c.cn

2K 287 125
                                    

JungKook, a unos pasos de mí, tiene los ojos perdidos en algún punto externo del lugar. Yo también. Miro a mi alrededor, con la cabeza en las nubes y el corazón en la garganta.

     No tengo muchos amigos, y los que tengo no me convencen de perderme en otro país para no volver a ver a nadie que pueda herirme, confundirme y hacerme sentir mal. Probablemente es obvio, pero carezco de mucha educación emocional...o tengo una noción de lo que es, pero me niego a entenderla e involucrarla en mi vida.

     Tuve una buena infancia, adolescencia y vida juvenil. No diría que mi vida fue perfecta, no lo fue.

     Mucho menos lo es.

     Recuerdo momentos en los que me sentía parecido a este instante, aunque no demasiado. Un pequeño TaeHyung sabía que el mundo era terrible, pero no tenía la menor idea que el amor sería la causa de ver su alrededor con otro color.

     Cuando el amor te deja un cráter en el pecho, creo que afecta algo de tu visión. El mundo se vuelve gris, se vuelve opaco y sin vida. Parece que se destruye con unas pocas gotas de agua, porque la alegría que envuelve al mundo es de papel; las personas de pronto son más groseras y tu corazón no es capaz de soportar los golpes de desilusión..

    El amor es como un filtro. Te hace ver todo más hermoso y perfecto. Es bueno mientras dura, es bueno cuando esa felicidad se transmite y la belleza luce eterna. Sin embargo, cuando el amor termina, nada habrá valido la pena... El mundo adquirirá color cromático, tu mundo se volverá horrible.

     —Creí que ya no querías estar conmigo, pero aquí estás.

    Solía pensar que JungKook siempre me haría ver el mundo de colores brillantes y preciosos.

     —No es porque quiera hacerlo. Tengo un propósito, me aseguraré de cumplirlo.

     Lamentablemente, eso no duró mucho.

     —He estado pensando... Estos días no te has separado de mi vista. ¿Puedo suponer que ya perdiste? —pregunta burlándose de mí.

     —En tus sueños, idiota.

     —Solo para que sepas —menciona, recargándose con los codos en la barandilla de donde estamos de pie—, esa chica no es nadie.

     Giro sobre mis propios pies, suspirando con dolor en el pecho. Quiero transmitir desinterés en su más puro estado, lo logro demostrar con mis acciones. Me recargo en el mismo tubo que él, pero a dirección contraria, dejando caer mi espalda baja en el metal.

     —Eso dices de todas personas con las que estás. Dejé de ser un idiota, ya no te creo.

     —Casi me das miedo.

     —Casi, no me satisface —le digo, inclinando mi cabeza hasta él.

     Él me sonríe jocoso, intenta no hacerme sentir mal. Estoy más concentrado en otras cosas, pero puedo notar su expresión deseosa encima mío.

     Adoro a JungKook.

     No sé cuántas veces necesito repetirlo para creerlo por completo.

     Me basta más que una mirada rápida a todos lados para tomar una decisión. Cuando doy con lo que deseo, acerco mis manos hasta JungKook, plantando un beso. Un beso distinto a los de siempre. Es la clase de beso que todos ven en las películas: lleno de algo que no se encuentra en cualquier lugar.

     JungKook y yo tenemos una relación extraña, y creo que es fácil notarlo; que a pesar de estar juntos, parecemos estar mil metros separados. Ese espacio es un problema para los dos, es algo que duele, pero no lo tomamos en cuenta... O prefiero fingir ignorarlo. Sin embargo, sé que él lo tiene presente en su cabeza, él se siente tan desplazado como yo lo fui alguna vez.

CRY FOR YOU » kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora