El que Charnyzde se haya ido probablemente era lo mejor. Aden le daría un tiempo antes de ponerse en contacto con ella.
Aun así no podía evitar sentirse culpable. Ella había llorado ya dos veces por él y Aden en el fondo se sentía como una basura. Recordaba sus ambarinos ojos risueños el día de la boda de Frederick. Su sonrisa era genuina y la luz en sus ojos le decía que ella estaba feliz de ir a esa boda con él. No podía decir lo mismo después de que él le hubiese insinuado que no quería compañía y ella se había acercado a Heath Perkins. Sonreía, pero parecía hacerlo por compromiso, ya no era real.
—Frederick me ha encargado que por favor le diga que está esperándolo en la sala de reuniones. —Sophia entró en la oficina que había tomado cuando Frederick había regresado, apenas hacia una semana.
—¿Habrá más personas en esa reunión?
—Ninguna que yo sepa, Señor
—Entonces no tengo nada más que hacer aquí. He terminado mi trabajo y está al corriente de todo lo que ha pasado. —miró a Sophia—¿No has reconsiderado venir a trabajar para mí?
—Lo siento, Señor—Sophia le sonrió—pero realmente mi lugar está aquí.
Las dos semanas que habían pasado desde que habían regresado a Nantes, Sophia había sido muy eficiente en su trabajo y confiable de alguna manera. Aunque Aden nunca le contaba nada de su vida privada, Sophia parecía sentirse cómoda contándole a él lo que pasaba en su vida. Ahora, ya no parecía perdida cada que Kendall se encontraba cerca y él sabía que de ahora en adelante Sophia tomaría decisiones con la cabeza fría.
—Sabes que cuando lo necesites, ese trabajo estará esperándote.
—Se lo agradezco, Señor, lo tendré en cuenta en un futuro
Futuro cercano. Pensó Aden. Le sonrió y tomó su saco del respaldo de la silla. No se había instalado completamente en esa oficina, no era suya. Era solo temporal y ya no iba a necesitarla. Se despidió de Sophia y salió de esa oficina, dispuesto a salir de la empresa.
Estaba a punto de cruzar las grandes puertas de cristal cuando Kalean Gruets lo interceptó.
—Lamento mucho detenerlo, Señor, pero el Señor Rousseau está bajando en este momento. Dice que quiere hablar con usted y que es importante.
Aden miró con el ceño fruncido a la recepcionista rubia. Era eficiente, pero coqueteaba casi descaradamente.
—Dígale a mi hermano que si necesita hablar conmigo, que agende una cita con mi secretaria.
Aden salió, apartando a la recepcionista y subió a su auto. No sabía a dónde ir. No tenía que reportarse en la oficina hasta la mañana siguiente y no quería ir a su casa. Su instinto fue manejar hasta el hotel donde se hospedaba Charnyzde, pero ella hacía dos semanas que se había marchado. Decidió ir al lugar donde se sentía más vulnerable.
Compró un ramo de flores y se acercó a la lápida. Era simple, los padres de ella no querían hacer nada ostentoso ya que sabían que a ella no le habría gustado. Aden se puso en cuclillas para poner las flores sobre el verde pasto y se quedó así, sin fuerzas para moverse.
"Anhice Lee Voharen, 30 de Noviembre de 1989-27 de Junio de 2012. La vida es como el aleteo de las alas del colibrí, imperceptible hasta que se ve de cerca y se aprecia su belleza."
Aún no era el tiempo en que solía visitarla, pero ese día simplemente no había tenido otro lugar al qué ir.
—Sé que ya sabes todo lo que ha pasado con él. —Nunca mencionaba el nombre de Frederick cuando estaba frente a la lápida de Anhice. —Fue difícil para mí el tener que apoyarlo, sobre todo cuando yo quería que se quedara tras las rejas. Ya lo sé—sonrió triste—tú no querrías eso, pero simplemente no puedo evitarlo. ¿Sabes? Yo...—se cortó inmediatamente. Había estado a punto de hablarle de Charnyzde. Qué había pensado al tratar de hablar de otra mujer frente a ella. Era culpa de Charnyzde, por haberse ido tan repentinamente sin dejarle una nota, como veces anteriores. Sintió la furia comenzar a formarse dentro de él, en ese espacio solo pensaba en Anhice y ahora Charnyzde estaba invadiendo sus pensamientos, envenenando ese momento que era solo de su amada y él.
ESTÁS LEYENDO
Lost®️
RomanceEl amor te hace entregar lo mejor de ti, dejándote preguntándote porqué no eres suficiente para la persona que amas. El amor es una ilusión que se lleva todo y te deja con el corazón roto, llorando y añorando que todos los pedazos dejen de sentir ta...