Mia
En un amplio estudio fotográfico luciendo una fina lencería desfila aquella exuberante dama, emana esa belleza latina, su piel canela y dos sensuales lunares sobre sus labios. Fotógrafos y personal del estudio quedan extasiados por las maravillosas curvas de sus caderas, el aroma de su cabello despierta deseos y pasiones, una mirada coqueta que es capaz de hipnotizar hasta al más gélido individuo, dicha dama sensual se llama Mia.
Termina la sección de fotos, la maravillosa diosa de la sensualidad se convierte en solo una mujer. Ella oculta su exuberante figura tras ropa floja que como un eclipse ocultan la belleza de la luna.
Su mirada coqueta se desvanece, solo queda un par de ojos tristes y una lágrima que se niega a nacer, aun así, los hombres hipnotizados por su sensualidad la buscan, muchachos ricos, petulantes, en autos lujosos se creen lobos, que creen que con su dinero pueden comprar su vida, pero no son más que marionetas bajo los dedos del destino caprichoso.
Es así como Mía llega a su casa, ahora ella es solo alguien más luchando cada día entre el montón, una persona más perdida en los tres millones de historias que asfixian esta convulsionada ciudad.
En casa una pequeña niña la espera, finalmente la lágrima oculta en sus ojos puede ser libre en un abrazo tierno que susurra en el viento, mamá. En una endeble mesita una foto de un hombre y una vela por extinguirse revela el secreto de su tristeza, un amor fugaz que el caprichoso destino apagó inclemente.
Una nueva mañana, Mia despierta con el alba, desgarrada y sumida en nostalgias. Una sección de fotos más, ¿seré diabla, enfermera, ángel, o solo lencería? ¿Cuántos zánganos querrán beber de mí, sin saber que soy inalcanzable, ignorando que mi alma está rota?
Al otro lado del río, Sasha ha regresado a Quito, los días de dolor, el infierno que vivió a manos de la secta religiosa que no solo acabó con su vida, sino también, apagó la luz de los ojos de su amada prometida.
Las noches para el son heladas y oscuras, el recuerdo de ver los ojos sin vida de la mujer que alguna vez juró amarlo, el destino caprichoso, el sacerdote, doña Laura, María, todo lo que alguna vez fue su vida ahora ya son solo epitafios difusos en el viento.
Es solo un hombre enfrentado a la muerte, al horror, lleno de heridas palpitantes que lentamente consumen los restos de su endeble fe.
Hoy es seis de octubre, Sasha sale a caminar y se siente en el banco de un parque, a lo lejos se ve una silueta muy femenina, una mujer que impresionó totalmente a este cuervo sin alas, en su mente pensó que era probablemente la mujer más bella que alguna vez había visto, sin embargo, el dolor de su pasado mantenía su rostro inmutable.
Hoy es seis de octubre dijo Mia al despertar, así un día más, caminando por las calles, soportando la inclemencia de nuestra gente, así la diosa de la sensualidad se sentó en un banco cercano a su trabajo, junto a ella un hombre envuelto de un aire de misterio, un verdadero cuervo sin alas, vestido de negro de pies a cabeza, ambos tan próximos ignoraban el hecho que ese sería el punto de convergencia, donde dos historias se enlazarían en un momento de fugaz inspiración.
La hermosa dama aún maquillada lo miró, pues es raro que un hombre no caiga en su embrujo, es extraño que no busque con premura mirar su belleza, sus pechos, sus curvas, sus labios. Pensó ¿Qué raro este tipo, es atractivo, pero tiene un aroma a nostalgia? ¿Por qué no me mira, por qué no me desea?
Ambos se miraron a los ojos y Mia lo comprendió, pues en los ojos de él, se vio plasmada a sí misma, al escudriñar en su mirada, ella notó el dolor de una ausencia, vio la tristeza de un amor no nacido, vio la soledad que latente consumía el brillo de su esencia, dos almas rotas, dos personas viudas.
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Memorias del cuervo sin alas
Novela JuvenilTodos desean un cuento de hadas, un "felices para siempre" una historia de amor infinito, pero, ¿Acaso la vida es justa? Es un error creer que venimos al mundo a ser felices. Esta historia es más real, es la historia de Sasha un hombre lleno de ilus...