CAPÍTULO 5: "Fogata".

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Pov. Narradora:
Una vez que terminaron de cenar, todos se fueron a cambiarse el uniforme por ropa cómoda para la fogata, pero hubo alguien que se arrepintió de último momento.

— ¡Jirou-chan! ¿No vas a venir? — Preguntó la rosada junto a Hagakure.
— Lo siento, creo que no.
— ¿Razón? — Cuestionó la invisible.
— Pues... Quiero descansar. Estoy agotada. — Se acostó sobre la cama, despeinando un poco su cabello.
— Jugaremos verdad o reto. ¿En serio no quieres? — Ambas eran increíblemente insistentes, pero Mina tarde o temprano conseguía persuadir.
— Dije que no. Por favor, déjenme. Quiero dormir. — Colocó una manta sobre su cabeza y no dijo un palabra más.
— Hmm... Creo que esta vez no ganamos. — Susurró Ashido. Luego de eso las dos salieron.

Pov. Kaminari:
Veo a Ashido y a Hagakure salir de los dormitorios, pero no a KyoJi. ¿Le habrá pasado algo?

Pov. Jirou:
Lo único que quiero es quitarme de encima a Kaminari por un rato. Aunque debo admitir que es lindo, y un poco gracioso; pero eso no le quita lo imbécil.

Pov. Narradora:
El eléctrico se desesperaba, no la veía salir y se preocupaba, pues según él podía haberle pasado algo, pero no quería preguntar porque seguramente Mina lo llenaría de preguntas.

— ¿Qué haremos, kero? — Preguntó la ranita.
— ¿Les parece si jugamos algo? — Respondió la "alien".
— ¿Quieren jugar a la semana inglesa? — Hagakure tenía un pequeño sonrojo.
— ¿Qué es eso? — El pelirrojo nunca lo había jugado.
— Es fácil. Giras una botella y a quien le toque la boca tiene que besar a quien le toque la parte de abajo.
— Entonces no jugaré. — Sentenció Midoriya con la cara más roja que un tomate maduro. Uraraka estaba sentada junto a él.
— ¡Verdad o reto! — Gritaron Ashido, Tooru y Kiri.
— ¿Quién empieza? — De nuevo la alien rosada.
— ¡Yo! — La invisible estaba tan eufórica como siempre. — Mmm... ¡Todoroki!
— Reto. — Respondió el bicolor, quien tenía a Momo recargando su cabeza en el hombro de su contrario.
— Te reto a que le des un beso a Yaomomo.
— ¿Y si mejor jugamos siete minutos en el paraíso? — Propuso el pervertido de Mineta.
— ¿Y tú qué haces aquí, kero?
— Quiero ver los retos.
— Mientras no propongas nada, está bien. — Respondió Deku.
— ¡Oigan!, Todoroki-kun debe hacer el reto.
— No haré eso. — Estaba sonrojado.
— ¡Anda! Un reto es un reto. — Continuó Tooru.
— ... De acuerdo. — La azabache volteó su cabeza y él le dio un beso corto.
— ¡Debe durar mínimo cinco segundos!
— Nunca dijeron tiempo. — Contraatacó el hetero cromático.
— Bien, siguiente. ¡Kami...! ¿Dómde está? — Preguntó Mina, pues el eléctrico ya no se encontraba con ellos.
— Ha de haber ido a los dormitorios. No se preocupen.

Mientras tanto él...
— ¿KyoJi? — Tocó la puerta de los dormitorios.
— ¿Hmm? — La ojinegra se levantó de la cama, realmente estaba estaba dormida. — ¿Qué haces aquí? — Cuestionó mientras tallaba su ojo izquierdo.
— Vine a verte. Creí que te había pasado algo.
— ¿Y no crees que si me hubiera pasado algo, ya habrían avisado al sensei?
— ... Cierto. Pero, ¿por qué no estás allá?
— Quiero descansar.
— ¿Quieres ir al bosque un rato? — Preguntó con un brillo en los ojos.
— No lo sé...
— ¡Vamos, será divertido!
— ... De acuerdo. PERO, antes me cambiaré. — Ya que se encontraba en pijama, para más comodidad.
— Ok. Te espero.
— Gracias.

Se cambió la pijama por una blusa blanca con estampado de nota músical y un short hasta los muslos color café, con tennis negros.

— Listo. — Salió y se sonrojó un poco porque la vista del chico se situaba en sus piernas. — Oye, mi cara está aquí arriba. — Dijo ya un poco irritada.
— Oh, perdón. — Respondió igualmente sonrojado.
— ¿Y...?, ¿a dónde quieres ir?
— ¿Al bosque? Es el único lugar al que podemos ir.
— Tal vez... ¿A la montaña? — Señaló detrás de él, pero realmente no era una montaña. Sino un pequeño cerro.
— No está muy lejos. — Comentó rancándose la nuca.
— Bien, pues vamos. Tenemos casi dos horas para ir y venir.
— Pues vamos. — Declaró sonriente.

Comenzaron a caminar, pero Kaminari se acercaba cada vez más a ella, poniéndola nerviosa y algo incómoda.

Finalmente llegaron y, para su sorpresa, al llegar pudieron apreciar el acercamiento de una estrella fugaz. El acontecimiento los hizo sorprenderse a ambos, pero la mejor vista se la llevó él, ya que al pasar la estrella, miró a Jirou de reojo.

El poderoso brillo de aquel cuerpo luminoso impactaba en el blanquecino rostro de la chica, lo que provocaba un brillo increíble en sus ojos y otorgaba pureza a su sincera aunque pequeña sonrisa.

El chico quedó maravillado con tal vista, tanto que no pudo resistir las ganas de tomarla de la mano. La de los lóbulos al sentir el tacto del rubio sobre su mano izquierda, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.

Sin más preámbulos ni diálogos, el ojiámbar la acercó hasta sus labios y depositó un tierno pero deseoso beso...

Bajo la misma luna. [KamiJirou].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora