Capítulo 7

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−No recuerdo el haberte pedido que vinieras−Aden solo rió, destapando a su hermano una vez más.

−No recuerdo que hayas mencionado que harías algo, así que levanta tu trasero de esa cama y arréglate, saldremos por un rato.

−No estoy de humor, Aden−fue la huraña respuesta de Kendall, volviendo a taparse con las mantas.

−¿Hasta cuándo vas a estar lamiéndote las heridas?

−¿Quién dijo que lo hacía? –la mirada que le dio su hermano le hizo reír aún más. Ante esto Kendall se levantó, arrastrando los pies hasta el baño de su habitación. –Además no le veo la gracia a hacerse más viejo. Imagínate que tenga que terminar como tú

−No veo nada de malo en ello, soy rico, soltero, guapo y me divierto como yo quiera sin ninguna atadura.

−Tal vez no todos queremos eso. –Escuchó a su hermano gritarle al mismo tiempo que escuchaba como el agua comenzaba a correr dentro del baño.

−¿Desde cuándo ha perdido para ti el atractivo de mi estilo de vida? ¿Es acaso por cierta secretaria rubia?

Aden no escuchó respuesta y realmente no la esperaba, sabía que sus suposiciones eran ciertas. Ahora que Sophia evitaba abiertamente a Kendall, su hermano había comenzado a perseguirla, mandándole flores y regalos que ella nunca aceptaba. Él estaba orgulloso de ella y de que le hubiera hecho caso después de haber tenido ese almuerzo, aunque rara vez la veía sabía que había pedido ser transferida a la empresa que se encontraba en su país natal. Solo Frederick y él sabían los motivos y no era ninguno que le diría a su hermano menor.

Abandonó la habitación para bajar a tomar un vaso de agua. Le había sorprendido que Sophia le hubiese contado su problema y más aún que le hubiese pedido mantenerlo en secreto de Kendall.

−Él no puede saberlo−le había dicho−fue muy claro conmigo la última vez y no quiero que se sienta obligado a estar conmigo ahora si sabe la situación.

−Es un tema delicado, creo que deberías decírselo o al menos reconsiderar la segunda opción.

−Esa no es una opción−le había sonreído ella−como se lo dije a Frederick te lo digo a ti, nada cambiará mi decisión, ni siquiera saber que puedo perder la vida, es por eso que le he pedido mi cambio. Me servirá estar cerca de casa y de mi familia por si algo llegase a salir mal, ellos podrán cuidar de mí.

−Si necesitas cualquier cosa, llámame, tienes mi número y yo podría ayudarte de cualquier manera.

−¡Vaya! No pensé que realmente te interesaras por mí.

−Eres una pequeña cabeza dura y eres eficiente, es una pena que te marches aun cuando mi oferta sigue en pie.

Sophia rio. –Esa es tu forma de decir que me aprecias−negó sonriendo−nuevamente gracias por la oferta pero me temo que la rechazo de nuevo, una vez te dije que no dejaría de trabajar para Frederick nunca y sigue siendo cierto. Seguiré trabajando para él solo que ya no como su secretaria. ─Sophia tomó sus manos entre las suyas, dejándole sentir a Aden lo cálidas y pequeñas que estas eran. ─Te lo agradezco muchísimo, Aden, pero realmente necesito irme, tú me has abierto los ojos a una posibilidad que mi yo enamorada se negaba a admitir y ahora que he tomado mi decisión, me siento más confiada.

Aden le sonrió, Sophia podía decir que estaba decidida a dejarlo todo atrás y empezar de nuevo, pero él podía ver los bordes de sus bonitos ojos azules enrojecidos, era obvio que había estado llorando, pero admiraba su determinación a no hablar de ello y fingir que no lo había hecho. No pudo evitar pensar si Charnyzde había encontrado la misma resolución que la rubia que se sentaba frente a él y le tomaba de las manos con firmeza.

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