Lo que Namjoon se encontró al cruzar la puerta no fue para nada lo que se había esperado, pero de algún modo no se sintió sorprendido; el apartamento era básicamente el mismo, pero todos los muebles del salón principal habían desaparecido. El suelo recubierto de madera que crujía bajo sus pies era el mismo y las paredes con grietas y manchas también.
Había cosas nuevas, por supuesto. Para empezar alguien había instalado líneas de luces LED en cada esquina y borde de las paredes, dándole a todo el lugar un aspecto casi de discoteca. En el momento en el que entró las luces eran azules, pero eso era solo el principio, el paquete que contenía lo importante.
En medio del salón estaba una gran mesa que soportaba el peso de dos computadoras con sus monitores, teclados, CPUs y todos los accesorios instalados. Ambas pantallas se encontraban hibernando, pero los teclados y los mouses seguían arrojando destellos de colores, como en espera a que alguien se acercara a utilizarlos.
El sonido de la masacre que ocurría en el exterior seguía tras la puerta, pero significativamente amortiguado tras las paredes.
En la oscuridad pero con aquella iluminación y la disposición de los aparatos el apartamento hasta se veía habitable, pero Jon estaba seguro que debajo de esa imagen de modernidad todo era un caos de polvo y escombros.
Antes de que pudiera tener tiempo para preguntarse dónde estaba la persona que había venido a buscar, Daehyun apareció desde el pasillo, ese que llevaba a su dormitorio y al baño del apartamento. Era la primera vez que lo veía en persona en meses pero Joon notó que se veía exactamente igual a como lo recordaba, solo que llevaba el cabello oscuro. Vestía con una sudadera roja y unos jeans rasgados, como si no estuviera esperando a nadie y afuera no se estuviera desatando el mismísimo apocalipsis.
Cuando sus miradas se encontraron en la oscuridad, Daehyun esbozó una sonrisa burlona y aplaudió pausadamente de una manera que hizo sentir a Namjoon ganas de acercarse y darle un golpe en la cara. No quería presumir de cosas que no podía confirmar, pero estaba seguro de que de Seokjin estar, lo hubiera hecho.
—Tengo que concederles que esta vez consiguieron sorprenderme. No esperé que tomaran esta ruta de olvidarse del acertijo y solo buscarme —admitió y aunque estaba soltando halagos, no parecía verdaderamente sincero—. Eso hizo que no pudiera prepararme muy bien para lo que tenía planeado, pero no importa. A fin de cuento esto solo hace que la balanza se vea más equilibrada.
—Ya te atrapamos, Daehyun. Ya no hay salida —dijo Joon ignorando totalmente sus palabras y levantando la pistola que tenía en manos—. No hagamos esto más difícil. Déjate atrapar y dile a tus hombres que se rindan.
La máscara de Daehyun se tambaleó por un momento y aunque logró recomponerse unos segundos después, una porción de aquel asombro permaneció en sus gestos.
—Hay algo diferente en ti, Namjoon. Solo puedo imaginarme que tiene algo que ver con la última conversación que tuvimos...
—No, no tiene nada que ver contigo —espetó instantáneamente, interrumpiéndolo para que no tuviera lugar a soltar sus tonterías—. Si me veo diferente es por mí mismo. Por Seokjin.
El hacker se encogió de hombros.
—Da igual. Sé que incité a lo que sea que cambió en ti.
A pesar de estar en la mira de un arma, Daehyun se movió con paso lento y deliberado hasta acercarse a la computadora que tenía más próxima, posicionando una mano sobre el respaldo de la silla frente a ésta. Joon siguió todo su trayecto con su pistola, listo para disparar si acaso se atrevía a hacer un movimiento en falso.
—Me hubiera gustado poder cumplir contigo y solo rendirme, pero la verdad es que tengo otros planes —dijo metiendo la mano en el bolsillo de su sudadera para sacar lo que claramente era una especie de control remoto—. Esto que ves aquí, es el control de una serie de bombas instaladas alrededor de todo el edificio y lo único que me detendrá de accionarlo es que aceptes un desafío que tengo para ti.
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Code Breaker | JinNam {Binary Code #3}
RomanceAl final de cada problema, siempre quedan cabos sueltos; algunos más evidentes que otros y esos, los más pequeños y aparentemente inofensivos, de alguna forma son los que más nos carcomen y persiguen. Luego de la caída de Lee Jeonghan en colaboració...