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—Quiero que te quedes... –ronroneó JungKook, como si fuera un gato, e hizo una mueca ante la idea de estar con SeHun en un mismo espacio por demasiado tiempo, pero, si eso significa que SeokJin estaría a salvo, tendría que hacerlo.– Bien, iremos con ellos. –dijo rendido, alzándose sobre sus codos, y llegando a tocar las mejillas del contrario con las yemas de sus dedos.– Prepárate para las constantes peleas con el idiota. –rió, e inclinándose sobre él, volvió a besarle los labios, demorándose solo un poco más.
No sabía porque estaba tan perdido en SeokJin, si éste no era para nada su tipo, o eso hasta que le mostraba su carácter, tampoco sabía el porqué le daba caricias, él nunca las daba, o le gustaba recibirlas, pero sin embargo, era tan agradable tener los lindos dedos de SeokJin en su cabello; probablemente el momento en que cayó, redondito, por él, fue cuando le respondió tan bruscamente, y ni hablar del bello brillo que ocupaba sus ojitos almendrados.
—¿Por qué eres tan malditamente hermoso? –cuestionó JungKook en un susurro, apenas si rozándole los labios con los suyos, haciéndole sonreír levemente, suspirando, estando tan a gusto así, sintiendo el calor corporal del alto, viniendo tan bien para esa fría noche, haciéndole ignorar los sonidos que esas cosas hacían, apenas si escuchándolos, o prestándole verdadera atención.
—Creo que deberíamos dormir ya, tengo mucho sueño... –dijo SeokJin, más no se movió, se quedó igual de quieto que antes disfrutando de un JungKook en su sueño, viniendo lo mejor cuando el pelinegro se acercó a él lo suficiente como para rozar sus labios, dándole un deja vú de horas atrás, provocando un leve sonrojo en sus mejillas.– JungKook... –murmuró, prácticamente ronroneando, y tomando un poco de valentía, ejerció un poco de presión en su agarre, queriendo hacerle acercase aún más.
SeokJin no iba a dar el primer paso, él de eso estaba seguro, pero no se iba a alejar tampoco, en su lugar, iba a ser valiente una vez en su vida, acercándose a JungKook de tal manera que sus respiraciones se volvieron una sola, sus labios rozándose constantemente; su estómago estaba apretado, con un deje de anticipación recorriéndole las venas, y quería sonreír, más no lo hizo, simplemente fijo sus ojos en los contrarios, manteniendo la vista en él, retándole con su mirada, y por más que JungKook quisiera agregar algo, no iba a hacerlo, mucho menos con la intensa mirada que estaba dándole él, porque SeokJin hacía que algo cambiara en él.
Su respiración estaba más pesada, y no recordaba haber perdido el control tan fácilmente, o ceder a un reto con tan solo una mirada, pero lo hizo. Los pequeños hombrecitos parecían realmente hacer la diferencia, al menos, el que estaba en sus brazos, hacía malditamente la diferencia; era lo más importante que tenía, y lo protegería aún así le sacase de sus casillas; o le mirase de aquella forma, por lo que, relamió sus labios de tal forma que, al estar tan cerca una boca de la otra, tocó levemente los labios contrarios con su lengua, un segundo antes de finalmente juntar sus bocas.
Lentamente, y con cuidado de no asustarle, cambio de posición, paseando sus manos por ambos costados de SeokJin, hasta detenerse en sus muslos, y separar sus piernas, quedando completamente sobre él.
Apenas si movía sus labios, sabiendo de antemano que SeokJin "no sabía besar", aunque realmente lo hacía perfectamente, siguiendo sus movimientos, moldeandose tan bien a él, que le hizo gruñir de gusto; no quería apresurar las cosas, y es que era malditamente rápido, era precisamente por ello que le besaba lentamente. Ambos estaban muy cansados, y él quería mimarle un poco, con unos besos, y algunas caricias que no incitaban a más.
La idea de estar abrazados, y pasando un momento solos, tan íntimo, le hizo sonreír, y suspirar el nombre de SeokJin, en lo que retomaba el beso, pidiendo permiso con su lengua, al lamerle, y posteriormente mordisquear un poco, el rodado labio inferior.
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𝗲𝗽𝗶𝗱𝗲𝗺𝗶𝗮 ✧ ◜𝗄𝗈𝗈𝗄𝗃𝗂𝗇◞
ספרות חובבים✧ || jungkook y seokjin eran polos completamente opuestos; el primero era un fiestero, mientras el segundo era el silencioso hijo de un policía. el primero había pasado más tiempo detrás de las rejas, que fuera de ellas, y el segundo nunca en su vid...