Desde el domingo Akil sabía lo que había pasado, Dairey preocupado por su látigo se lo explico todo ya que no tenía a nadie más en quien confiar.
-Akil, solo me queda un cuarenta por cierto de su poder desde la última vez que caí y estamos en marzo, aun queda demasiado para que sus poderes se reinicien, tengo miedo a morir.
Akil le miró a los ojos, estaba llorando.
le acarició la mejilla con cuidado y le limpió las lágrimas.
Tenía una idea pero no sabía si él la aceptaría, hacía mucho que quería sentir su piel, se sintió rastrero al aprovecharse de algo así, pero sabía que era su única oportunidad.
-Estarías de acuerdo si en lugar de usar tus chocolates me usaras a mi? De esa forma tu magia no se acabaría y tú no morirías.
Esas palabras desconcertarón a Dairey, lo último que quería era aprovecharse de Akil.
-Yo me ocuparé de Nora tranquilo mi rey, llamame siempre que lo necesites.
Akil besó la frente del contrario y se dirigió a la cocina,
Dairey no sabía como reaccionar ante esta situación, incluso le había puesto un mote cariñoso, nadie había hecho eso antes refiriéndose a él. Sabía que Akil estaba enamorado de él de una forma muy diferente y pura de el amor al que estaba acostumbrado y temía por no poder amarlo de la misma forma y hacerle daño.
Ese vampiro le había ayudado tantas veces y era su único apoyo, no estaba muy seguro de aceptar la idea de usarlo solo para satisfacer sus deseos.
Si iba a tener sexo con él por lo menos quería que fuera diferente a cualquiera de sus chocolates.
Mientras Dairey se iba a su cuarto a pensar Akil se enfurecía tomando un baso de whisky.
En sus veintidós años no había podido besar a su amado y Nora, Nora, esa maldita zorra.
El albino apretó el baso en su mano, esa maldita, había tenido la oportunidad de ver a Dairey con sus espirales o como lo llaman algunos "el modo salvaje" , ver su preciosa cara avergonzada y lo peor de todo, había podido sentir el roce de Dairey y su corrida.
Akil siempre pensó que la primera persona de carne y hueso que pudiera sentir a Dai sería él.
El albino soltó unas pocas lágrimas que enseguida limpió, se sentía muy frustrado.
-Joder Akil no es momento para ponerse a llorar, tu rey te necesita, no puedes derumbarte ahora.
Guardó la botella y dejó el baso en la pila antes de caminar de forma lenta y aterradora hasta entrar en la habitación de Nora.
Ella al verlo sintió un escalofrío por todo el cuerpo.
Sus ojos negros resaltaban como la misma noche gracias a su pelo blanco como la nieve y su metro ochenta aterraba, cualquiera que le viera con esa expresión de odio que le estaba lanzando también sentiría miedo.
Akil se acercó a ella y estiró su mano.
-La flauta, ahora. Nora puso una cara de desagrado al saber que Dairey ya se lo había contado.
-¿Por que debería dartela ? Él es mio ahora.
y una mierda, ella no se merecía a Dairey.
Akil la agarró de la sudadera por el cuello y la empujó contra la pared.
-No voy a permitir que te aprobeches de él, lo repetiré una vez más, dame, la, puta, flauta.
Esta vez habló pausando las palabras con notable desagrado, Nora se estaba metiendo en terreno fangoso y ella lo sabía, no valía la pena seguir hablando con él, Akil era capaz de destruirla y era cosciente de eso.
-Joder, esta bien, te la doy pero no me heches en la cara tu maldito aliento a wiskey.
Nora metió la mano en su bolsillo del pantalón y se la entregó.
-De todos modos fue asqueroso sentir su calor en la pierna, antes no estaba tan mal pero al ver como es con la melodía, enserio que asco, puedes quedartelo.
-Eres repugnante como persona. Akil le escupió en la cara, la soltó con brusquedad y se diriguió al garaje.
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mala influencia (+18) (Completa)
RomanceUn vampiro pálido de pelo casi igual a su piel siente un amor romántico y puro hacia un demonio pero no cualquier demonio, su enamoramiento es de un demonio del sexo que no entiende ni conoce lo que es una relación estable y bonita, ese demonio solo...