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Un año después

Papi

Por regla general, los niños no podrían entrar a las habitaciones de los adultos sin antes golpear la puerta y, si no era urgente, esperar que el permiso sea dado. No era una regla que, si se rompía, se penalizaría gravemente, en especial con Draco teniendo pesadillas aunque sea una vez a la semana y terminando en la cama de alguno de sus padres, pero Lucius lo había hablado con Narcissa cuando Abraxas aún seguía con vida, y simplemente la regla siguió. 

No era que no tenían suficientes hechizos de alerta como para saber cuándo alguien estaba en la puerta de alguno, pero mejor pecar de precavido.

Sin embargo, una noche, Lucius y Severus habían despertado casi simultáneamente horas después de dormirse, y cuando se miraron el uno al otro para confirmar que todo estaba bien, Lucius asintió ante la mirada de Severus y dejó que el hombre lanzara un hechizo de detección en la habitación mientras él agarraba su varita de la mesa de noche. Preparándose para atacar o defender, frunció el ceño en confusión cuando Severus lanzó un lumus y apuntó hacia el suelo a su lado.

—¿Harry?

Lucius se sentó y se inclinó un poco sobre Severus para ver al pequeño niño, que estaba acostado sobre su lado derecho, mirando hacia la cama, y parpadeaba rápidamente contra la luz. Severus movió la varita un poco para no molestar tanto a Harry y lo ayudó a ponerse de pie. El suelo estaba frío y Harry se enfermaba con rapidez, por lo que lo sentó en el borde la cama con cuidado. Harry se estaba mordiendo el labio y jugaba con sus manos nerviosamente, y viéndolo mejor, parecía que había estado llorando. Lucius se abstuvo de abrazar al niño en ese momento; cuando Harry tenía pesadillas, normalmente era él quien iniciaba el contacto. La primera vez que sucedió y Severus se había movido para consolarlo, Harry terminó con un ataque de pánico tan fuerte que se terminó desmayando, a pesar de los mejores intentos de Severus para ayudarlo a respirar sin tocarlo.

Tanto ellos como Narcissa habían aprendido la lección de la peor manera posible, pero aunque sea habían entendido la situación lo suficientemente rápido como para que nunca volviera a suceder si ellos podían evitarlo.

—¿Estás bien, príncipe?— Lucius preguntó suavemente, compartiendo una pequeña mirada con Severus antes de volver al niño. No era la primera vez que Harry tenía una pesadilla, por supuesto, pero era la primera vez que buscaba activamente consuelo—. ¿Un mal sueño?

Harry asintió aún sin mirarlos a los ojos, pero Severus se sentó con la espalda contra la cabecera de la cama y lo miró mientras inclinaba la cabeza levemente hacia un lado, el rostro suave y abierto para que Harry no malinterprete nada. Lucius contuvo un suspiro tonto: era hermoso y adorable ver cómo Severus derretía sus barreras alrededor de sus hijos. Cuando Harry, luego de unos momentos, dejó escapar un pequeño sollozo y se abalanzó contra el pecho de Severus, escondiendo su rostro seguramente allí, Severus no dudó en rodearlo con los brazos.

—Oh, bebé— Severus arrulló suavemente. Lucius se tranquilizó, acomodándose y apoyando su cabeza sobre el hombro de su pareja mientras éste acomodaba a Harry, lo suficiente como para que pudiera respirar con comodidad sin revelar su rostro—. Todo está bien, Harry. Estás a salvo.

—Papi— lloró Harry, acurrucándose aún más en el abrazo de Severus. Lucius abrió grande sus ojos y miró a Severus, quien miraba a Harry como si lo desconociera por completo. Lucius lo golpeó en el costado con el codo levemente, y Severus parpadeó, mirándolo con sorpresa. Lucius sonrió grande e inclinó la cabeza hacia Harry. Di algo. Severus asintió, aún pareciendo desconcertado.

—Está bien— Severus pareció dudar unos segundos, pero como siempre, se recuperó rápidamente, abrazando con fuerza a Harry y acariciando su espalda con suavidad—. Papi está aquí, príncipe, estás seguro.

Mamá, Papá y Papi [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora