Entre broma y broma. . .

924 68 12
                                    

Para ya. . . Lincoln– dijo nerviosa la castaña –Oh vamos Lynn ¿qué tiene de malo un poco de diversión?– dijo amenazante el muchacho mostrando sus manos a su hermana mayor –Me estás dando miedo Lynky por favor Aléjate, no quiero hacerte daño– tomó a su derecha lo primero que encontró –Solo quiero hacerlo un poco. . . ¿Cuan mal puedo yo hacer?– esquivando los golpes dirigidos al peliblanco logró derribar a la castaña que le miraba desde abajo asustada –Por favor no. . . Sabes que soy débil. . . No lo hagas hermanito. . . Yo te quiero– suplicó, el joven quien sonreía maliciosamente quitó poco a poco dos prendas del cuerpo de su hermana –Yo también, pero tu me obligaste. . .–

============^=============

Lincoln reía a carcajadas casi sin poder respirar pues la cannabis había hecho efecto, más aún para una persona que en su vida a consumido algo parecido.
¡DEJA ÉSO IDIOTA!– gritó asustada mientras golpeaba el pequeño brownie haciéndolo volar por los aires, Lincoln desconcertado miró a su hermana muy enojado –Ser linda no te da el derecho de hacer lo que quieras ¡Dame los brownies!– dijo tratando de alcanzar la caja rosada, Lynn estaba completamente roja –Lo dejaré pasar por qué estás drogado, pero cuándo estés sobrio verás cómo dejaré tu rostro– dijo estirando su puño fingiendo golpear al chico, éste sólo se cubrió muy asustado –¡Lo lamento!– gritó desconcertando a Lynn –Perdón. . . No sabía que realmente me tuvieras tanto miedo– dijo desanimada, el chico sólo miró el suelo avergonzado, el mareo incesante logró tirarlo en la colchoneta de nuevo, Lynn se sentó a un lado suyo –¿Lincoln? ¿Estás bien?– dijo preocupada pues no se movía mucho, el chico se dió la vuelta para evitar mirar a su hermana –Tengo hambre. . .– gimió el chico levemente, Lynn sólo sonrió al mirar cómo su hermano se comportaba tan infantilmente –Lo sé. . . ¿Quieres una barra energética?– preguntó tomando dos de aquella caja de provisiones, el chico salto de alegría y devoró la barra después de abrirla torpemente (comiendo incluso un poco de aquella envoltura azul en el proceso).

Habían pasado por lo menos 6 horas desde que terminaron encerrados y ya no había temas de conversación, solamente miraba a su hermano divagar y reírse de la nada, no fue hasta que lo vio retorcer su cuerpo al reírse a carcajadas en la colchoneta que preguntó –¿Qué es tan gracioso tonto?– dijo tratando de aguantar también su risa pues también consumió al menos medio brownie, cosa que hizo efecto en ella a los 10 minutos –Estas celosa jaja, eso es gracioso jajaja– decía eufórico ante la ironía sólo vista por el, a quién no le hizo mucha gracia fue a su contraparte que se limitó a pensar aquello, no fue molestia lo que sintió, quizá sea por aquel postre adulterado, pero era claro que estaba sobrepensando todas aquellas cosas que le hacían actuar de manera impulsiva.

Tras varios minutos de pensamientos y conversaciones hilarantes, bajo el efecto  de las sustancias alucinógenas solo miraba ideas ir y venir por toda su mente, una que logró poseer su mentesilla.

Después de un rato viendo a su hermano decidió aprovechar dicha situación para dar preguntas que comúnmente no contestaría su único hermano varón.

Lincoln, deja de mirar ese guante de béisbol y ven un momento– el peliblanco atareado por la complicada tarea de encontrar forma a aquella "ardilla muerta" como un guante de béisbol le resultaba difícil, así que se dejó llevar mejor por las palabras de su hermana que yacía en la colchoneta inicial –Lincoln. . . Se que es improvisto, pero ¿puedo preguntarte algunas cosas?– pregunto algo temerosa de que aquel chico descubriera sus planes de beneficio personal –¡Soy un libro abierto!– grito entusiasmado pues el aburrimiento yacía en el –¿Bien. . .– dudaba la castaña –¿Por qué amas a Ronnie Anne?– fue directa al grano –Ese libro se acaba de cerrar– dijo seriamente el peliblanco, dejando de lado aquella actitud infantil a una seria –Oye vamos, dijiste que responderiasreprochó Lynn también sería –No literalmente, además, hablar de ella solo nos trae problemas ¡mira donde estamos!– dijo algo molesto Lincoln por la insistencia de su hermana –Que estupidez, primero no dejabas de hablar de ella, y ahora que quiero hablar sobre eso actúas de esta manera. . . Eres muy complicado– insistió  una vez más –Simplemente contesté tus tontas preguntas, y lo que suceda entre ella no te incumbe de ninguna manera. . . Aveces pienso, que eres a la que más le importa mis relaciones ¿Qué clase de acosadora eres?– sentenció el joven harto de las intenciones claras de su hermana.

Encerrados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora