🗝️✨ 01 🗝️✨

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Lejos del imperio y la gran ciudad en un pequeño pueblo en el imperio del oeste, todos vivían felices sus vidas eran tranquilas , pues nada malo les pasaba viviendo ahí, pero en muchas ocasiones se veían llegar carrozas de nobles solo para ver aquella mujer azabache de hermosos ojos chocolate que enamoraban a cualquiera, pero más importante su amabilidad era lo que a muchos enamoraba.
Aunque se sabía poco de su familia todos saben que aquella hermosa dama vivía junto a la sacerdotisa Kaede desde que era una bebé, pero eso poco les importaba, ya que era muy buena curando heridas y atendiendo a heridos.

- ¡¡Señora Kaede!! - gritaba corriendo, llevando una canasta.

- Aome, ¿Qué pasa niña? - preguntó fijando su vista a la joven.

- Es qué hoy en el pueblo me dieron estás cosas algunos caballeros amables - respondió sonriendo.

- Aome ya te dije que no aceptes cosas de esos hombres - regañó - Además tú sabes bien lo que ellos quieren -

- Lo sé Kaede, pero se me hace difícil negarme a aceptar cuando insisten mucho - mencionó.

- Nunca cambiarás niña - dijo soltando un suspiro - Bueno hay que entrar ya es hora de la comida -

- ¡Sí! - exclamó feliz.

Las dos mujeres vivían de lo más tranquilo, sin pensar que la tranquilidad de aquel pueblo se vería interrumpida por aquel noble de cabellos plata y ojos ámbar quien iba acompañado de su más grande amigo el jefe al mando de las tropas Miroku.

- ¿Inuyasha seguro que quieres entrar al pueblo? - preguntó - Parecen personas muy tranquilas -

- Relájate Miroku, no pueden hacernos nada recuerda que soy un príncipe del Oeste - respondió con una sonrisa maliciosa.

- Te equivocas Inuyasha, si tú hermano se entera de lo que estás haciendo puede fácilmente matarte sin misericordia - explicó.

- Nunca lo sabrá, además Irasue me protege - dijo orgulloso.

- Si tú lo dices, pero recuerda querido amigo que yo te lo advertí - añadió.

Los dos jóvenes siguieron hasta entrar al pueblo donde Miroku se quedó apartado de los desastres de Inuyasha, ya que este rompía, tomaba cosas y usaba el apellido Taisho para amenazar a las personas.

- Esto terminará muy mal - pensó Miroku.

Inuyasha seguía causando miedo a las pobres personas, hasta que vio a una bella joven junto a una anciana, pero aquella bella joven le había gustado mucho que quería tenerla y la iba a obtener, pues quien se negaría a estar con un príncipe del imperio. El albino camino seguro hacia las dos damas posicionando se frente de ellas, Aome sin entender nada paro de inmediato junto a Kaede.

- Disculpa, pero ¿Podrías dejarnos pasar? - preguntó amable.

- Bueno que tal si mejor tú me acompañas - respondió sonriendo.

- ¿Por qué debería hacerlo? - preguntó confusa.

- Por favor cariño, ¿Acaso no sabes quién soy yo? - preguntó acercándose.

- Pues no, no sé quién seas, pero eso no me importa para nada, así que con tu permiso -

Aome junto a Kaede quisieron irse y alejarse de aquel sujeto que para Aome era de lo peor, pero Inuyasha no tenía las ganas de dejarla ir, no sin antes conseguir tenerla en su cama, así que tomo su brazo apretándolo y jalando la hacia el.

- Tu no te vas hasta que yo diga - mencionó.

- ¡Suelta me! - exclamó tratando de deshacer el agarré - ¡No porque seas alguien importante vendrás aquí a mandar me! -

Todos miraban asombrados a la bella joven quien mantenía una discusión con el príncipe de la familia Taisho haciendo que la amaran más las personas.

- ¡¡Eso lo dices porque no sabes quién soy!! - gritó molestó - Pero déjame decirte que cuando se entere mi hermano de tu insolencia suplicarás piedad -

- Lo dudo mucho - respondió manteniendo su mirada.

Nadie sabía lo que iba a pasar con su bella doctora, pues si bien todos sabían que el nuevo Lord es una persona fría y sanguinaria que no dudaría en matar aquella bella joven.

- ¡¡Basta ya!! - gritó.

Los dos jóvenes que discutían miraron aquella mujer que se dirigía hacia ellos montando su corcel blanco.

- Príncipe Inuyasha, le recuerdo que usted no tiene derecho hablar en nombre del Lord - dijo seriamente.

- ¿El Lord? - preguntó más tranquila, pero confundida.

- Así es señorita, y por parte del imperio le pido disculpas por lo que le causó el príncipe Inuyasha, al igual que a todas las personas serán indemnizados por los daños que sufrieron - explicó mirándolos - Ahora príncipe debemos irnos antes de que el Lord tome medidas más extremas -

- Como digas Sango - dijo soltando el brazo de Aome.

Inuyasha subió a su corcel y junto a Sango se marchó del pueblo dejando a todos más tranquilos. En la tarde Aome se encontraba en la entrada del bosque cortando algunas plantas medicinales que eran indispensables para los tratamientos de algunos de sus pacientes, pero por alguna razón una hermosa melodía que provenía de los adentros de aquel bosque al cual nadie se atrevía a ir, sin detenerse a pensar camino hasta aquel hermoso sonido guiada por aquellas notas tocadas, al estar casi cerca de aquel sonido hermoso pudo observar unos hermosos cabellos plata que bailaban con el viento al compás de aquella bella canción.

✨🗝️ Lágrimas De Un Lord 🗝️✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora