Johnny es un chico de dieciocho años que debido a un mal diagnóstico sufre un desprendimiento completo de la retina, perdiendo su vista para siempre. Lleno de frustración, enojo y tristeza, adopta una postura hostil frente a su familia y la vida.
E...
-DoYoung dijo que había dejado todo listo, pero no dejó comida para el almuerzo -suspiró y masajeó sus sienes- ¿Qué? ¿Acaso creía que íbamos a sobrevivir a base de galletas de limón todo el día?
-Quizás no pensó que esto iba a tardar tanto.
-¡Tonterías! -levantó la voz- si con él me tardé dos días, tuve que eliminar varias partes de la grabación porque Doyo es demasiado disperso y terminaba hablando de cuando estábamos en la secundaria.
-Mi DoYounggie, es tan especial.
-Me impresiona el amor que se tienen, él siempre habla de ti y tú de él.
-Es que es imposible que DoYoung no aparezca en mis conversaciones, él es una lucecita en mi vida.
-¡Qué tierno eres! Pero te juro que no toleraré más cursilerías con el estómago vacío -sacó su celular y comenzó a teclear- ¿de qué tienes ganas?
-De que Doyo me dé-
-Si dices un comentario pervertido más, voy a cortarte la lengua -advirtió.
-Tteokbokki está bien -sonrió ocultando su miedo.
-Okay. Pediré la comida.
Decir que no sintió un escalofrío con el tono de voz con el que TaeYong se expresó sería una vil mentira, de ese pequeño ser que guardaba maldad en su interior se esperaba cualquier cosa.
Escuchó como el mejor amigo de su novio hablaba por celular con alguien de manera directa y tajante, esperó que no se tratara del empleado del restaurante, porque si era así de seguro que les iban a escupir en la comida o peor, no enviarían el pedido y TaeYong se enfadaría.
-Bien, la comida llegará en unos treinta minutos.
-¿No crees que fuiste demasiado duro con el chico del restaurante?
-¿Chico del restaurante? No llamé a ningún restaurante. Llamé a un vecino que trabaja para mi, tiene dieciséis y está juntando dinero para invitar a salir a otro vecino que está en la universidad.
-Es de los míos, le gustan mayores -golpeó su pecho con orgullo.
-¿Se podrá comprar paciencia? Porque ya no me queda.
-Doyo si me tiene paciencia -hizo un puchero.
-Eso es porque mi amigo te ama y por eso no ve lo irritante que eres.
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Las semanas pasaron hasta volverse meses en los que Johnny avanzaba de una forma impresionante, no solo teniendo nuevas habilidades, sino que adquiriendo la iniciativa de realizar actividades en solitario, por ejemplo, el volver a tocar guitarra o preparándose el desayuno guiándose con todo lo que lo había ayudado DoYoung. Ya no tenía que oler las cosas para saber qué eran o perder tiempo buscando las cosas, pues el enfermero y él estuvieron durante dos tardes realizando un prototipo de adhesivos escritos en braille para casi todo lo que había, desde las puertas y ventanas, hasta los artefactos de aseo personal.
