Capítulo tres.

1.2K 166 273
                                    

—¿Te crees tan especial, Pico?

Preguntó la chica, mirándolo con deseos de matarlo. Le aterraba que estuviese cubierta de sangre por haber masacrado a sus secuaces. El pobre niño se aferraba al arma que poseía entre sus temblorosas manos.

—¿Crees poder detenerme así de fácil?, ¿Crees que soy como ustedes?, ¡¿UN SIMPLE MORTAL?!, ¡TE PREGUNTO, PICO!

Su voz se fue deformando a tal grado que sonaba tan tétrica; hizo vibrar parte de la instalación, por lo que por instinto se cubrió la cabeza por si algún trozo de concreto le caía.
Cuando dejó de sentir la sacudida fijó su vista a Cassandra; ella volteaba su cabeza dejando sus cuernos por debajo y su rostro se volvía antinatural junto con su cuerpo. Ya no era pequeña, sino que ahora era enorme (apenas si cabía dentro del edificio), su piel fue reemplazada con pelaje grisáceo y tenía unos ojos muy grandes e intimidantes.

—¡JAJAJAJA!, ¡MÍRATE, PARECES UNA TRISTE PULGA!

Resonó su espantosa voz por todo el lugar, a Pico le dolieron sus oídos pero temía que le hiciera algo y no soltó el arma, en ningún momento.

Tal era la alegría del monstruo que comenzó a rugir y a acercarse peligrosamente a donde se encontraba el pequeño adolescente.
No sabe en que momento sintió que sus mejillas eran empapadas por sus lágrimas y su garganta le ardía por forzarse a gritar. Trató de moverse pero no funcionaba, ella lo atrapó.

—Oh, lamento mucho que las cosas terminen así para ti. Pero, ¿Crees que me importa?

El aliento era tan real, percibió como su piel se calentaba gracias a eso. Debería verse a un espejo, se veía tan vulnerable y sin esperanzas.
Pataleó, gritó, mordió, hizo de todo pero no pudo con la gran bestia.

Su cuerpo le dolía cada vez más porque las grandes garras lo apretaban y lastimaban, juraría que uno de sus huesos se rompió pero no lo sabe con certeza.

—¡D-Detente!

El aire se acababa poco a poco y la vista no le ayudaba porque cada segundo que pasaba se le hacía muy pesada como para mantenerla por más tiempo sin mencionar que como el agarre era tan fuerte tenía la sensación de que en algún momento sus orbes saldrían disparados de sus cuencas.
Ya gastó todas sus energías y se sentía débil por el agarre de la gótica. Quería pelear pero era imposible ya estando en ese estado.

A Cassandra le dio tanto gusto y gracia verlo así de indefenso, podría hacerle lo que quisiera y él no se pondría para nada.

Una sonrisa muy malísima se dibujó en el rostro de la bestia, pensó lo mejor que pudo para terminar de una buena vez la miserable vida de su estúpido crush. Se lamió sus labios y pronunció lo siguiente:

—¿Crees que por un simple "detente" voy a parar? No seré tan dura contigo, así que terminemos con esto de una buena vez.

Dicho esto lanzó a Pico hacia el aire, se veía como el chico daba vueltas y vueltas mientras caía. Ella abrió su boca lo más que pudo para tragarselo de un solo bocado.

—¡NOOO!

Abrió los ojos y observó con desesperación que se encontraba en su habitación, más específicos sobre su gran y blando colchón. Escuchaba como sus pulmones le rogaban por oxígeno, su frente desprendía sudor y era mucho para una pesadilla, aunque no sabe si puede catalogarla así, diría que es algo peor.
Miró a un lado suyo para toparse con el reloj que descansaba sobre la mesita de noche; marcaba que eran las 5:03 de la tarde, no había dormido mucho, solamente una hora.

Cuando por fin se calmó fue donde desató sus lágrimas. Se sentía como un fracaso por llorar por un estúpido sueño.
De sollozos pasaron a llantos muy fuertes. Su voz sonaba rota y pedía ayuda a su mamá, en cada pausa que tenía para recuperar aire le llamaba con miedo. Agradecía que su papá no se encontraba en casa, de lo contrario le hubiese hecho algo.

—¡M-Mamá! Mami...

La mayor escuchó a su bebé llorar, fue corriendo a su habitación para preguntarle qué ocurría. Al momento de acercarse al pequeño pelirrojo éste la abrazó con mucha fuerza, tratando de ocultarse lo más que pudiese dentro del cuerpo de su madre.
Su progenitora sintió el miedo de su hijo, así que no dudó en responderle el abrazo y hacerle entender que no estaba solo por lo que sea que estuviese llorando, le preocupaba.

—Má...ma, soñé con lo del accidente e-en la escuela.

Los hipidos de Pico no dejaban escuchar muy bien lo que quería decir, pero la señora trató de ser paciente con él para que se desahogara por completo, verlo asustado la llena de tristeza y culpa. No puede ver a su retoño llorando por algo que no le tocaba presenciar.

—¡ELLA ESTABA AHÍ, MAMÁ!

Los llantos del pecoso eran más y más fuertes, nunca lo había visto llorar tanto y menos por un sueño. No minimizaria el problema que carga, necesita ayuda. La contraria abrazó más a su pequeño para protegerlo de sus pensamientos mientras daba besitos a su cabecita. Quizás algunos mimos y arrullos le vendrían bien para hacerlo calmar.

Está volviendo a considerar llevarlo al psicólogo a escondidas de su esposo.

—No quiero ir a la escuela, mamá...¡NO QUIERO!, ¡ELLA VA A ESTAR AHÍ, ESPERÁNDOME!

Fue lo último que dijo. Ahora la habitación se apreciaban los sonoros sollozos de su hijo, acompañado de temblores por parte de su pequeño cuerpo. Todo gracias al miedo que le tenía a esos chicos responsables del incidente.

—Ya encontraremos una solución a todo, pequeño. Debo hablar con tu padre...

Iba a ser muy difícil, pero ya no soportaba verlo así. Sólo esperaba tener al menos un poco de apoyo por el varón.

Fragile || Pico Fanfic (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora