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Custodia | Chris Evans
Parte: 3/3
Notita: si no leíste la primera y segunda parte de este OS, te recomiendo hacerlo para entender los hechos que sucederán.
Habían pasado dos meses en los que luchaste por obtener justicia ante todo lo que había hecho tu ex-esposo, el juicio se atrasaba con más constancia al tener que analizar los motivos de su divorcio y la casi reciente custodia de tu hija, Emily. Lo más tardado fue el momento donde pedían evidencias ante lo que tú acusabas. Esto fue difícil para Scott, pues al confesar que él mismo las había conseguido era como hacer algo imperdonable a su hermano. Sin embargo, al confesar aquello se retiró del juicio, no quería ser participe de más cosas en los problemas que tú y Chris tenían.
Para la mañana del sábado te levantaste de buenos ánimos, cabe decir que ya estabas completamente lista desde las siete de la mañana, pues ese día te tocaría estar con tu hija, claro que con todo este asunto del juicio y poder demostrar que Chris había saboteado todo tu trabajo durante la custodia de Emily volvía algo incomoda la visita para cuando tenías que enfrentarte a su madre. Pues hicieron un acuerdo en el que Lisa llevaría a tu hija hasta tu casa, debido a que la convivencia entre tú y Chris no era muy sana para la pequeña en esos momentos.
Preparaste el desayuno, los favoritos de Emily, hot cakes con una cubierta de lechera encima con un rico batido de chocolate, demasiada azúcar si te ponías a pensar, pero querías consentirla el mayor tiempo posible. Ya no podías esperar por tenerla más días a tu lado.
Unos toques a la puerta te hicieron dejar todo en orden, ya que sabías que Lisa y Emily habían llegado.
—Hola, buenos días— siempre tratabas de ser lo más amable posible, más en estas últimas semanas, tu imagen debía estar limpia para el juicio.
—Buenos día, T/N. Vengo a dejarte a un pequeña, pero no tengo ni idea de dónde se ha metido— dijo Lisa con cierta emoción en su voz y con una sonrisa te indicó que salieras.
—¿En verdad? Me temo que tendremos que buscarla lo antes posible, no podemos dejar a mi pequeña sola— dijiste mientras dabas unos pasos fuera de tu hogar, sabiendo muy bien que Emily se escondía detrás de una maceta enorme.
—La encontraremos pronto— aseguraba Lisa conteniendo las risas al ver a su nieta salir detrás de la maceta y lanzarse hacia su madre, provocándote un susto.
—¡Ahí estás, pequeña traviesa!— exclamaste con diversión al cargar con esfuerzo a tu hija, cada vez crecía con más rapidez.
—Hola, mamá— exclamó dándote un abrazo al pasar sus dos brazos detrás de tu cuello.
