo debido a que la rubia era más bajita que él.

ㅡY-yo....ㅡse quedó callada, el boricua la miraba directamente a los ojos, esto hizo que la rubia guiara su vista hacía otro lado

"¡Joder! Es increíblemente sexy"ㅡpensó el boricua

𝐌𝐮𝐧̃𝐞𝐜𝐚 [𝐂.𝐕 𝐱 𝐙.𝐃.𝐉]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora