02 Frank Adler

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Por ahora| Frank Adler

Parte: 1/1

Por fin saliste del vuelo de 3 horas que te llevó muy lejos de casa, pero al menos ya estabas en tu destino. Aunque hubieras disfrutado más del viaje en avión si no le tuvieras pánico a las alturas.

Tomaste un taxi al salir del aeropuerto para poder llegar al pequeño hotel donde te quedarías solo unos pocos días.

El camino fue más corto de lo que esperabas, pues al parecer el cambio de ciudad reducía demasiado el tiempo de transportarte. Era una pena que solo estarías ahí unos días, ya que después te volverías a enfrentar al interminable tráfico de tu ciudad.

A pesar de que el hotel era pequeño, era bastante cómodo. Desempacaste algunas cosas y tomaste un merecido baño debido a que mañana visitarías a cierta pequeña quien era la razón de tu visita. 

(...)

Al día siguiente desayunaste algo ligero en el hotel para después ir a cierta casa que tenías meses sin visitar, esto debido a ciertas circunstancias que preferías dejar de lado. 

Cuando estuviste frente a tu destino suspiraste al menos tres veces antes de dar unos pequeños toques contra la puerta. Esperaste unos segundos mientras observabas las pequeñas plantas que permanecían alrededor de la casa.

Tu visión se detuvo al escuchar el rechinido de la puerta abriéndose para dejarte ver a una pequeña rubia en pijama.

—¡Sí viniste!— exclamó al verte.

La pequeña saltó hacia tus brazos para darte un fuerte abrazo, el cual aceptaste con emoción. Tenías demasiado tiempo sin verla que notaste el crecimiento de su estatura.

—¡Qué grande estás!— exclamaste—. ¿Por qué sigues en pijama?— preguntaste al ver su ropa, pues se suponía que ese días ambas saldrían a hacer cosas que solían disfrutar. Esto según el correo que te habían enviado semanas atrás.

—Estabas preparando el desayuno— explicó mientras ambas entraban a la casa de la pequeña—, pero no salió muy bien— dijo para cuando ambas se pararon frente la cocina.

Todo era un completo desastre.

—Mary— llamaste su atención, pero sabías que reprenderla no era tu obligación, además de que no había ocasionado ningún accidente—. Que te parece si te cambias, mientras yo recojo todo esto, ¿sí?— propusiste. La pequeña asintió con la cabeza rápidamente para salir corriendo hacía su habitación.

Ordenaste lo más que pudiste, algunas mezclas seguían frescas y lo que menos querías era empeorar el asunto, así que tomaste todo y lo colocaste en el lavabo para ponerlo a remojar.

One Shots | Chris EvansWhere stories live. Discover now