Capítulo VII

41 3 0
                                    

- Vaya, vaya, el boy scoutt. – Spyke le sonrió con malicia. Era evidente que no se alegraba de verlo, aunque era comprensible la aversión que sentía por él.

- ¿Riley? ¿Qué haces aquí?

- Wow, yo también me alegro de verte, Buffy. – Se acercó a nosotros. Había crecido desde la última ve que le había visto y tenía el pelo rapado al estilo militar. Era obvio que seguía con ellos, aunque no veía a Sam por ninguna parte. Debía de reconocer que me había afectado verlo con otra chica en aquel entonces, pero habían ocurrido tantas cosas que ya solo sentía cierta nostalgia y simpatía por el chico.

- Me alegro de verte, pero...

- Yo no. – Dijo Spyke cortándome. Le miré ceñuda y seguí.

- Pero me extraña verte aquí, en Nueva York.

- A mi también, y no creas que es plato de buen gusto estar en esta ciudad, pero ha llegado a nuestros oídos la aparición de un vampiro que se suponía muerto. Teniendo en cuenta que se suponía que había muerto por fin, nos extrañó la actividad y me mandaron a investigar.

- ¿Tenías ganas de venir a verme, mocoso? Es una excusa un poco pobre para intentar volver a entrar en la vida de Buffy, ¿no crees? – Riley le miró con el ceño fruncido y cerró los puños con fuerza.

- Mira, demonio. – Dijo escupiendo la palabra. – No me han dado órdenes de matarte, pero tengo poca paciencia y te tengo ganas desde hace mucho tiempo. – Spyke se alejó de mí y se encaró con él.

- Pica, ¿eh? Verla aquí, con tu enemigo mientras no la puedes tener en tus brazos. Una pena que la chica prefiera estar con hombres y no con niños.

- Ya me contuve la última vez que os vi, pero esta vez creo que puedo desahogarme un poco.

- ¿La última vez? – Spyke se apartó un poco, extrañado por su comentario y me di cuenta de que Riley se refería a la vez que nos había pillado en la cama. Si seguían hablando, mi plan de mantener a Spyke alejado de esos recuerdos se vendría abajo. Me interpuse entre ambos.

- Basta. – Le coloqué la mano en el pecho a Spyke y le empujé un poco para apartarlo. – Spyke vete a casa. – Necesitaba hablar a solas con Riley pero mi comentario se le clavó como un cuchillo ardiendo.

- Bien, ¿Cómo siempre verdad? Aparta al monstruo, no vaya a joderla. – Cerré mis labios en una fina línea ante su ataque lleno de ira. El vampiro se acercó a mi oído para susurrarme algo que no escuchara Riley. – Parece que pase lo que pase, sigo siendo la misma mierda para ti. – Spyke se dio la vuelta y se marchó fundiéndose en la oscuridad. Le miré marcharse y chasqueé la lengua.

- Joder.

- Tan agradable como siempre. – Dijo Riley mirando el camino por el que se había marchado Spyke. Le miré enfadada. Sabía que debía agradecerle que nos hubiera interrumpido, pero tenía ganas de estamparte el puño en el estómago.

- ¿Qué quieres Riley? – Empecé a andar para que me siguiera y nos marcháramos de aquel callejón. Ahora que Spyke no estaba, el hedor era insoportable.

- Ya te lo dicho, he venido a averiguar que había pasado.

- ¿Y no han podido enviar a otra persona?

- ¿Tanto rencor me guardas? – Se colocó delante de mi impidiéndome seguir avanzado. Suspiré y parte de mi ira se esfumó. Estaba enfada por mi propia debilidad y lo estaba pagando con él.

- No, perdona. Es solo que Spyke...

- ¿Os habéis peleado o qué? La última vez os vi mucho más... unidos.

- Calla. – Miré a mi alrededor y me aseguré de que no hubiera nadie más. - No recuerda nada, ¿vale?

- No recuerda que vosotros dos...

- No, y quiero que siga así.

- ¿Arrepentida? – Dijo con una sonrisa.

- No, pero... es complicado, no me apetece hablar de eso. – Le esquivé para seguir andando.

- Bueno, al menos dime qué ha pasado. Lo último que supe es que estaba muerto.

- Hubo un... problema. – No quería meter en problemas a Willow así que le dije la verdad a medias. – Descubrimos que un conjuro mal efectuado le devolvió la vida a Spyke, pero no recuerda nada desde... bueno desde mi muerte. Pero aún continúa teniendo su alma así que no tienes nada de lo que preocuparte. No hará nada peligroso.

- Yo no lo veo muy estable que se diga.

- Bueno, de cualquier manera, no es problema tuyo. Sabes perfectamente que yo siempre lo he mantenido a raya.

- Solo sigo órdenes Buffy, y me quedaré aquí un tiempo para determinar si Spyke es inestable o no.

- ¿Estás de coña?

- Bueno, puedo ayudarte en las patrullas, como hacíamos antes.

- No, gracias. – No me gustaba la forma en la que miraba ni el tono jocoso de sus palabras, como si todo esto fuera una broma. Eché a andar dejándole atrás y, por suerte, no me siguió. No me apetecía seguir hablando. Después del momento tan cercano que había tenido con Spyke me sentía agotada tanto física como emocionalmente y solo quería llegar a mi casa y tumbarme en la cama.

- De todas formas, me quedaré por la ciudad. – Dijo gritando. Le despedí con la mano y me marché. 

RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora