Capítulo 20: Conexiones parte 2

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—¿Qué han arrojado los análisis forenses? —pregunta Duane mientras observa el cadáver de la chica.

—Hemos encontrado signos de abuso sexual, de hecho, ya recogimos muestras de ADN y estamos esperando los resultados.

—En cuanto estén listos los resultados me los hace llegar.

En ese instante entra un hombre con una bata blanca, gafas y un par de hojas en su mano —aquí están los resultados.

Duane se los arrebata de las manos y las pupilas de sus ojos se mueven mientras lee —ya tengo todo lo que necesito saber —le da los papeles al mismo tiempo que aprieta el puño de su mano izquierda.

Acto seguido se retira de la habitación y va con prisa a su oficina. Sus zapatos de cuero hacen ruido al caminar y respira igual que un toro cuando está furioso.

—Llame inmediatamente a la teniente Alicia —golpea la mesa de su secretaria haciendo que dé un pequeño brinco.

—Sí señor, como ordene —toma el teléfono en su mesa y sus dedos aprietan los números correspondientes.

El hombre sigue de largo hasta su oficina y azota la puerta al entrar. Se sienta en la silla frente a la mesa y desliza rápidamente la gaveta del escritorio. Ve una fotografía, la toma y suspira pasando sus dedos por ella, luego una lágrima sale de su ojo derecho.

—Quizás sí, quizás no —murmura.

Un ruido blanco sale del intercomunicador en su escritorio —Alicia está aquí.

Limpia su mejilla y aprieta el botón del aparato —que siga.

La puerta se abre muy lentamente y Alicia entra por ella. Luego la cierra con la misma lentitud con la que se abrió y camina unos pasos hasta el escritorio.

—¿En qué le puedo servir? —hace una reverencia.

Tiene el codo apoyado en la mesa y con su mano se sostiene el rostro —¿Qué has logrado averiguar?

—No mucho, al parecer llegaron a este lugar por pura casualidad —se encoge de hombros —la cueva por donde ingresaron se ubica por las carreteras de Nuevo México.

—Creí que aquellas cuevas ya habían sido selladas.

—Al parecer no todas —camina de un lado a otro —lo curioso es que algunos Belicosos salen solamente por las noches. Cerca del desierto han hallado cadáveres de las criaturas, pero nada que no hayamos podido limpiar.

Asiente —muy bien. ¿Y Derek?

Dice que no con la cabeza —ha logrado escabullirse dentro de las cavernas, pero aún no ha escapado.

—Más te vale capturarlo pronto o tu cabeza y la mía rodarán.

—Tranquilo, es cuestión de tiempo para que lo atrapemos.

Bufa —tiempo es lo que no tenemos.

Se acerca al escritorio y con su dedo índice comienza hacer círculos en la madera —¿y qué pasará con los chicos?

Se encoge de hombros —ahora son prisioneros, así que llévalos a una celda y que hagan lo que quieran con ellos, ya no me importa.

Alicia sonríe agitando ligeramente la cabeza —ok

—¿Por qué sonríes así?

—No soy estúpida Duane, sé que los conoces.

—No sé de qué hablas —alza una ceja.

—Digamos que me tomé el atrevimiento de revisar los archivos en nuestra base de datos... ¿Y qué crees? Coinciden con el perfil de estos chicos.

—Lo lamento Alicia

Jueves 6 de agostoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora