CAPÍTULO 14: "En casa".

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Pov. Narradora:
Pasaron los meses y ambos se hicieron legales, por lo que ahora sólo les quedaba buscar trabajo.

Los padres de Jirou ya sabían que tenía pareja, y habían salido, por lo que la pelimorada aprovechó para pedirle que fuera, ya que Denki se había mudado a un departamento para poder estar cerca de ella.

— Kyoka.
— ¿Sí?
— ¿En qué crees que pueda trabajar?
— No lo sé. ¿Para qué estudiaste?
— Para ser electricista.
— Yo estudié diseño, así que seré diseñadora gráfica.
— Suena bien. El problema es que yo aún no hago mi currículum.
— ¿Y se puede saber por qué? — Preguntó mientras se tallaba el puente de la nariz. Ella estaba trabajando en la lap top mientras que él jugaba con su teléfono sentado en la orilla de la cama, y ella con la espalda recargada sobre la pared.

— Pues porque no sé qué poner.
— A ver, te voy a ayudar, pero tú tienes que-... — Fue interrumpida por el sonido del timbre —. ¡Ya voy!

Salió a abrir, pero no esperaba que fuera el cenizo quien estuviera afuera.

— ¿Bakugou?
— ¿Por qué mierda te sorprendes? — Preguntó con su clásico ceño fruncido.
— Pues, no lo sé. ¿Necesitas algo?
— ¿Ya fueron por ella?
— No. Necesitamos hacer algunas cosas antes de ir de nuevo.
— Adivino. Estabilidad económica, emocional y mental, y un puto examen médico.
— Sí, ¿cómo lo sabes?
— Investigué idiota.

— ¿Quieres pasar? Con Denki estamos haciendo nuestro currículum para empezar a trabajar.
— ¿De qué carajos vas a trabajar? —. Se mantuvo en el marco de la puerta.
— Pues, de diseñadora gráfica.
— Hmm, nada mal. ¿Y el otro idiota?
— Está jugando.
— Así que en pocas palabras, está holgazaneando.
— Yo no lo diría de ese modo.

— Es lo mismo... ¿Cuándo van?
— Tal vez cuando tengamos dos meses de trabajo.
— Te recuerdo que en cuanto cumpla "siete años", no te la van a dar. Así que si fuera tú, movería mi maldito trasero y la iría a buscar la próxima semana.
— ¿La extrañas, cierto?
— ¡¿Quién putas dijo que la extraño?!
— No es necesario que mientas.
— Tal vez un poco.
— Lo admitiste.
— Ajá. ¡Ahora cállate y ponte a trabajar!
— De acuerdo, adiós —. El cenizo se fue de la casa y Jirou lo perdió de vista, para luego cerrar la puerta y volver con el rubio del rayo.

— ¿Quién era?
— Si dejaras de ver un segundo la pantalla, te diría.
— "Ya toy" —. Apagó por un momento el aparato y la volteó a ver.
— Era Bakugou. Extraña a Kyoko.
— No es el único. ¡Quiero a mi princesa de vuelta! — La ojinegra intentaba contener la risa y la vergüenza al mismo tiempo, parecía el berrinche de un niño de tres años por la forma en que gritaba y simulaba llorar.
— ¡Cállate! Iremos por ella en cuanto encontremos trabajo.

Siguieron trabajando hasta que Kaminari al fin pudo hacer su documento, pero por ser de noche debia irse.

Pasó un mes en lo que conseguían trabajo y recibían su primer salario, todo con el fin de ir por Kyoko.

— Volvieron.
— Sí, venimos por ella.
— ¿Ya tienen trabajo?
— Sí —. Respondieron ambos.
— De acuerdo, ¿se han hecho exámenes de salud?
— Aquí están —. Le entregó un folder color crema.
— ¿Estabilidad emocional y mental?
— También fuimos con un psicólogo. Ambos somos estables en ambos.
— El trámite será largo, e irá a visitarlos una trabajadora social para asegurar que la niña viva feliz y con todas sus necesidades cubiertas.
— Claro. ¿La podemos ver? — Preguntó el rubio, estaba algo ansioso.

— ¿Él viene con ustedes? — Preguntó refiriéndose al cenizo, que se encontraba detrás de Jirou.
— Sí.
— Pueden pasar.

Subieron al mismo cuarto de la última vez, donde encontraron a Kyoko peinando a otra niña.

— ¡KyoJi! — La chiquilla dejó lo que estaba haciendo y corrió a abrazarla — ¡Baku!
— Hola mocosa.
— Hola granaditas —. Le sacó la lengua, a ella también le gustaba hacerlo enojar.
— ¡No me llames así!
— Si tú me llamas "mocosa", yo te diré granaditas.

— Venimos por ti.
— ¡Por fin!
— Ahora tenemos trabajo y te podremos llevar a la escuela.

— Denki, tú quédate con Kyoko, yo iré a ver lo del trámite.
— Ok.
— Ven, te voy a peinar —. Le dijo ella mientras lo jalaba de la camisa.
— Ay no...

Pasaron al rededor de una hora y media cuando la pelimorada volvió y encontró a Bakugou viendo su teléfono en el marco de la puerta de la habitación de Kyoko, pero al entrar vio algo que la dejó paralizada.

Pasaron al rededor de una hora y media cuando la pelimorada volvió y encontró a Bakugou viendo su teléfono en el marco de la puerta de la habitación de Kyoko, pero al entrar vio algo que la dejó paralizada

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Sí, lo habían peinado y maquillado.

— Denki, ¿qué te pasó? — Intentaba aguantar la risa.
— Kyoko me peinó. ¿Me veo bien?
— Te ves ridículo y pareces travesti —. Le dijo el cenizo.
— ¿Qué es "travesti"?
— N-Nada. Bakugou, no puedes decir ese tipo de cosas delante de ella. Es pequeña —. Le susurró la de los lóbulos.
— Ajá, lo que sea.

— Kyoko... Ya puedes irte a casa.
— ¡Gracias! — Se abalanzó a la mujer como era su costumbre y la abrazó.
— Te vamos a entrañar. En cuanto a ustedes, irá una trabajadora social de sorpresa, a vigilar que todo esté bien. Si ella no tiene quejas en el informe, la niña será su hija legalmente.
— De acuerdo. Gracias.

— Quiero ir con Baku.
— ¡¿POR QUÉ YO?!
— ¡Porque quiero y puedo!
— Tiene tu carácter — Afirmó el eléctrico.
— ¿QUÉ DIJISTE, BASTARDO?
— ¡No digas malas palabras delante de Kyoko! — Lo regañó la ojinegra.
— Amo a mi familia — Dijo la niña, a lo que todos quedaron en silencio sorprendidos.
— ¿Qué esperan? ¡Vamos a casa!
— Espéranos. No puedes ir sola. Dame la mano.

La niña iba de la mano de cada uno de quienes serían sus padres adoptivos. Ahora sin duda eran una familia.

¿Los padres de Kyoka lo aceptarán?

Bajo la misma luna. [KamiJirou].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora