Johnny es un chico de dieciocho años que debido a un mal diagnóstico sufre un desprendimiento completo de la retina, perdiendo su vista para siempre. Lleno de frustración, enojo y tristeza, adopta una postura hostil frente a su familia y la vida.
E...
-¿Cuánto falta para que llegue la comida? -preguntó Johnny mientras se sobaba la panza que rugía como si tuviese a Chewbacca de arrendatario en su estómago.
-DongHyuck debe estar por llegar. Ese mocoso tiene -miró el reloj de su muñeca- cinco minutos para llegar o no le daré ni un peso de propina.
-Sí que debe estar desesperado por dinero como para decidir trabajar para un sádico como tú.
-No soy un "sádico", soy exigente y perfeccionista, además, lo preparo para el futuro. Tiene que hacer bien su trabajo, yo soy un pan de Dios comparado con los futuros jefes que tendrá cuando consiga otro trabajo.
-Difiero un poco contigo, pero bueno si él aceptó trabajar para ti en esas condiciones, supongo que sabía en dónde se estaba metiendo.
TaeYong estuvo a punto de responderle a Johnny que no era lo que estaba pensando, él jamás actuaría como un demonio con su vecino, pero no pudo debido a que el timbre de la casa sonó alertando la llegada de un posible invitado. El más bajo se puso de pie y caminó hasta la puerta, ahí estaba un chico bajo, de piel morena y delgado, con una fea capa de sudor y lucía claramente agotado, como si hubiese corrido una maratón.
-No preguntes, solo te pido agua -apenas hablaba.
-Claro, pasa -dejó entrar al chico-. ¡Johnny! Llegó DongHyuck con la comida, lo dejé pasar para que beba agua, parece que corrió desde su casa hasta acá.
-Claro, no hay problema.
Con la comida lista en sus regazos empezaron a comer. La comida era demasiado deliciosa y ahí DongHyuck le comentó que el pedido había sido hecho en el pequeño restaurante de su familia. Johnny anotó en un memo mental que llevará a DoYoung a comer a ese restaurante muy pronto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Johnny despertó debido al sonido de una taza rompiéndose y el primer pensamiento que se había alojado en su cabeza fue a DoYoung lastimándose. Se sentó en su cama con rapidez, buscando con sus pies las sandalias para poder levantarse y encaminarse hasta la cocina para cerciorarse de que DoYoung no se hubiese lastimado.
A medida que avanzaba a la cocina percibió algo extraño en el aire, el olor era familiar, pero a su vez identificó claramente que ese perfume femenino no era de DoYoung y tampoco de su madre.
-Jane, ¿qué haces aquí? -detuvo su andar en la entrada de la cocina.
-Hola YoungHo, ¿cómo supiste que era yo?-saludó mientras recogía los trozos de la taza con mucho cuidado de no cortarse.
-Por tu perfume -se encogió de hombros -¿se rompió algo?
-Sí, ahora lo estoy recogiendo, mamá va a matarme cuando se entere que rompí una taza.
-¿Viniste a verla? -preguntó curioso, pues no se esperaba a la mujer en su casa, y mucho menos sin que su madre le hubiese dicho la noche anterior.
-Nop, vine a cuidarte -envolvió los trozos rotos de la taza en papel periódico y los dejó a un costado del basurero.
