Capítulo cuatro.

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—¿Crees que quiera venir? No se veía muy bien cuando volvimos a casa, Darnell.

Los amigos de Pico acababan de llegar a la casa del mencionado hace un buen rato. Miraban la puerta un tanto pensativos porque no sabían si tocar o irse, estaban analizando el comportamiento de su amigo. No contestó las llamas que hicieron o algún mensaje de texto, simplemente nada y eso ya es muy extraño de él.

—Creo que deberíamos ver como está. Sabemos lo que le pasó y no estamos siendo buenos amigos últimamente con él.

Nene simplemente dejó caer sus hombros y miró de nuevo la triste puerta café. Alzó su mano y tocó el timbre que se encontraba al lado derecho del trozo de madera. Volvieron a esperar cuando la melodía concluyó su canción.

Se escucharon pasos que bajaban las escaleras; eran algo lentos y también se podía apreciar el rechillar de éstas. Por debajo se apreciaba una sombra que es perteneciente a Pico; él abrió la puerta. Cuando lo hizo se quedó congelado al ver a sus amistades frente a él ¡Había olvidado por completo la salida! Inquieto acercó sus manos a su suéter verdoso para jugar con él, tratando de evitar sus miradas preocupadas.

—¿Qué sucede, amigo?

Preguntó el de piel morena por la conducta extraña del pecoso. Nene le acusó con la mirada, se sentía atrapado.
Su rostro hizo una mueca y finalmente se dignó a mirarlos para darles una explicación, pero una muy torpe.

—Oh nada. Me siento estresado por las clases, es todo. Además que tuve que ayudar a mi mamá con la limpieza y esas cosas...

No sonó muy convincente pero dada a su mirada sus colegas entendieron que Pico no tenía ganas de hablar por lo que sea que pasó o le esté pasando.
Ellos le preguntaron si quería ir al arcade después de todo o si le gustaría pasarla en casa. El chico deprimido respondió que le gustaría salir (en realidad no quería, pero no por él sus amigos deben detenerse a algo que habían esperado por mucho tiempo).

—¿Seguro de que quieres ir? Entenderemos si no quieres, podremos ir otro día ¡O nos podemos quedar contigo!

Dijo la chica de vestido rosa, tratando de no tener un ambiente tan pesado. El dueño de la casa los miró nuevamente y movió su cabeza de arriba hacia abajo, indicando que sí quería ir con ellos mientras les regalaba una débil curva de sus labios.

—Solo dejen le aviso a mamá.

Cerró la puerta cuando escuchó a sus amigos darles una afirmación. Fue con su mamá; ella se encontraba escuchando música en la radio acompañada de una taza de café en sus manos.
Asomó su cabecita ligeramente para ver a su querida madre.

—Mamá, ¿Puedo salir con mis amigos? Te prometo que volviendo haré la tarea.

—¿A dónde irán?

Se volvió a su pequeño para verle a sus ojos, de esa manera le dice las cosas sinceramente. No desconfía de él, pero adora mucho sus ojitos aunque extraña ese brillo que alguna vez adornaron sus pupilas.

—Iremos al arcade, acaban de estrenar nuevos juegos y queremos probarlos.

—Está bien, bebé. Pero regresa a casa temprano, antes de las nueve te quiero acá.

—Sí, mamá.

No se fue sin antes abrazar a su madre. Ella sonrió y con cariño alborotó los cabellos desordenados de su hijo, peores no podrían estar pero le gustaba su estilo. Terminó el abrazo y partió con sus amigos a su tan deseado lugar de diversión sin fin.

Durante el camino volvieron a hablar animadamente. Quizás solo necesitaba salir y era todo para olvidar lo de Cassandra, no iba a arruinar el día más esperado de sus amigos sólo por una estupidez.

—¿Qué creen que hayan puesto?

Preguntó Pico para tratar de contribuir a la conversación y no quedarse atrás, así evita las preguntas de su estado de ánimo o sobre el tiroteo.

—Mmm, no lo sé. Pero sea lo que sea valdrá mucho la pena.

Contestó la chica de vestido rosado, mostrando una sonrisa junto con sus hoyuelos de las mejillas. Pobre del pecoso, juraría que su rostro está colorado y eso lo confirma Darnell al reír por verlo avergonzado.

—¿Te sucede algo, Pico?

Entre risitas dijo el del suéter bicolor, le encantaba molestar a su amigo con respecto a Nene. Sabe que le gusta y no deja escapar la oportunidad de fastidiarlo con cosas tan pequeñas.

—Cállate, idiota.

Desvió la mirada para que su crush no notara el color carmesí suave en sus cachetes. Nene lo notó de todas maneras, le parecía muy lindo.

—Ya, ya. No comiencen a pelear. Mejor apresuremonos, ¡ya casi abren!

El trío aceleró el paso para tratar de llegar lo más antes posible. No estaba lejos, era unas cuantas manzanas pero ya querían poder jugar. Todo iba bien, ya casi llegaban ahí.

Frenaron al ver el lugar. Las luces llamativas y la música era genial para sus ojos. Entre los tres se miraron, no la pensaron dos veces para ir directo con la multitud de gente fuera del local.

Fragile || Pico Fanfic (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora