capitulo 3

9 1 0
                                    

¿Alguna vez habéis tenido miedo de respirar? ¿Alguna vez habéis sentido como si el aire no llegase a vuestros pulmones? ¿Alguna vez os habéis sentido agobiados?.

Así me siento yo cada vez que me da un ataque de pánico.

Para mí, la ansiedad es indescriptible. Ese miedo abundante que te atormenta a cada minuto, esos puntos negros en tus ojos, ese dolor de cabeza...Yo creo que en un modo, eso nunca se va. Siempre vas a tener que vivir con ese miedo constante y aprender a llevar un autocontrol sobre ti mismo, por qué la ansiedad no es solo lo que aparenta. La ansiedad es no poder dormir, no poder salir, estar siempre calculándote las respiraciones...En resumen, una mierda.

Cuando me sucedió mi primer ataque de pánico, estaba sola. No es como si ahora no lo estuviera, pero las cosas eran diferentes.

Sabía controlarlo.

Por eso mismo me estaba preparando una tila en la cocina de mi casa a las tantas de la noche. Sin darme cuenta me había quedado leyendo tiempo demás. Y cuando me quise dar cuenta, jeje puede que fueran las tres de la mañana.

Después del altercado en la casa de Jake, no volví a cruzarme con el. Deduje que lo que me dijo era mentira, y que seguramente me quedaría dormida y luego se apiadó de mi.

Desde entonces había pasado una semana, una semana repleta de exámenes. Exámenes que suspendería.

—¿Brooke?—pregunto una voz somnolienta.

Dí un salto en mi sitio debido al mini paro cardíaco, ya que no había odio a mi madre desplazarse por la casa.

—Dios ¡mamá! casi haces que me de un infarto—dije en un susurro. A esas horas estaban dormidas hasta mis ganas de tirarme por un barranco.

–No seas quejica, ¿se puede saber por que estas despierta tan tarde?. Mañana hay clase.

–Lo se, lo se pero mañana es viernes y a primera me toca historia, no vi que fuera importante ir la verdad.

–No puedes faltar a clases así por que así, me da igual que sea historia o lengua. Vas si o si.–dijo lo último antes de darse la vuelta para volver a la habitación.

Resople para mis adentros sabiendo que no tenía otra opción. ¿Hacer rabona? ni de coña me pillarían por las faltas injustificadas, ¿fingir un resfriado? tampoco, ya nunca cuela. Así que si o si iba a tener que ir.

***

Me levante por un toque molesto sobre mi hombro, abrí mis ojos viendo una silueta frente a mí.

!Tú padre, inútil!

Mierda.

–Levántate que vas a llegar tarde- repitió mi padre mientras repetía el proceso de moverme el hombro- !Brooke!.

–Mmm voyy, pero déjame en pazz–dije con la voz ronca

–¡Vamos! Tengo que hacer muchas cosas hoy, y entre ellas no está hacer de niñera– espetó quitándome la manta de encima.

Cuando por fin me conseguí levantar, me di cuenta de que quedaban menos de quince minutos para empezar las clases.

Rápidamente me puse la primera sudadera que pillé y me la puse con unos pantalones grises, para después coger la mochila y salir pitando por la puerta.

El karma existe, recuérdalo

Justo antes de llegar a la clase, el timbre sonó. Haciendo así que la profesora cerrase la puerta en mis narices.

Sin mas remedio me senté al lado de la puerta a esperar. Sí, a esperar. Por que esa serpiente nunca te dejaba entrar después de cerrar la puerta.

Justo cuando estaba por quedarme dormida, se oyeron unos murmullos al final del pasillo.

Mierda.

–...Estaré allí sobre las cinco para...si si, tenemos la casa libre toda la noche...compra luces led..– murmuraba Jake desde el final del pasillo tan serio como siempre.

Me sorprendía que fuese tan inexpresivo, tan frío, tan serio. Y ¿conmigo? Un gilipollas total.

Cuando terminó de hablar y se dio cuenta de mi presencia, se acercó a mi a la par que una sonrisa burlona surcaba en su cara.

Estúpido.

–Hola Broo

–¿Broo?¿No sabes hablar o que?– dije mientras le miraba incrédula.

–Pss...¡eres muy aburrida, dulzura!– exclamo mientras me miraba de arriba a abajo.

Estupido x2

–Sabes que eres un gilipollas, ¿no?

–Un gilipollas que te encanta– dijo con una sonrisa pícara en su cara mientras poco a poco se acercaba.

¡Socorro!


;)

Pequeñas notas de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora