Acertijo #4

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De nuevo faltaban menos de veinticuatro horas que el contador llegara a cero, lo que quería decir que cualquier esbozo de tranquilidad que se habían permitido sentir ahora era casi inexistente.

Verse en aquella situación sacaba en Jin sentimientos conflictivos. Por un lado se sentía ingenuo y estúpido por haberse permitido tomarse las cosas a la ligera, como si todos esos años de entrenamiento no hubieran sido suficientes; al final había sucumbido a su humanidad y se había transformado en un civil más. Lo cual no debería considerar como un problema, pero inevitablemente lo hacía. Y ese era el otro lado de la cuestión, se sentía el doble de imbécil por convencerse de que no ser una máquina o un arma perfecta era un fallo de su parte.

Había mejores formas de pasar una madrugada. Observando las piernas de Namjoon descubiertas por los shorts que llevaba puestos se le ocurrían un par de ideas.

—Es la primera vez en demasiado tiempo que me siento estúpido —declaró Joon mientras se estiraba con los brazos en el aire.

—No poder resolver un acertijo creado por un imbécil no te hace estúpido, Joon.

—¿Sabes? Todo esto me recuerda un poco a cuando estuve intentando adivinar la contraseña para acceder a tus archivos —dijo el menor ignorando completamente sus palabras—. No había una cuenta regresiva, pero estuve días intentando sin conseguir nada. Según yo podía pasar cualquier barrera electrónica pero no, tuve que entrar de forma honesta.

Rodar los ojos ya era parte de la naturaleza de Seokjin. De todas las cosas que podía haber recordado en medio de aquella crisis tenía que ser eso. No guardaba con mucha felicidad las memorias de lo ocurrido en ese entonces.

—Me merecía que vieras mis archivos. Por poner una contraseña tan tonta.

—No lo era. Cuando la pusiste no te esperaste acercarte lo suficiente a alguien para que supiera el nombre de tu perro.

—Sí, en eso tienes razón —zanjó Jin suspirando.

No se había esperado muchas cosas durante aquella misión. Había sido mandado a Seúl encubierto para encargarse de Kang Jaeha y todo pareció ir tal y como de costumbre, hasta que su camino se cruzó con el del hacker y muchas líneas se borronearon hasta perderse. Era una pesadilla el solo imaginarse cómo hubiera terminado de no haberlo conocido; su vida y la del resto de su equipo no hubiera tomado el rumbo actual, eso seguro.

En el pasado, figurarse en medio del campo cumpliendo con las órdenes de su padre habría parecido otro día más, pero cuando intentaba verse de ese modo en ese momento y en sus actuales circunstancias, Seokjin sentía escalofríos recorrerlo de arriba abajo.

Una picazón atacó a la cicatriz que surcaba su tatuaje. 092 estaba muerto.

—¿Jinnie? —murmuró Namjoon sacudiéndolo un poco—. ¿Te encuentras bien?

El mayor sacudió la cabeza y dio un vistazo a su alrededor antes de forzar una sonrisa en dirección a su novio. Desde el pequeño ataque de Jin debido a Daehyun, Namjoon había estado actuando de forma incluso más precavida y cautelosa que de costumbre; si tenía que describirlo de alguna manera, diría que se movía y hablaba como quien se enfrenta a un animal asustado.

Un teléfono sonaba no muy lejos.

—Sí, solo pensaba.

Resultó que el teléfono era el suyo, ubicado sobre la mesita de café frente a ellos. Considerando no solo la hora sino que a su reducida agenda de contactos, realmente solo podía tratarse de tres personas, una de ellas mucho menos probable que las otras. Si hubiera tenido que apostar, no hubiera duda ni un segundo de que quien lo estaba llamando era Jungkook o Hoseok.

Code Breaker | JinNam  {Binary Code #3}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora