Capítulo cinco.

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—Linda, ¿Cómo permitiste esto?

Madeleine se quedó en casa, aún bebiendo su café pero para pasar el rato le llamó a su hermana. No se habla mucho de ella pero le quiere mucho y siempre que necesita hablar, le llama.
Trató que su maquillaje le siguiese cubriendo el rostro, pero el calor de su café hizo que se fuera un poco, mostrando así el golpe.

—Sabes que no tengo ningúna intensión para que me siga tratando así, pero...no puedo. No quiero que mi Pico crezca sin padre, eso es horrible.

Nunca se ha visto una mujer con un niño, divorciada, eso es muy tabú. Además su hijo necesita una figura masculina en su vida para ayudarlo a ser hombre. Es un pensamiento un poco tonto, la señora de cabellos anaranjados creé eso a veces porque no le agrada la manera en que aquel sujeto felicite a su hijo por haber masacrado en su escuela. Pero también piensa en qué no puede criar sola a su niño, necesita del hombre para formarlo. Por eso aguanta todas las humillaciones que su esposo le regala.

—Mady, por favor. Tú no necesitas que Joy te siga tratando así. Piensa por favor que Pico necesita descansar de tanta estupidez.

—¡Sí, también pienso en mi hijo, Angie! Pero tú muy bien sabes que no quiero que Pico tenga padres separados...creo que sería lo peor para él. Ya tiene suficiente con la escuela.

—¿Y por qué no lo cambiaste de escuela? Digo, tiene que ir todos los días a donde ocurrió su trauma.

A su hermana le picaba que su sobrino no le dieran mucha atención que digamos. No es sencillo, pero le sorprende mucho a qué punto llegó su hermana para tener ideas muy conformistas y cerradas. No diría nada, no es su casa ni vida, pero le preocupaba que ella y su hijo salieran lastimados.

—Podrías llevarlo con mamá y Francis para que se despeje. No estaría sólo, Otis lo puede acompañar.

Intentaba dar alguna solución al problema. Ella veía más por su pequeño sobrino, quería que su hermana se iluminara para dar el primer paso.

—No es tan fácil mover a un niño a otra escuela. No tenemos mucho dinero para mantener otra, aquel lugar se nos hace más fácil de pagar. Su padre dice que Pico tiene que cooperar con eso...

Eran tres hermanos. Angelina, Francis y ella, Madeleine. Hace mucho que no sabe de su hermano porque se mudó a otro lado junto con su madre y sobrino; Otis. Hace unas semanas le llamó, pero no pudieron conversar mucho, su marido había llegado a casa temprano en ese entonces. Aún así, si pudiera hacer que su retoño fuera a ver a su abuela, ella tendría que aguantar a su esposo. Joy no le agradaba su familia porque decía que la llenaba de ideas idiotas, por eso le prohibía verlos.

—¿Y qué harás entonces, Madeleine?

—Yo...

(...)

—¡Wow, vaya que si remodelaron el lugar!

Exclamó Darnell, sus ojos se veían asombrados por tantas luces, música y demás. El lugar se veía más vivo que nunca por los nuevos juegos.
Los tres se apresuraron a pasar entre la gente para estar más adelante, ya pronto iba a abrir el local.

—¿Crees que también hayan mejorado la comida? El otro día encontré una mosca en mi soda.

Ese día ambos chicos rieron por días, fue gracioso ver cómo Nene se ahogaba con un insecto. Por algo clausuraron el lugar y a eso llevó la remodelación también.
El pecoso tomó a la chica por la mano para que no se perdiera por la multitud de gente mientras seguían a su amigo (o quizás era una excusa para tomarle de la mano, pero quién sabe).

—¡Ya casi, ya casi!

Se acercó un adolescente con una cara larga a la entrada, mirando con asco a la multitud de niños y adolescentes. Suspiró y puso la llave dentro de la cerradura para girarla y dejar pasar a la bola de idiotas. Juró que no pasaron dos segundos y el lugar se había llenado, el olor era putrefacto y será un trabajo de todos los días.

—Ojalá me hubiera quedado estudiando...

Volviendo con los chicos, no sabían que hacer primero. Si comer algo para ver si Nene se ahogaba con otra cosa, jugar algún juego o burlarse de la gente, ¡Hay mucho que hacer!

—Ehm Pico, ya puedes soltarme.

Apenado, el joven quitó su mano para ponerla sobre su nuca mientras sonreía como tonto. Sus mejillas lo delataron, mostrando la pena que sentía por dentro.

—Ew, no empiecen de cursis y vamos a patear algunos traseros.

—¡Adelante!

Dijeron con alegría los otros dos. Quizás si necesitaba salir a jugar, había olvidado por completo el tema de la escuela y esas cosas...esperen, ¿Y esa chica?

El jóven de suéter verde miró de reojo una chica de cabello rojo con unos peculiares cuernos. Su respiración se volvió pesada, ¿QUÉ HACE ELLA AQUÍ?
Los ojos le ardían, veía como todo avanzaba lento y el sonido de fondo cada vez se alejaba para dar paso a un sonido peculiar que hizo abrir más sus ojos y no quitar la vista de la niña que tenía frente a él a unos cuantos pasos porque se le hace tan increíble el parecido.
¿Cuál parecido? Debe ser ella. De alguna manera ella lo sabía y vino aquí a joderlo.

Sus piernas perdieron todo el sentido para mantenerlo de pie, haciéndolo caer forzosamente al suelo. Cada vez sentía que sus pulmones le ardían y era mucho más difícil de respirar ya que esa sensación agobiante le pesaba más y más hasta el punto donde quiso cerrar los ojos para terminar de poner su cuerpo completamente sobre el suelo pero no pasó.

—¡Pico!, ¿Estás bien?

Preguntó el de piel morena, sosteniendolo entre sus brazos para no dejarlo caer. Justo a tiempo sus amigos se giraron para ver lo que ocurría con su amigo, se le veía tan mal pero ver a sus colegas hizo que volviera a respirar un poco mejor.

—Q-Quiero irme a casa...

Fragile || Pico Fanfic (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora