Amor intangible: El lobo fue domado

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Sasha es un hombre feliz, renunció a su vieja vida, dejo el lujo, las mujeres, la falsa alcurnia de la crema innata capitalina, lleva una vida simple y cada vez que tiene algún problema siempre está Amelia su amiga inseparable.

Sin embargo, poco a poco esa amistad se empezó a convertir en algo más para Sasha, poco a poco el amor se abrigaba en su pecho y una ternura impregnaba su mirada, la dulzura se desbordaba de su pecho.

Sin embargo, él era 11 años mayor a Amelia, algo que perturbaba su mente.

¿Cómo me pude enamorar de alguien tan menor a mí? yo no escogí esto, solo pasó ¿Qué debo hacer ahora?

Cada noche Sasha trataba de eliminar ese amor, pero le resultaba imposible, Amelia sin darse cuenta siempre estaba con el brindándole ese carriño inocente que solo ella era capaz de darle, ignorando todos los sentimientos de él.

Cada noche Sasha escuchaba sus historias de niña, de como un chico le robo un beso y salió corriendo, de cómo jugando fútbol peleó con una amiga, cosas propias de una dulce niña, una tarde cuando al fin Sasha se animó a confesarle su amor, Amelia le dijo:

"Amigo de mi alma hoy tengo que contarte que ya tengo novio y estoy muy enamorada de él"

Las palabras tan tiernas de Amelia dolieron hasta lo más profundo de Sasha, y el con mucha dulzura le dijo:

"Qué bueno amiga me alegro que seas feliz, cuídate mucho y sabes que yo estaré siempre para ti cuando me necesites"

En el fondo lágrimas de tristeza brotaban del alma de Sasha y al mismo tiempo de felicidad.

"Realmente la amo, quiero que sea feliz con alguien de su edad y que viva todo lo que debe vivir sin mí, ella lo merece, en su vida ella necesita mi ausencia no mi intervención"

Esa noche bajo la luz de las pocas estrellas que brillaban en el cielo Sasha hacía una promesa.

Hoy bajo esta noche, juro que, por mi amor a Amelia, yo seré lo que ella necesite que sea, seré su amigo, su confidente, su protector, seré sus fuerzas cuando ya no le queden más, hoy sacrifico mis deseos de estar junto a ella como su pareja, para que ella pueda ser feliz.

Y así Sasha se mantuvo fiel a Amelia, novios fueron y vinieron, tristezas, alegrías, momentos de miedo y de felicidad, por cuatro años Sasha cuidó de Amelia desde aquellos lugares donde ni un padre ni un hermano puede llegar.

Fueron tantas noches en vela donde Sasha lloraba deseando ser el quien le robe el corazón a Amelia, otras noches dormía con una sonrisa cuando ella alcanzaba una de sus metas. Que fortaleza se debe tener para amar por cuatro años a alguien que es un amor imposible y aun así mantenerse junto a ella para cuidarla a pesar del dolor de verla feliz lejos de él.

Un año más por acabar, mientras Sasha regresaba de su trabajo, ahí en el buzón se encontraba una carta de Amelia:

"Hola amigo te has perdido, sabes creo que me quiero casar, mi novio es tan buen amante, lo quiero mucho, en la Universidad me va relativamente bien, espero saber pronto de ti, te estimo mucho, han pasado muchas cosas últimamente"

Sasha con una lágrima en su rostro suspiró y sonrió al fin Amelia era completamente feliz.

Ya he cumplido mi misión aquí, es hora de buscar mi destino y mi amor también, fue hermoso acompañarte por estos cuatro largos años amada, prefiero irme así sin que te des cuenta, sin desordenar tu vida, espero que tengas una vida plena y feliz.

Sasha regresó a Quito y planeaba retornar a Europa quizá regresar a Alemania o aventurarse a Moscú, continuó su vida ya sin Amelia, pero al parecer ese no era el final de esta historia.

Memorias del cuervo sin alasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora